Sábado 11 de octubre de 1997. 18 hs. Hall de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (48 e/6 y 7).
HUMANISMO Y ÉTICA REVOLUCIONARIA.
Diana Kordon.
Guillermo Cieza:
Buenas tardes. Empezamos la clase ocho de la Cátedra Ernesto Che Guevara. El tema de hoy es "Humanismo y ética revolucionaria". Estará a cargo de los docentes Diana Kordon y del padre Eliseo Morales.
En esta semana de octubre, un 8 de octubre nació en Lobos Juan Domingo Perón, dirigente antioligárquico y antiimperialista, fundador de un movimiento que dejara marcada la Argentina a partir de la década del 40. Un movimiento que, lamentablemente, hoy ha tenido hijos mal nacidos. Un 8 de octubre, también, pero de 1967, era apresado el comandante Ernesto Che Guevara y asesinado al día siguiente. En este mes de octubre, pero de este año, un tribunal español dice y determina lo que todos sabíamos: que los militares son responsables de genocidio; y pide la captura de diez militares vinculados a la Escuela de Mecánica de la Armada y a los llamados vuelos de la muerte.
Empezamos, entonces, el tema de esta tarde, que es "Humanismo y ética revolucionaria", con la profesora Diana Kordon, que es médica psiquiátrica, militante desde el comienzo de la dictadura en derechos humanos junto a las Madres de Plaza de Mayo, coordinadora del grupo de asistencia psicológica de Madres de Plaza de Mayo hasta 1990, y sigue presentándose...
Diana Kordon:
Bueno, me cortaron la mitad así que... primero, buenas tardes a todos. Desde ya, quiero agradecer muchísimo, es un honor para mí estar invitada a hablar en las Cátedras Ernesto Che Guevara, por lo que significa para Latinoamérica el Che Guevara, por lo que significa para la revolución latinoamericana, para la revolución argentina, el comandante Guevara, y también para lo que significa para mí como miembro de una generación que fuimos jóvenes durante la época del Che Guevara, que fuimos jóvenes en los comienzos de la Revolución Cubana, y que quedamos marcados para siempre por su presencia. Por eso quería agradecer esta invitación. Por otra parte, termino con mi presentación. Simplemente, les cuento que soy co-autora de los libros que he hecho con la gente con la que hemos trabajado en esta temática, y seguimos trabajando también en la época actual, contra la impunidad y contra la represión, desde los ámbitos de la institución Liberpueblo y desde el Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial; soy co-autora de los libros Efectos psicológicos de la represión política, que lo hemos sacado en el año 86, y del libro La impunidad, una perspectiva psicosocial y clínica, que hemos sacado en el año 1995. Pero además soy una militante, como seguramente deben ser muchos de los que están aquí presentes, comprometidos con nuestra patria. Les confieso, ya que por ahora estoy sola y tengo un poquito de tiempo, que no es sencillo, pensaba que iba a estar con varios en la mesa y siento una responsabilidad grande, estar un poco sola, acompañada del coordinador de la mesa, de modo que tendré que afrontar y empezar a plantear algunos temas.
Yo había decidido tomar, desde ya, una parcialidad de lo que acá me habían planteado como problemática a abordar, precisamente dado el problema del tiempo y porque, indudablemente, esta problemática sintetiza los problemas del pasado, del presente y del futuro para nuestros países. En verdad, en este momento no podría dejar de plantear, antes que nada, que en un mes en el que nos están imponiendo como única alternativa de una democracia formal estas elecciones, elecciones que creo que, efectivamente, responden no a una posibilidad de elegir del pueblo argentino sino a una opción que hoy están dando las clases dominantes, creo que por las paradojas actuales del mundo tenemos en este mes de octubre, este mes electoral, y tenemos simultáneamente dos hechos que me parece que muestran la continuidad de la historia de los últimos 30 años. Por una parte miles, por no decir millones, de jóvenes y miles de personas conmemorando de una u otra manera el aniversario del Che Guevara, y expresando algo sobre lo cual después me gustaría referirme un momentito, pero homenajeando de las más diversas formas el aniversario del Che Guevara. Y simultáneamente tenemos, en este mes de octubre, la visita del enemigo principal de los pueblos de América Latina, que es Clinton. Creo que esto muestra una de las paradojas y de las contradicciones que hace que pensemos que los problemas que tuvo que afrontar el Che Guevara en su época siguen siendo los problemas que hoy afectan a la sociedad argentina. Bueno, desde ya que, como muchos otros, creo que tenemos que buscar la forma de que el representante del imperialismo norteamericano cuando llegue a la Argentina se pueda encontrar con la repulsa de nuestro pueblo, a pesar de lo que quieran imponernos desde arriba.
Y la segunda cuestión a la que me quería referir, y que creo que tiene que ver también con esta problemática, es el problema de la vigencia actual del Che Guevara. ¿Por qué 30 años después su figura, su presencia conmueve hasta tal punto nuestra sociedad y está conmoviendo al mundo entero?. Indudablemente habría una primer cuestión para señalar, que es lo que, probablemente estaremos muchos de los que estamos acá de acuerdo, que es el hecho de que se intenta banalizar la figura del Che Guevara. Se ha llegado al punto en el cual el Che Guevara se ha constituído en un fetiche tal que hasta las clases dominantes y hasta el gobierno argentino ha resuelto poner la figura del Che en la moneda argentina. Creo que es nada más y nada menos que el intento de fetichización de un héroe de los pueblos. Creo que también hay un aspecto con el cual se intenta banalizar su figura que es, y que abarca incluso a sectores del llamado progresismo, no sé qué términos usar exactamente, que nos proponen pensar en el Che Guevara como un idealista romántico, que nos proponen pensar en el Che Guevara como solamente el constructor de utopías. Creo que esto es lo que muchos nos plantean en relación a la figura del Che. Pero el problema es que nos plantean esto, y creo que ahí está la cuestión, frente a un hecho consumado, que es que, independientemente de cómo se intenta banalizar y fetichizar su presencia, el problema es por qué está presente. Porque indudablemente no son las clases dominantes las que han querido que el Che Guevara esté presente en la memoria de nuestro pueblo y en la memoria de América Latina. Si está presente habría, y tenemos la necesidad, de investigar por qué está presente su figura, no sólo por qué la intentan banalizar. Y entiendo que está presente porque después de décadas de derrota de la lucha obrera y popular, de derrota de la lucha revolucionaria en América Latina, reaparecen bajo distintas formas, reaparecen, digamos, de manera, en algunos casos casi esbozada, nuevos movimientos populares, reaparece el ansia de rebelión, reaparece la necesidad de buscar nuevas formas para abrir un cauce revolucionario en nuestra América Latina y en la Argentina. Creo que esta es la razón de fondo por la cual hoy está presente para el pueblo argentino el Che Guevara, y para los latinoamericanos. Más diría, creo que hay una situación en el mundo diferente que, después de un retroceso gigantesco, después de haberse impuesto durante años la idea del mundo uno, después de haberse impuesto la idea de que el capitalismo era la única forma definitiva para el desarrollo de la humanidad, que íbamos a entrar en una nueva fase de la humanidad en la que no iba a haber otro modo de relaciones sociales entre los hombres, en que se había intentado imponer, sin aparición de nuevas propuestas, la idea, desde distintos planos, la idea de la globalización, la teoría de la globalización con toda la (...) que, por supuesto, todavía tiene, ocultando que esa idea de la globalización es una idea que, en realidad, escamotea el hecho de que sigue habiendo países oprimidos y países opresores, que existen todavía explotadores y explotados; después de una época en la que, en el campo de la cultura, tenía primacía absoluta las ideas de la posmodernidad y las ideas de que había una posibilidad de ser libre para el sujeto dentro de este sistema, y la hegemonía de las ideas por las cuales la única forma de libertad era la libertad individual, independientemente de las condiciones materiales y de las relaciones entre los hombres; algo está cambiando en todos lados. Y aparecen movimientos en todos los países que están replanteando estos problemas y van poniendo, por supuesto no tan rápido como muchos quisiéramos, pero van poniendo a la orden del día la discusión de estos nuevos problemas. Yo creo que esto es lo que está de fondo en la presencia y la vigencia actual de la lucha, de la vida y del pensamiento del Che Guevara. Desde ya, por supuesto también estaba presente la idea del fin de la historia, la famosa tesis de Fukuyama que, por supuesto, ya la ha revisado, y del fin de las ideologías.
Y creo que, también, hay otro aspecto, planteado desde otro ángulo, que también ha entrado en crisis, que sería la idea de que habría caducado el marxismo y que estamos, desde otro ángulo, en la era del posmarxismo. Y que el problema principal es que el marxismo habría acabado, dejando, entre otras cosas porque corresponde a una época perimida, y además por el dogmatismo de los marxistas. Creo que éste es otro de los problemas que está presentes en la época actual.
Yo entiendo que plantear la problemática del Che Guevara en su sentido más profundo, implica poner en discusión, debatir en el más franco espíritu de cómo vamos a construir nuevos caminos para la revolución argentina, cómo vamos a construir nuevas posibilidades para una sociedad justa en la Argentina; debatir los problemas principales de la vida y el pensamiento del Che Guevara han puesto por su propia vida y por sus propias palabras el debate. No utilizando interpretaciones solamente que hagamos, que por supuesto todos tenemos interpretaciones, pero también tomando su experiencia de vida y tomando las ideas sobre las cuales el Che Guevara fue explícito en sus escritos, en sus actos, en sus discursos y, como les decía, creo, básicamente en la coherencia de su vida.
A mí me parece que los problemas principales que pone en discusión el Che Guevara son la necesariedad y posibilidad de la lucha revolucionaria. Y creo que pone como tema de discusión y de debate la necesariedad no porque así lo elijamos los pueblos, sino porque así lo eligen quienes nos dominan y así lo eligen quienes tienen las riendas del poder en nuestros países. Pone en discusión el problema de la lucha armada revolucionaria, insisto, esto no porque sea un deseo de los pueblos, sino por el problema de las condiciones en que hay que producir los cambios y cómo los de arriba no dejan que la tortilla se dé vuelta, y ejercen la feroz violencia contra los de abajo para mantener las riendas. Creo que esto es uno de los temas que pone en discusión el Che y que nos requiere de pensar, de investigar y de practicar.
Creo que otro de los problemas que plantea el Che son las condiciones de construcción de otro poder y de otro estado. A través de su experiencia en la construcción de la Revolución Cubana, a través de toda su experiencia, él plantea una serie de problemas para la construcción del nuevo estado que, entiendo, también tienen vigencia actual.
Dentro de esto, creo que plantea la cuestión de la relación entre la vieja y la nueva sociedad en la construcción de este nuevo estado, y cómo se construye entonces una nueva sociedad y un hombre nuevo.
Y plantea, también en este sentido, la cuestión de la relación entre las condiciones objetivas y las condiciones subjetivas, tanto para la lucha revolucionaria como para la construcción del nuevo estado y para la construcción del socialismo.
Creo que, también, el Che plantea el tema de, y tenemos esta discusión que era lo que les planteaba antes, de si el marxismo-leninismo es una teoría caduca o si estando aún en la etapa del capitalismo y en la etapa del imperialismo, aún en las nuevas condiciones de la humanidad que, indudablemente, nos requiere de un espíritu creador y de investigar estas nuevas condiciones en la historia de la humanidad, sin embargo, si el marxismo-leninismo ha sido pensado para la época del capitalismo y para la época del imperialismo, no habiendo sido aún derrotado el capitalismo y el imperialismo, si esta teoría sigue teniendo vigencia o no.
Y creo que, por último, por tomar alguno de los temas que me parecen gruesos, está en discusión, también, la problemática en relación al internacionalismo proletario, tal como lo concibió y lo vivió el Che Guevara.
Me parece que estos son los temas que yo creo que nos requieren de una discusión fuerte. Y si ustedes me permiten yo quiero hacer una analogía con algo que está puesto, hoy día también, sobre el tapete, alrededor del problema de la banalización o no de la figura del Che, que es lo que ocurre con el fenómeno del zapatismo. Porque en el fenómeno actual del zapatismo me parece que también, independientemente del futuro que tenga este movimiento, el movimiento zapatista, futuro que desconocemos, de cualquier manera en este intento de banalización se nos sugiere que lo novedoso del zapatismo es la Internet o es la pipa del Subcomandante Marcos. Creo que eso es lo que intentan imponernos como la gran creación que ha tenido el zapatismo en la actualidad. Y lo que se desconoce es que la incursión del movimiento zapatista en el año 94, el movimiento armado del zapatismo, surgió a la luz pública el día que México había entrado a participar formalmente del NAFTA, es decir, de la alianza formal con los Estados Unidos. Creo que eso es lo que se oculta del zapatismo, como se oculta que el zapatismo defiende la historia de 500 años de lucha del pueblo indígena en América Latina, y no solamente del pueblo indígena, sino que además plantea el problema de las condiciones generales de México en relación a los grandes opresores, y la necesidad de una resolución del problema global tomando ellos como experiencia la experiencia que están desarrollando en Chiapas. Es decir, una experiencia particular que, simultáneamente, se propone como un ejemplo y como una experiencia para ser replanteada y retomada por el conjunto del pueblo mexicano, y en las condiciones diferentes para cada sector social y político de México. Y creo que, también, como en el caso entonces del Che Guevara, se oculta el tema de que el zapatismo no ha dejado las armas y, como han dicho recién, no las dejarán hasta tanto no se cambien las condiciones de opresión y de explotación en México. Y que, también, el zapatismo plantea el problema de cómo esa población indígena postergada y luchadora desde hace 500 años ha logrado enraizarse con este movimiento armado que hoy tenemos en México. Creo que esto es lo que también hoy está banalizado en relación, es decir, creo, señalo esto porque creo que el problema es si nosotros discutimos y vamos de cara a los problemas de fondo que aparecen en las experiencias más avanzadas de la humanidad en la lucha contra la opresión, o si tomamos los aspectos secundarios y casi intrascendentes de estas problemáticas. Fíjense que, por ejemplo acá, hace pocos días, los manifiestos que el movimiento zapatista dio en México en ocasión de la marcha sobre México han sido prácticamente ocultados por la prensa, por la publicidad oficial, por la televisión, etc., etc.
Bien, yo les decía que, y en esto les confieso que a mí me atraviesa verdaderamente una situación de emoción personal, les decía que para mí, esta generación, que conectarnos, entonces, que aproximarnos a la figura del Che implica repensar nuestra propia inserción en el mundo, repensar nuestra historia. Piensen ustedes que muchos de nosotros pensábamos que cuando tuviéramos 25 años íbamos a estar construyendo el socialismo en la Argentina. Entonces, nos plantea el problema de la inserción de nuestra propia historia y nos plantea también los problemas de nuestras contradicciones, y también los niveles de continuidad y de coherencia en nuestra propia historia personal y en nuestra historia de generación. Yo creo que el Che ocupa un lugar de modelo de identificación y de un ideal social en tanto ha sido capaz de captar los sentimientos, anhelos, aspiraciones, ideales y necesidades de millones de hombres en el mundo que viven los efectos de la opresión y la desigualdad. Ha sido capaz dentro de un colectivo, y no solamente como sujeto individual, de desentrañar y expresar estas necesidades y estos anhelos, como les decía recién, en su modo de vivir, en su acción, en sus ideas y en sus proyectos hacia el futuro. Yo creo que esto es lo que lo colocó en su época en el lugar de un ideal colectivo y es lo que hoy reinstala su vigencia.
A mí me parece profundamente atrapante pensar al Che Guevara como un hombre que reconoció y se sintió atrapado en un conjunto de contradicciones. No fue un hombre lineal y no tuvo una vida lineal, fue un hombre y un joven que vivió un conjunto de contradicciones y que, a medida que fue definiendo su vida en el camino de articular su desarrollo personal y su perspectiva personal junto, y en el medio, de los destinos de los pueblos, fue produciendo cambios en su conciencia, cambios en su modo de ver la vida, cambios en su relación con sus propios ideales, no sólo hacia el conjunto, sino en los ideales hacia sí mismo, en lo que él esperaba de sí antes de hacer todo lo que hizo, y lo que fue esperando de sí a lo largo del desarrollo de lo que él fue haciendo. Yo creo que poder pensar esto, discúlpenme pero veo que acá son la mayoría jóvenes, poder pensarlo desde las contradicciones que todos vivimos, no desde una situación lineal donde al margen de la historia decidimos un compromiso o decidimos que vamos a ser entes, sino metido en la dinámica de ir asumiendo este compromiso paso a paso y de ir involucrándose paso a paso, creo que el Che Guevara se fue transformando a sí mismo en medio de ese colectivo en el que se fue desarrollando. Y creo que esto es un elemento de su personalidad que para mí lo hace también profundamente valioso.
Creo que también lo hace valioso el poder pensar cómo él, yo soy médica y tal vez por eso también esto me parezca relevante, cómo el Che peleó contra la enfermedad. Porque no sólo tenía contradicciones en su pensamiento, su sentimiento, sino que, además, tuvo que luchar hasta el último día de su vida y cejó de luchar hasta el último día de su vida contra la enfermedad que permanentemente se le hacía presente, y que sin embargo no logró que él desistiera en ningún momento. Yo creo que el Che no cedió ni ante el enemigo ni ante la enfermedad. Yo creo que él asumió el lugar que la historia revolucionaria de América Latina espera de todo aquel que ame la revolución y se disponga a transformar el mundo, y que lo asumió, y por eso estamos hablando del Che Guevara con una estatura mayúscula.
Creo que en el comunista, en el revolucionario que reconoce la necesariedad de la lucha armada, en el estudioso e investigador de la realidad, porque permanentemente se dedicó a la investigación de la realidad, reconocemos entonces el nombre de una conciencia crítica tremenda. Porque esto es lo que también se reconoce él mismo y le reconocen todos los que con él han estado, que era un hombre de una conciencia crítica profunda, y que era un hombre de una conciencia crítica no solamente hacia el enemigo sino también crítica hacia sí mismo y hacia los procesos en los que él estaba incluido. Creo que éste es otro elemento fundamental del Che Guevara. Y en este hombre reconocemos, y nos conmueve, el joven inquieto, el joven inquisitivo y el joven rebelde que siempre estuvo presente. Me parece que su estatura fue personal, pero su proceso fue un proceso parte de una época, tal vez muy hermosa, lo digo en este caso románticamente, donde estaba al orden del día el problema de la revolución, y creo que esto es hermoso. Yo tengo, bueno, yo he sido profesora de la universidad, pero además tengo hijos, y a veces cuando en momentos muy difíciles mis chicos me decían, mami, pero cómo aguantás, etc., y bueno, porque tuve el privilegio, se lo he dicho siempre porque así lo sentía, que tuve el enorme privilegio de ser joven cuando estábamos luchando por la revolución. Y por eso sigo amado la revolución, y trato de transmitir donde esté que eso es necesario y es posible.
Yo creo que si ustedes piensan... Entonces, creo que esto es la esencia de la ética revolucionaria del Che Guevara. Ahora bien, si ustedes piensan en el problema de la cultura, si podemos pensar que la cultura es, en realidad, una síntesis de las diferentes prácticas sociales, si por ejemplo entendemos que un hecho de cultura es cómo, por ejemplo, un sujeto toma un instrumento de trabajo, porque la forma en que una persona toma un instrumento de trabajo sintetiza años de historia de la humanidad y años de historia de las relaciones sociales entre los hombres, y por eso en ese hecho de cómo toma un hombre el instrumento de trabajo en realidad se sintetizan años de cultura de la humanidad, yo creo que, en ese sentido, podemos decir que el Che Guevara fue, con mayúsculas, un intelectual, y lo digo esto en el ámbito de la universidad. Creo que fue un intelectual que supo tener el fusil en el hombro cuando fue necesario tener el fusil, que fue un intelectual que dirigió a los 200 mil milicianos que, con el motivo de Playa Girón, fueron armados en Cuba para expulsar a los yanquis y la invasión en el año 1961, y quien dirigió y organizó a los 200 mil milicianos, además del papel gigantesco que tuvo en la dirección de la lucha revolucionaria para la toma del poder, fue el comandante Che Guevara. Creo que, también, fue un intelectual como dirigente del proceso de construcción del socialismo en la reciente Revolución Cubana y supo, entonces, entender estos hechos de cultura en la sociedad urbana y traducirlos y orientarlos hacia lo que él entendía como un proyecto de construcción del hombre nuevo.
Quiero, entonces, plantear acá el problema, que sería uno de los problemas para, de los temas para los cuales hoy estaríamos convocados en este abordaje general del Che, que es el problema de la conciencia. Y el papel que jugó, para el Che Guevara, el problema de la conciencia. Creo que para esto tenemos que tener en cuenta el papel enmascarador de la ideología dominante en el capitalismo. Para tomar un ejemplo, simplemente lo que quiero decir con esto es que siempre en el régimen capitalista hay una apariencia y una ideología que sostiene esa apariencia, que oculta las leyes internas de funcionamiento de ese sistema. Creo que esto es lo que quiero decir cuando hablo de un proceso enmascarador que cumple la ideología dominante. Para tomar dos pequeños ejemplos. Uno sería esta hipótesis que antes formulaba de la libre elección en el sistema capitalista. No me estoy refiriendo solamente al problema de la libre elección en las elecciones, sino a esta cuestión, hoy tan desarrollada y de la cual el posmodernismo fue su expresión más aguda, que era la posibilidad de que ahora estamos ante una época en la que de lo que se trata es que, cada sujeto individual, después de una época de preeminencia de lo colectivo, de liquidación de las necesidades individuales, como ellos dicen, estaríamos en una época de posibilidad de libertad individual. Creo que esto es uno de los enmascaramientos que produce la ideología dominate. Y otro elemento fundamental, para tomar un ejemplo, sería cómo la ideología dominante plantea la relación patrón-asalariado como una relación de libre contratación, ocultando que el asalariado es el que produce la posibilidad de que el patrón se lleve los millones y que al asalariado no le alcance para vivir. Y esto es lo que el capitalismo nos vende en la defensa de la propiedad privada, como libre contratación entre el patrón y el asalariado. Creo que éste es uno de los problemas en relación a la ideología.
Y otro de los problemas, y en esto, discúlpenme, yo tomaría de lo que tiene que ver con mi experiencia, de aquellos temas que yo trabajo, que sería que todas las personas, en cualquier sociedad, tenemos necesidad de mantener el sentimiento de pertenencia social. Es decir, toda persona necesita sentirse parte de un conjunto, porque esto es parte de la identidad personal. Nadie puede sostener la identidad personal a lo largo del tiempo si no tiene un sentimiento de pertenencia social. Y por lo tanto la adscripción, la posibilidad de tomar como propios los ideales colectivos, es una necesidad espontánea que todos tenemos, porque todos tenemos la necesidad de sostener nuestro sentimiento de pertenencia. Lo que se nos ofrece desde el cuerpo social es que adscribamos a los ideales colectivos dominantes, para que se nos devuelva en ese sentimiento de pertenencia social. Y por lo tanto, sostener posiciones diferenciales y posiciones que no adscriban hacia los ideales colectivos dominantes resulta frecuentemente, tan frecuentemente, tan difícil, porque nos pone en cuestión el problema de cómo nos sentimos pertenecientes al cuerpo colectivo. Entonces, el problema de lo deseado, de qué es lo que se desea, se puede pensar como un problema de carácter personal, qué es lo que se desea para la vida de cada uno de nosotros, o el problema de lo que se desea y el problema del deseo -para quienes trabajan, por ahí, en todo lo que tiene que ver con las ciencias humanas éste es un tema fundamental-, el problema del deseo es siempre que lo deseado es un concepto social, nunca lo deseado puede ser leído de manera estrictamente individual, porque siempre lo deseado está vinculado a cómo nos apropiamos y nos acercamos a aquello que nos viene formulado desde la escena social.
Es decir que el ideal colectivamente articulado es fundamental en la construcción y el mantenimiento de un determinado sistema. Les decía, entonces, que por ejemplo, en la sociedad capitalista es de suponer que si el único, la libertad fundamental que está planteada es la sagrada libertad de la propiedad privada, por lo tanto los ideales colectivos que se van a proponer van a ser ideales profundamente individualistas, y las personas, aunque no puedan acceder, eso es parte de las contradicciones que vivimos actualmente, porque se proponen ideales profundamente individualistas pero simultáneamente hay una materialidad que hasta niega la posibilidad de que esos ideales individualistas, que este marco social nos proponga, se puedan acceder. Por decirlo rápidamente, si a un pibe se le propone que tiene que usar marca de pantalones tal, y que tiene que usar tal y tal cosa, y tales zapatillas, etc., y en realidad un par de zapatillas cuesta lo que se está pagando hoy como jubilación, o dos pares de zapatillas, con dos pares de zapatillas no se cubre lo que se le paga a un jubilado, ni siquiera ese ideal individualista que esta sociedad propone llega a poder ser abastecido. Esto es lo que nos propone esta sociedad. Y por lo tanto, el Che propone otro tipo de ideales sociales y también otro modo de conectarse con esos ideales sociales, no solo, no porque niegue la existencia del individuo, no porque niegue las necesidades personales, sino porque considera que la realización de cualquier hombre, la realización profunda, personal, mayor, para cualquier hombre es la realización en el ideal colectivo y en los ideales solidarios. Es decir que él propone ideales colectivos y simultáneamente propone, como una forma de realización en lo personal, la posibilidad de adscribir a estos ideales colectivos de solidaridad, sentirse parte de un conjunto y sentir que la realización personal pasa por atender a las necesidades del conjunto. Y que ahí se puede realizar en su mayor plenitud el sujeto. Es decir que no es que descarta que el sujeto se tenga que alienar o que plantee el problema de la alienación del individuo en la sociedad, sino que plantea el problema de la construcción de otro individuo y de la necesidad de que ese individuo se sienta verdaderamente parte de lo que necesitan los otros, y que se sienta parte de la necesidad de abastecer las necesidades del conjunto.
Yo creo que el Che nos propone simultáneamente un modelo cuestionador, rebelde frente al orden instituido, nos propone no aceptar el ya dicho social en este profundo espíritu crítico que tiene. Y nos propone, y en particular nos propone aún a quienes trabajamos en el terreno de la cultura, en el terreno de la universidad, etc., no asumir una posición de exterioridad en relación al movimiento social, sino que nos propone ser parte de ese movimiento social y poner nuestros instrumentos teóricos y técnicos al servicio de ese movimiento social. Y esto lo digo porque también está de moda, empezando por los expresos intelectuales orgánicos de este sistema, la cuestión de los analistas. Los analistas, los que desde afuera del mundo y de lo que pasa en el mundo, y por afuera de un compromiso, definen dónde está el bien, dónde está el mal, dónde está lo justo, dónde está lo injusto, etc., etc., etc. Es decir, este tema de que el intelectual está más allá de la lucha social y política. El Che nos propone este otro modelo. Creo que esto también es pertinente para este espacio que estamos compartiendo.
Bien, en relación a los problemas de los estímulos materiales, etc., que están planteados para hoy, yo quería señalar que entiendo que la construcción del socialismo, ya planteados estos temas en relación a la construcción del socialismo, ya que en este período es cuando el Che lo va planteando, aunque ya el problema del hombre nuevo él lo va perfilando previamente, no va a depender sólo de la cuestión entre la diferencia entre una moral burguesa y una moral proletaria. No porque no exista una profunda diferencia entre una moral burguesa y una moral proletaria sino porque para el Che el socialismo no es un régimen utópico basado en valores morales, como la verdad, la justicia o la bondad, para el Che la construcción del socialismo corresponde a un período histórico basado en la relación entre el desarrollo de la producción y de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Y planteado esto, habiendo una apoyatura en los procesos objetivos, es decir, en las contradicciones entre el desarrollo de la producción y las relaciones de apropiación, sobre esta base de esta contradicción él plantea que existe una dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo. Y en esta relación, entonces, adquiere una enorme importancia el rol que él otorga al papel de la conciencia y la revolucionarización. Y es así, si ustedes leen los discursos en los que el Che les habla a los campesinos, a los obreros como ministro de Industria, a los arquitectos en los congresos de arquitectos, a los médicos, etc., etc., permanentemente plantea el problema de la necesidad del desarrollo de la conciencia y de la revolucionarización para la construcción del socialismo.
Él plantea que los cambios en la conciencia, la necesidad de la construcción del hombre nuevo, por supuesto concebida como sujeto y producto social, se dan, de acuerdo a él, en un proceso de lucha, dado que reconoce la persistencia del viejo modelo y la necesidad de combatirlo permanentemente. Es decir que el Che plantea que persiste lo viejo en la construcción de lo nuevo. Éste es un tema que enseguida voy a plantear en relación a la relación entre estímulo material y estímulo moral. Pero él plantea que esto, y hasta ahí llega el Che a plantear que lo viejo sigue presente en lo nuevo, que en la construcción, él dice, en la construcción del socialismo persisten las lacras de lo anterior. Personalmente creo que en la historia de la humanidad, y creo que esto ha sido también silenciado por las clases dominantes, acá en la Argentina y también en el mundo, yo creo que en esto ha avanzado en el desarrollo de anudar el problema de qué cosas han ocurrido en el mundo en los últimos 30 años, y en el problema de qué es lo que pasa entre lo viejo y lo nuevo creo que hay que pensar también los aportes de Mao Tse-tung en el sentido de cómo persiste durante la construcción del socialismo la lucha de clases, y cómo persiste la lucha entre lo que sería el pensamiento de la burguesía y el pensamiento del proletariado. No solamente el pensamiento sino cómo sigue la lucha entre la burguesía y el proletariado durante la construcción del socialismo. Pero creo que el Che plantea, entonces, en su época ya, una cuestión de fondo, que es esta persistencia de lo viejo y de lo nuevo, y por eso el problema de la conciencia y el problema de la discusión del trabajo voluntario, de los estímulos morales, adquiere tantísima importancia. De esta manera, la realización del trabajo voluntario en la construcción del socialismo y la promoción de los estímulos morales en la nueva sociedad adquiere un papel fundamental.
El trabajo voluntario, piensen ustedes que comenzó en el año 1959, es decir, antes de un año de comenzada la Revolución Cubana. El Che personalmente participó en el trabajo voluntario. Fue poco tiempo después de la muerte de Camilo Cienfuegos, que había muerto, como ustedes sabrán, en un accidente de aviación, que fue uno de los cuatro comandantes principales de la Revolución Cubana, que fue una pérdida terrible para, creo yo, para el movimiento revolucionario cubano, la de Camilo. Creo que Camilo había muerto en septiembre del 59, y en diciembre del 59 se construye con trabajo voluntario la primera escuela Camilo Cienfuegos de Cuba. Éste es el comienzo del trabajo voluntario en Cuba. El trabajo voluntario, como lo formula el Che, no tiene, desde el punto de vista económico, una importancia tan grande. No tiene, desde el punto de vista del factor económico, una importancia tan grande. Pero es un elemento de conciencia, plantea él, y es parte de la lucha contra la división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, contra la diferencia de clases, es una expresión genuina de una actitud comunista hacia el trabajo, dice el Che Guevara. Es decir que en este problema del trabajo voluntario plantea el gran problema que hace, no al pasado, que hace al futuro de la construcción de una nueva sociedad, que es cómo se elimina la diferencia entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, porque mientras haya diferencia entre el trabajo intelectual y el trabajo manual inevitablemente va a haber una tendencia a que haya un sector que mande y dirija y otro sector que sea dirigido, y esto lleva en sí el germen de la posibilidad de la restitución capitalista. Creo que éste es un problema importantísimo, también, hacia el futuro, que plantea el Che.
Y si ustedes me permiten una disgresión, ya que por ahora estoy sola, les voy a dar un pequeño ejemplo que, a veces, aparece difícil de fundamentar ante las enormes camadas de estudiantes universitarios hoy en día. Yo les digo, porque esto yo lo tenía que discutir con mis ayudantes en la cátedra, y lo discutíamos muchísimo, que es el problema, aunque les parezca mentira, de la bandera del ingreso irrestricto en la universidad, a la nuestra me refiero. Porque el problema del ingreso irrestricto a la universidad plantea esto. Porque en este sistema, si no hay ingreso irrestricto en la universidad, los que entran son los hijos de los que pueden. Ése es el problema. Y esto plantea, aunque sea en un pequeño esbozo, aunque sea en un pequeño problema, y creo que no hay que desestimarlo, plantea el problema de la diferencia de clases. Y plantea si nosotros queremos una universidad al servicio de los intereses del pueblo o queremos una universidad al servicio de los intereses de las clases dominantes y ser intelectuales que cumplamos con el encargo de las clases dominantes. Fíjense cómo a veces en un pequeño matiz está en discusión estos problemas de fondo, como el problema del ingreso irrestricto. Y de paso plantear otro problema que, en esta idea que plantea el Che del problema de la crítica y del problema de ir a fondo en la investigación de la realidad, yo les planteo que quienes son estudiantes tienen el derecho y el deber de ser partícipes hasta las últimas instancias de las construcciones de los planes de estudio en la universidad. No es cierto que los que sabemos somos los docentes para imponer los planes de estudio. Los planes de estudio tienen que ser discutidos por todos los que estamos en la universidad trabajando, y los estudiantes, discúlpenme que me ponga en profesora ciruela, pero yo creo que el papel que tiene el movimiento estudiantil en el sentido de discutir los grandes lineamientos para el contenido de la enseñanza es un papel que ningún profesor, por más versado que sea, puede cumplir. Es una obligación y un derecho del movimiento estudiantil.
Vuelvo al tema del Che. Entonces, lo que les decía es que en relación a este problema, entonces, del trabajo voluntario, de los estímulos morales, les decía que, entonces, en una sociedad donde los medios fundamentales de producción son de propiedad social, el trabajo voluntario y los estímulos morales son una forma de creación de conciencia, como aporte individual y colectivo, son una forma de establecer nuevos ideales sociales que reconozcan la satisfacción de la necesidad del conjunto. Es decir, volviendo a lo que planteábamos antes, creo que el tema es que si concebimos que los deseos y los ideales colectivos son propiedad del conjunto, el problema del trabajo voluntario, el problema de poner el esfuerzo máximo -ustedes saben que el trabajo voluntario se hacía los sábados y domingos, no era simplemente cuando se iba con camadas a trabajar los estudiantes, por ejemplo, y en vacaciones, a la zafra, etc., etc., sino que también se hacía trabajo voluntario sábados y domingos-, entonces, en este problema del trabajo voluntario, en esta cuestión de la discusión de los estímulos morales, está la cuestión de cómo se instituyen nuevos paradigmas, cómo se instituye una nueva forma de asumir ideales colectivos, y de cómo el sujeto se vincula con esos ideales colectivos.
Y también se plantea otro problema, en la construcción de este nuevo modelo, si el trabajo pasa a ser un trabajo que no tienda a esclavizar al hombre, que ya no tienda, y se pelee para que el trabajo no sea una forma de alienar al sujeto. Por lo tanto, el trabajo puede ser concebido, también, como una forma grata de satisfacción de los deseos personales y la solidaridad del trabajo, y la solidaridad y la construcción colectiva pasa a ser un deseo colectivamente articulado. Creo que esto es un elemento importante. Y se podrá criticar que, en ese sentido, y seguramente es cierto, tal vez en una cierta como superevaluación de este problema del trabajo voluntario o el estímulo moral, no sé, habría pecado el Che de un excesivo voluntarismo, porque eso es lo que se le critica, que tenía un excesivo voluntarismo. Es probable que tuviera un excesivo voluntarismo, bueno, pero yo creo que en esta época, y con los ideales colectivos que a nosotros nos promueven, con estos ideales colectivos que (...) puede hablar del estado de placer individual, etc., etc., ese excesivo voluntarismo, en realidad, no viene mal, la voluntad de afirmar ideales colectivos de justicia y de igualdad y de solidaridad creo que, en verdad, vale la pena mantenerlos y reivindicarlos.
Y dentro de esto está la cuestión de que en relación al problema de que durante el socialismo, dice, en la discusión alrededor del problema de los estímulos materiales y de los estímulos morales, el Che plantea la cuestión de que en esta época, dice, cuando comenzamos, todavía tenemos que dar algunos estímulos materiales, porque todavía no podemos solamente dar estímulos morales. Pero lo que él plantea es que el estímulo material también debe ser un estímulo material que sea de carácter social. Entonces, dice, aunque tengamos que dar un premio material, demos un hospital, demos una escuela, demos un estímulo material que igual satisfaga las necesidades del conjunto y que no sea un estímulo material de carácter estrictamente individual. Y esto que plantea el Che, les recuerdo que no es un problema secundario, porque él entra en debate, no es que él lo plantea sin debate, este es un tema que está en debate, porque está en debate en una época que, bueno, para la mayoría de ustedes debe ser totalmente ajeno, pero está en debate lo que sería en la teoría de Liberman en la Unión Soviética, que planteaba la necesidad de volver a los estímulos materiales. Y por lo tanto el Che Guevara plantea esta problemática en relación a un tema que está en debate en esta época. Es decir, lo plantea en contraposición a la teoría de los estímulos materiales. Yo quisiera leerles un pequeño párrafo en el que él dice: Y éstas son dos cosas que constantemente van chocándose y van integrándose dialécticamente en el proceso de construcción del socialismo. Por un lado, los estímulos materiales necesarios, porque salimos de una sociedad que no pensaba nada más que en estímulos materiales, y construimos una sociedad nueva sobre la base de aquella vieja sociedad con toda una serie de traslados en la conciencia de la gente de aquella vieja sociedad, y porque no tenemos lo suficiente todavía para dar a cada cual según su necesidad -piensen que en el socialismo todavía está la consigna de a cada cual según su trabajo-, por eso el interés material, sigue diciendo el Che, estará presente durante un tiempo en el proceso de construcción del socialismo. Pero precisamente la acción del partido de vanguardia, dice, es la de levantar al máximo la bandera opuesta, la del interés moral, la del estímulo moral, la de los hombres que luchan y se sacrifican y no esperan otra cosa que el reconocimiento de sus compañeros, no esperan otra cosa que la sanción que ustedes han dado hoy a los compañeros eligiéndolos para formar parte del partido unido de la revolución. Éstas son palabras del Che Guevara. Yo creo que estos temas son temas fundamentales.
Quiero señalar, también, que el Che plantea el problema de la necesidad, para Cuba, de elegir un camino independiente. Éste es otro tema que no hace a un problema del pasado. Porque ustedes me dirán, bueno, pero ya, digamos, que se acabó lo que se llamaba el mundo socialista, y por lo tanto éste es un problema que hace estrictamente al pasado. Creo que el problema es que después de la caída del Muro de Berlín y de la caída de lo que, en mi opinión, ya no era el socialismo en el mundo, desde ya que ésta es una opinión personal, de cualquier manera éste es un problema que está al orden del día. Porque el problema que está planteado es ¿se puede hacer la revolución con un camino independiente, se puede hacer la revolución hoy en día no contando con el llamado apoyo de otros y hacer este camino independiente?. Ésta es una discusión, por lo tanto, que yo creo que atañe al presente. Está de más decir que, como sé que soy media de arengar o algo así, está de más decir que se imaginan cuál es mi opinión.
Bueno, yo creo que asumir la capacidad y la necesidad de la rebelión ante la injusticia y la opresión, considerar que la lucha por el cambio revolucionario del poder no sólo es posible sino que es posible y necesaria, es un desafío que nos permite encontrarnos con el verdadero ejercicio de nuestra libertad. Y si ustedes me permiten, acá tomo una definición de libertad que es la que propone Engels, que yo comparto. Él define la libertad como la conciencia de la necesidad colectivamente concebida. Yo entiendo que la herencia de la ética del Che, y que la herencia del verdadero humanismo del Che, es aportar lo máximo, dentro de lo que cada uno de nosotros podamos, para hacer la revolución y para poder concebir que es posible construir este hombre nuevo.
Bueno, me cortaron la mitad así que... primero, buenas tardes a todos. Desde ya, quiero agradecer muchísimo, es un honor para mí estar invitada a hablar en las Cátedras Ernesto Che Guevara, por lo que significa para Latinoamérica el Che Guevara, por lo que significa para la revolución latinoamericana, para la revolución argentina, el comandante Guevara, y también para lo que significa para mí como miembro de una generación que fuimos jóvenes durante la época del Che Guevara, que fuimos jóvenes en los comienzos de la Revolución Cubana, y que quedamos marcados para siempre por su presencia. Por eso quería agradecer esta invitación. Por otra parte, termino con mi presentación. Simplemente, les cuento que soy co-autora de los libros que he hecho con la gente con la que hemos trabajado en esta temática, y seguimos trabajando también en la época actual, contra la impunidad y contra la represión, desde los ámbitos de la institución Liberpueblo y desde el Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial; soy co-autora de los libros Efectos psicológicos de la represión política, que lo hemos sacado en el año 86, y del libro La impunidad, una perspectiva psicosocial y clínica, que hemos sacado en el año 1995. Pero además soy una militante, como seguramente deben ser muchos de los que están aquí presentes, comprometidos con nuestra patria. Les confieso, ya que por ahora estoy sola y tengo un poquito de tiempo, que no es sencillo, pensaba que iba a estar con varios en la mesa y siento una responsabilidad grande, estar un poco sola, acompañada del coordinador de la mesa, de modo que tendré que afrontar y empezar a plantear algunos temas.
Yo había decidido tomar, desde ya, una parcialidad de lo que acá me habían planteado como problemática a abordar, precisamente dado el problema del tiempo y porque, indudablemente, esta problemática sintetiza los problemas del pasado, del presente y del futuro para nuestros países. En verdad, en este momento no podría dejar de plantear, antes que nada, que en un mes en el que nos están imponiendo como única alternativa de una democracia formal estas elecciones, elecciones que creo que, efectivamente, responden no a una posibilidad de elegir del pueblo argentino sino a una opción que hoy están dando las clases dominantes, creo que por las paradojas actuales del mundo tenemos en este mes de octubre, este mes electoral, y tenemos simultáneamente dos hechos que me parece que muestran la continuidad de la historia de los últimos 30 años. Por una parte miles, por no decir millones, de jóvenes y miles de personas conmemorando de una u otra manera el aniversario del Che Guevara, y expresando algo sobre lo cual después me gustaría referirme un momentito, pero homenajeando de las más diversas formas el aniversario del Che Guevara. Y simultáneamente tenemos, en este mes de octubre, la visita del enemigo principal de los pueblos de América Latina, que es Clinton. Creo que esto muestra una de las paradojas y de las contradicciones que hace que pensemos que los problemas que tuvo que afrontar el Che Guevara en su época siguen siendo los problemas que hoy afectan a la sociedad argentina. Bueno, desde ya que, como muchos otros, creo que tenemos que buscar la forma de que el representante del imperialismo norteamericano cuando llegue a la Argentina se pueda encontrar con la repulsa de nuestro pueblo, a pesar de lo que quieran imponernos desde arriba.
Y la segunda cuestión a la que me quería referir, y que creo que tiene que ver también con esta problemática, es el problema de la vigencia actual del Che Guevara. ¿Por qué 30 años después su figura, su presencia conmueve hasta tal punto nuestra sociedad y está conmoviendo al mundo entero?. Indudablemente habría una primer cuestión para señalar, que es lo que, probablemente estaremos muchos de los que estamos acá de acuerdo, que es el hecho de que se intenta banalizar la figura del Che Guevara. Se ha llegado al punto en el cual el Che Guevara se ha constituído en un fetiche tal que hasta las clases dominantes y hasta el gobierno argentino ha resuelto poner la figura del Che en la moneda argentina. Creo que es nada más y nada menos que el intento de fetichización de un héroe de los pueblos. Creo que también hay un aspecto con el cual se intenta banalizar su figura que es, y que abarca incluso a sectores del llamado progresismo, no sé qué términos usar exactamente, que nos proponen pensar en el Che Guevara como un idealista romántico, que nos proponen pensar en el Che Guevara como solamente el constructor de utopías. Creo que esto es lo que muchos nos plantean en relación a la figura del Che. Pero el problema es que nos plantean esto, y creo que ahí está la cuestión, frente a un hecho consumado, que es que, independientemente de cómo se intenta banalizar y fetichizar su presencia, el problema es por qué está presente. Porque indudablemente no son las clases dominantes las que han querido que el Che Guevara esté presente en la memoria de nuestro pueblo y en la memoria de América Latina. Si está presente habría, y tenemos la necesidad, de investigar por qué está presente su figura, no sólo por qué la intentan banalizar. Y entiendo que está presente porque después de décadas de derrota de la lucha obrera y popular, de derrota de la lucha revolucionaria en América Latina, reaparecen bajo distintas formas, reaparecen, digamos, de manera, en algunos casos casi esbozada, nuevos movimientos populares, reaparece el ansia de rebelión, reaparece la necesidad de buscar nuevas formas para abrir un cauce revolucionario en nuestra América Latina y en la Argentina. Creo que esta es la razón de fondo por la cual hoy está presente para el pueblo argentino el Che Guevara, y para los latinoamericanos. Más diría, creo que hay una situación en el mundo diferente que, después de un retroceso gigantesco, después de haberse impuesto durante años la idea del mundo uno, después de haberse impuesto la idea de que el capitalismo era la única forma definitiva para el desarrollo de la humanidad, que íbamos a entrar en una nueva fase de la humanidad en la que no iba a haber otro modo de relaciones sociales entre los hombres, en que se había intentado imponer, sin aparición de nuevas propuestas, la idea, desde distintos planos, la idea de la globalización, la teoría de la globalización con toda la (...) que, por supuesto, todavía tiene, ocultando que esa idea de la globalización es una idea que, en realidad, escamotea el hecho de que sigue habiendo países oprimidos y países opresores, que existen todavía explotadores y explotados; después de una época en la que, en el campo de la cultura, tenía primacía absoluta las ideas de la posmodernidad y las ideas de que había una posibilidad de ser libre para el sujeto dentro de este sistema, y la hegemonía de las ideas por las cuales la única forma de libertad era la libertad individual, independientemente de las condiciones materiales y de las relaciones entre los hombres; algo está cambiando en todos lados. Y aparecen movimientos en todos los países que están replanteando estos problemas y van poniendo, por supuesto no tan rápido como muchos quisiéramos, pero van poniendo a la orden del día la discusión de estos nuevos problemas. Yo creo que esto es lo que está de fondo en la presencia y la vigencia actual de la lucha, de la vida y del pensamiento del Che Guevara. Desde ya, por supuesto también estaba presente la idea del fin de la historia, la famosa tesis de Fukuyama que, por supuesto, ya la ha revisado, y del fin de las ideologías.
Y creo que, también, hay otro aspecto, planteado desde otro ángulo, que también ha entrado en crisis, que sería la idea de que habría caducado el marxismo y que estamos, desde otro ángulo, en la era del posmarxismo. Y que el problema principal es que el marxismo habría acabado, dejando, entre otras cosas porque corresponde a una época perimida, y además por el dogmatismo de los marxistas. Creo que éste es otro de los problemas que está presentes en la época actual.
Yo entiendo que plantear la problemática del Che Guevara en su sentido más profundo, implica poner en discusión, debatir en el más franco espíritu de cómo vamos a construir nuevos caminos para la revolución argentina, cómo vamos a construir nuevas posibilidades para una sociedad justa en la Argentina; debatir los problemas principales de la vida y el pensamiento del Che Guevara han puesto por su propia vida y por sus propias palabras el debate. No utilizando interpretaciones solamente que hagamos, que por supuesto todos tenemos interpretaciones, pero también tomando su experiencia de vida y tomando las ideas sobre las cuales el Che Guevara fue explícito en sus escritos, en sus actos, en sus discursos y, como les decía, creo, básicamente en la coherencia de su vida.
A mí me parece que los problemas principales que pone en discusión el Che Guevara son la necesariedad y posibilidad de la lucha revolucionaria. Y creo que pone como tema de discusión y de debate la necesariedad no porque así lo elijamos los pueblos, sino porque así lo eligen quienes nos dominan y así lo eligen quienes tienen las riendas del poder en nuestros países. Pone en discusión el problema de la lucha armada revolucionaria, insisto, esto no porque sea un deseo de los pueblos, sino por el problema de las condiciones en que hay que producir los cambios y cómo los de arriba no dejan que la tortilla se dé vuelta, y ejercen la feroz violencia contra los de abajo para mantener las riendas. Creo que esto es uno de los temas que pone en discusión el Che y que nos requiere de pensar, de investigar y de practicar.
Creo que otro de los problemas que plantea el Che son las condiciones de construcción de otro poder y de otro estado. A través de su experiencia en la construcción de la Revolución Cubana, a través de toda su experiencia, él plantea una serie de problemas para la construcción del nuevo estado que, entiendo, también tienen vigencia actual.
Dentro de esto, creo que plantea la cuestión de la relación entre la vieja y la nueva sociedad en la construcción de este nuevo estado, y cómo se construye entonces una nueva sociedad y un hombre nuevo.
Y plantea, también en este sentido, la cuestión de la relación entre las condiciones objetivas y las condiciones subjetivas, tanto para la lucha revolucionaria como para la construcción del nuevo estado y para la construcción del socialismo.
Creo que, también, el Che plantea el tema de, y tenemos esta discusión que era lo que les planteaba antes, de si el marxismo-leninismo es una teoría caduca o si estando aún en la etapa del capitalismo y en la etapa del imperialismo, aún en las nuevas condiciones de la humanidad que, indudablemente, nos requiere de un espíritu creador y de investigar estas nuevas condiciones en la historia de la humanidad, sin embargo, si el marxismo-leninismo ha sido pensado para la época del capitalismo y para la época del imperialismo, no habiendo sido aún derrotado el capitalismo y el imperialismo, si esta teoría sigue teniendo vigencia o no.
Y creo que, por último, por tomar alguno de los temas que me parecen gruesos, está en discusión, también, la problemática en relación al internacionalismo proletario, tal como lo concibió y lo vivió el Che Guevara.
Me parece que estos son los temas que yo creo que nos requieren de una discusión fuerte. Y si ustedes me permiten yo quiero hacer una analogía con algo que está puesto, hoy día también, sobre el tapete, alrededor del problema de la banalización o no de la figura del Che, que es lo que ocurre con el fenómeno del zapatismo. Porque en el fenómeno actual del zapatismo me parece que también, independientemente del futuro que tenga este movimiento, el movimiento zapatista, futuro que desconocemos, de cualquier manera en este intento de banalización se nos sugiere que lo novedoso del zapatismo es la Internet o es la pipa del Subcomandante Marcos. Creo que eso es lo que intentan imponernos como la gran creación que ha tenido el zapatismo en la actualidad. Y lo que se desconoce es que la incursión del movimiento zapatista en el año 94, el movimiento armado del zapatismo, surgió a la luz pública el día que México había entrado a participar formalmente del NAFTA, es decir, de la alianza formal con los Estados Unidos. Creo que eso es lo que se oculta del zapatismo, como se oculta que el zapatismo defiende la historia de 500 años de lucha del pueblo indígena en América Latina, y no solamente del pueblo indígena, sino que además plantea el problema de las condiciones generales de México en relación a los grandes opresores, y la necesidad de una resolución del problema global tomando ellos como experiencia la experiencia que están desarrollando en Chiapas. Es decir, una experiencia particular que, simultáneamente, se propone como un ejemplo y como una experiencia para ser replanteada y retomada por el conjunto del pueblo mexicano, y en las condiciones diferentes para cada sector social y político de México. Y creo que, también, como en el caso entonces del Che Guevara, se oculta el tema de que el zapatismo no ha dejado las armas y, como han dicho recién, no las dejarán hasta tanto no se cambien las condiciones de opresión y de explotación en México. Y que, también, el zapatismo plantea el problema de cómo esa población indígena postergada y luchadora desde hace 500 años ha logrado enraizarse con este movimiento armado que hoy tenemos en México. Creo que esto es lo que también hoy está banalizado en relación, es decir, creo, señalo esto porque creo que el problema es si nosotros discutimos y vamos de cara a los problemas de fondo que aparecen en las experiencias más avanzadas de la humanidad en la lucha contra la opresión, o si tomamos los aspectos secundarios y casi intrascendentes de estas problemáticas. Fíjense que, por ejemplo acá, hace pocos días, los manifiestos que el movimiento zapatista dio en México en ocasión de la marcha sobre México han sido prácticamente ocultados por la prensa, por la publicidad oficial, por la televisión, etc., etc.
Bien, yo les decía que, y en esto les confieso que a mí me atraviesa verdaderamente una situación de emoción personal, les decía que para mí, esta generación, que conectarnos, entonces, que aproximarnos a la figura del Che implica repensar nuestra propia inserción en el mundo, repensar nuestra historia. Piensen ustedes que muchos de nosotros pensábamos que cuando tuviéramos 25 años íbamos a estar construyendo el socialismo en la Argentina. Entonces, nos plantea el problema de la inserción de nuestra propia historia y nos plantea también los problemas de nuestras contradicciones, y también los niveles de continuidad y de coherencia en nuestra propia historia personal y en nuestra historia de generación. Yo creo que el Che ocupa un lugar de modelo de identificación y de un ideal social en tanto ha sido capaz de captar los sentimientos, anhelos, aspiraciones, ideales y necesidades de millones de hombres en el mundo que viven los efectos de la opresión y la desigualdad. Ha sido capaz dentro de un colectivo, y no solamente como sujeto individual, de desentrañar y expresar estas necesidades y estos anhelos, como les decía recién, en su modo de vivir, en su acción, en sus ideas y en sus proyectos hacia el futuro. Yo creo que esto es lo que lo colocó en su época en el lugar de un ideal colectivo y es lo que hoy reinstala su vigencia.
A mí me parece profundamente atrapante pensar al Che Guevara como un hombre que reconoció y se sintió atrapado en un conjunto de contradicciones. No fue un hombre lineal y no tuvo una vida lineal, fue un hombre y un joven que vivió un conjunto de contradicciones y que, a medida que fue definiendo su vida en el camino de articular su desarrollo personal y su perspectiva personal junto, y en el medio, de los destinos de los pueblos, fue produciendo cambios en su conciencia, cambios en su modo de ver la vida, cambios en su relación con sus propios ideales, no sólo hacia el conjunto, sino en los ideales hacia sí mismo, en lo que él esperaba de sí antes de hacer todo lo que hizo, y lo que fue esperando de sí a lo largo del desarrollo de lo que él fue haciendo. Yo creo que poder pensar esto, discúlpenme pero veo que acá son la mayoría jóvenes, poder pensarlo desde las contradicciones que todos vivimos, no desde una situación lineal donde al margen de la historia decidimos un compromiso o decidimos que vamos a ser entes, sino metido en la dinámica de ir asumiendo este compromiso paso a paso y de ir involucrándose paso a paso, creo que el Che Guevara se fue transformando a sí mismo en medio de ese colectivo en el que se fue desarrollando. Y creo que esto es un elemento de su personalidad que para mí lo hace también profundamente valioso.
Creo que también lo hace valioso el poder pensar cómo él, yo soy médica y tal vez por eso también esto me parezca relevante, cómo el Che peleó contra la enfermedad. Porque no sólo tenía contradicciones en su pensamiento, su sentimiento, sino que, además, tuvo que luchar hasta el último día de su vida y cejó de luchar hasta el último día de su vida contra la enfermedad que permanentemente se le hacía presente, y que sin embargo no logró que él desistiera en ningún momento. Yo creo que el Che no cedió ni ante el enemigo ni ante la enfermedad. Yo creo que él asumió el lugar que la historia revolucionaria de América Latina espera de todo aquel que ame la revolución y se disponga a transformar el mundo, y que lo asumió, y por eso estamos hablando del Che Guevara con una estatura mayúscula.
Creo que en el comunista, en el revolucionario que reconoce la necesariedad de la lucha armada, en el estudioso e investigador de la realidad, porque permanentemente se dedicó a la investigación de la realidad, reconocemos entonces el nombre de una conciencia crítica tremenda. Porque esto es lo que también se reconoce él mismo y le reconocen todos los que con él han estado, que era un hombre de una conciencia crítica profunda, y que era un hombre de una conciencia crítica no solamente hacia el enemigo sino también crítica hacia sí mismo y hacia los procesos en los que él estaba incluido. Creo que éste es otro elemento fundamental del Che Guevara. Y en este hombre reconocemos, y nos conmueve, el joven inquieto, el joven inquisitivo y el joven rebelde que siempre estuvo presente. Me parece que su estatura fue personal, pero su proceso fue un proceso parte de una época, tal vez muy hermosa, lo digo en este caso románticamente, donde estaba al orden del día el problema de la revolución, y creo que esto es hermoso. Yo tengo, bueno, yo he sido profesora de la universidad, pero además tengo hijos, y a veces cuando en momentos muy difíciles mis chicos me decían, mami, pero cómo aguantás, etc., y bueno, porque tuve el privilegio, se lo he dicho siempre porque así lo sentía, que tuve el enorme privilegio de ser joven cuando estábamos luchando por la revolución. Y por eso sigo amado la revolución, y trato de transmitir donde esté que eso es necesario y es posible.
Yo creo que si ustedes piensan... Entonces, creo que esto es la esencia de la ética revolucionaria del Che Guevara. Ahora bien, si ustedes piensan en el problema de la cultura, si podemos pensar que la cultura es, en realidad, una síntesis de las diferentes prácticas sociales, si por ejemplo entendemos que un hecho de cultura es cómo, por ejemplo, un sujeto toma un instrumento de trabajo, porque la forma en que una persona toma un instrumento de trabajo sintetiza años de historia de la humanidad y años de historia de las relaciones sociales entre los hombres, y por eso en ese hecho de cómo toma un hombre el instrumento de trabajo en realidad se sintetizan años de cultura de la humanidad, yo creo que, en ese sentido, podemos decir que el Che Guevara fue, con mayúsculas, un intelectual, y lo digo esto en el ámbito de la universidad. Creo que fue un intelectual que supo tener el fusil en el hombro cuando fue necesario tener el fusil, que fue un intelectual que dirigió a los 200 mil milicianos que, con el motivo de Playa Girón, fueron armados en Cuba para expulsar a los yanquis y la invasión en el año 1961, y quien dirigió y organizó a los 200 mil milicianos, además del papel gigantesco que tuvo en la dirección de la lucha revolucionaria para la toma del poder, fue el comandante Che Guevara. Creo que, también, fue un intelectual como dirigente del proceso de construcción del socialismo en la reciente Revolución Cubana y supo, entonces, entender estos hechos de cultura en la sociedad urbana y traducirlos y orientarlos hacia lo que él entendía como un proyecto de construcción del hombre nuevo.
Quiero, entonces, plantear acá el problema, que sería uno de los problemas para, de los temas para los cuales hoy estaríamos convocados en este abordaje general del Che, que es el problema de la conciencia. Y el papel que jugó, para el Che Guevara, el problema de la conciencia. Creo que para esto tenemos que tener en cuenta el papel enmascarador de la ideología dominante en el capitalismo. Para tomar un ejemplo, simplemente lo que quiero decir con esto es que siempre en el régimen capitalista hay una apariencia y una ideología que sostiene esa apariencia, que oculta las leyes internas de funcionamiento de ese sistema. Creo que esto es lo que quiero decir cuando hablo de un proceso enmascarador que cumple la ideología dominante. Para tomar dos pequeños ejemplos. Uno sería esta hipótesis que antes formulaba de la libre elección en el sistema capitalista. No me estoy refiriendo solamente al problema de la libre elección en las elecciones, sino a esta cuestión, hoy tan desarrollada y de la cual el posmodernismo fue su expresión más aguda, que era la posibilidad de que ahora estamos ante una época en la que de lo que se trata es que, cada sujeto individual, después de una época de preeminencia de lo colectivo, de liquidación de las necesidades individuales, como ellos dicen, estaríamos en una época de posibilidad de libertad individual. Creo que esto es uno de los enmascaramientos que produce la ideología dominate. Y otro elemento fundamental, para tomar un ejemplo, sería cómo la ideología dominante plantea la relación patrón-asalariado como una relación de libre contratación, ocultando que el asalariado es el que produce la posibilidad de que el patrón se lleve los millones y que al asalariado no le alcance para vivir. Y esto es lo que el capitalismo nos vende en la defensa de la propiedad privada, como libre contratación entre el patrón y el asalariado. Creo que éste es uno de los problemas en relación a la ideología.
Y otro de los problemas, y en esto, discúlpenme, yo tomaría de lo que tiene que ver con mi experiencia, de aquellos temas que yo trabajo, que sería que todas las personas, en cualquier sociedad, tenemos necesidad de mantener el sentimiento de pertenencia social. Es decir, toda persona necesita sentirse parte de un conjunto, porque esto es parte de la identidad personal. Nadie puede sostener la identidad personal a lo largo del tiempo si no tiene un sentimiento de pertenencia social. Y por lo tanto la adscripción, la posibilidad de tomar como propios los ideales colectivos, es una necesidad espontánea que todos tenemos, porque todos tenemos la necesidad de sostener nuestro sentimiento de pertenencia. Lo que se nos ofrece desde el cuerpo social es que adscribamos a los ideales colectivos dominantes, para que se nos devuelva en ese sentimiento de pertenencia social. Y por lo tanto, sostener posiciones diferenciales y posiciones que no adscriban hacia los ideales colectivos dominantes resulta frecuentemente, tan frecuentemente, tan difícil, porque nos pone en cuestión el problema de cómo nos sentimos pertenecientes al cuerpo colectivo. Entonces, el problema de lo deseado, de qué es lo que se desea, se puede pensar como un problema de carácter personal, qué es lo que se desea para la vida de cada uno de nosotros, o el problema de lo que se desea y el problema del deseo -para quienes trabajan, por ahí, en todo lo que tiene que ver con las ciencias humanas éste es un tema fundamental-, el problema del deseo es siempre que lo deseado es un concepto social, nunca lo deseado puede ser leído de manera estrictamente individual, porque siempre lo deseado está vinculado a cómo nos apropiamos y nos acercamos a aquello que nos viene formulado desde la escena social.
Es decir que el ideal colectivamente articulado es fundamental en la construcción y el mantenimiento de un determinado sistema. Les decía, entonces, que por ejemplo, en la sociedad capitalista es de suponer que si el único, la libertad fundamental que está planteada es la sagrada libertad de la propiedad privada, por lo tanto los ideales colectivos que se van a proponer van a ser ideales profundamente individualistas, y las personas, aunque no puedan acceder, eso es parte de las contradicciones que vivimos actualmente, porque se proponen ideales profundamente individualistas pero simultáneamente hay una materialidad que hasta niega la posibilidad de que esos ideales individualistas, que este marco social nos proponga, se puedan acceder. Por decirlo rápidamente, si a un pibe se le propone que tiene que usar marca de pantalones tal, y que tiene que usar tal y tal cosa, y tales zapatillas, etc., y en realidad un par de zapatillas cuesta lo que se está pagando hoy como jubilación, o dos pares de zapatillas, con dos pares de zapatillas no se cubre lo que se le paga a un jubilado, ni siquiera ese ideal individualista que esta sociedad propone llega a poder ser abastecido. Esto es lo que nos propone esta sociedad. Y por lo tanto, el Che propone otro tipo de ideales sociales y también otro modo de conectarse con esos ideales sociales, no solo, no porque niegue la existencia del individuo, no porque niegue las necesidades personales, sino porque considera que la realización de cualquier hombre, la realización profunda, personal, mayor, para cualquier hombre es la realización en el ideal colectivo y en los ideales solidarios. Es decir que él propone ideales colectivos y simultáneamente propone, como una forma de realización en lo personal, la posibilidad de adscribir a estos ideales colectivos de solidaridad, sentirse parte de un conjunto y sentir que la realización personal pasa por atender a las necesidades del conjunto. Y que ahí se puede realizar en su mayor plenitud el sujeto. Es decir que no es que descarta que el sujeto se tenga que alienar o que plantee el problema de la alienación del individuo en la sociedad, sino que plantea el problema de la construcción de otro individuo y de la necesidad de que ese individuo se sienta verdaderamente parte de lo que necesitan los otros, y que se sienta parte de la necesidad de abastecer las necesidades del conjunto.
Yo creo que el Che nos propone simultáneamente un modelo cuestionador, rebelde frente al orden instituido, nos propone no aceptar el ya dicho social en este profundo espíritu crítico que tiene. Y nos propone, y en particular nos propone aún a quienes trabajamos en el terreno de la cultura, en el terreno de la universidad, etc., no asumir una posición de exterioridad en relación al movimiento social, sino que nos propone ser parte de ese movimiento social y poner nuestros instrumentos teóricos y técnicos al servicio de ese movimiento social. Y esto lo digo porque también está de moda, empezando por los expresos intelectuales orgánicos de este sistema, la cuestión de los analistas. Los analistas, los que desde afuera del mundo y de lo que pasa en el mundo, y por afuera de un compromiso, definen dónde está el bien, dónde está el mal, dónde está lo justo, dónde está lo injusto, etc., etc., etc. Es decir, este tema de que el intelectual está más allá de la lucha social y política. El Che nos propone este otro modelo. Creo que esto también es pertinente para este espacio que estamos compartiendo.
Bien, en relación a los problemas de los estímulos materiales, etc., que están planteados para hoy, yo quería señalar que entiendo que la construcción del socialismo, ya planteados estos temas en relación a la construcción del socialismo, ya que en este período es cuando el Che lo va planteando, aunque ya el problema del hombre nuevo él lo va perfilando previamente, no va a depender sólo de la cuestión entre la diferencia entre una moral burguesa y una moral proletaria. No porque no exista una profunda diferencia entre una moral burguesa y una moral proletaria sino porque para el Che el socialismo no es un régimen utópico basado en valores morales, como la verdad, la justicia o la bondad, para el Che la construcción del socialismo corresponde a un período histórico basado en la relación entre el desarrollo de la producción y de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Y planteado esto, habiendo una apoyatura en los procesos objetivos, es decir, en las contradicciones entre el desarrollo de la producción y las relaciones de apropiación, sobre esta base de esta contradicción él plantea que existe una dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo. Y en esta relación, entonces, adquiere una enorme importancia el rol que él otorga al papel de la conciencia y la revolucionarización. Y es así, si ustedes leen los discursos en los que el Che les habla a los campesinos, a los obreros como ministro de Industria, a los arquitectos en los congresos de arquitectos, a los médicos, etc., etc., permanentemente plantea el problema de la necesidad del desarrollo de la conciencia y de la revolucionarización para la construcción del socialismo.
Él plantea que los cambios en la conciencia, la necesidad de la construcción del hombre nuevo, por supuesto concebida como sujeto y producto social, se dan, de acuerdo a él, en un proceso de lucha, dado que reconoce la persistencia del viejo modelo y la necesidad de combatirlo permanentemente. Es decir que el Che plantea que persiste lo viejo en la construcción de lo nuevo. Éste es un tema que enseguida voy a plantear en relación a la relación entre estímulo material y estímulo moral. Pero él plantea que esto, y hasta ahí llega el Che a plantear que lo viejo sigue presente en lo nuevo, que en la construcción, él dice, en la construcción del socialismo persisten las lacras de lo anterior. Personalmente creo que en la historia de la humanidad, y creo que esto ha sido también silenciado por las clases dominantes, acá en la Argentina y también en el mundo, yo creo que en esto ha avanzado en el desarrollo de anudar el problema de qué cosas han ocurrido en el mundo en los últimos 30 años, y en el problema de qué es lo que pasa entre lo viejo y lo nuevo creo que hay que pensar también los aportes de Mao Tse-tung en el sentido de cómo persiste durante la construcción del socialismo la lucha de clases, y cómo persiste la lucha entre lo que sería el pensamiento de la burguesía y el pensamiento del proletariado. No solamente el pensamiento sino cómo sigue la lucha entre la burguesía y el proletariado durante la construcción del socialismo. Pero creo que el Che plantea, entonces, en su época ya, una cuestión de fondo, que es esta persistencia de lo viejo y de lo nuevo, y por eso el problema de la conciencia y el problema de la discusión del trabajo voluntario, de los estímulos morales, adquiere tantísima importancia. De esta manera, la realización del trabajo voluntario en la construcción del socialismo y la promoción de los estímulos morales en la nueva sociedad adquiere un papel fundamental.
El trabajo voluntario, piensen ustedes que comenzó en el año 1959, es decir, antes de un año de comenzada la Revolución Cubana. El Che personalmente participó en el trabajo voluntario. Fue poco tiempo después de la muerte de Camilo Cienfuegos, que había muerto, como ustedes sabrán, en un accidente de aviación, que fue uno de los cuatro comandantes principales de la Revolución Cubana, que fue una pérdida terrible para, creo yo, para el movimiento revolucionario cubano, la de Camilo. Creo que Camilo había muerto en septiembre del 59, y en diciembre del 59 se construye con trabajo voluntario la primera escuela Camilo Cienfuegos de Cuba. Éste es el comienzo del trabajo voluntario en Cuba. El trabajo voluntario, como lo formula el Che, no tiene, desde el punto de vista económico, una importancia tan grande. No tiene, desde el punto de vista del factor económico, una importancia tan grande. Pero es un elemento de conciencia, plantea él, y es parte de la lucha contra la división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, contra la diferencia de clases, es una expresión genuina de una actitud comunista hacia el trabajo, dice el Che Guevara. Es decir que en este problema del trabajo voluntario plantea el gran problema que hace, no al pasado, que hace al futuro de la construcción de una nueva sociedad, que es cómo se elimina la diferencia entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, porque mientras haya diferencia entre el trabajo intelectual y el trabajo manual inevitablemente va a haber una tendencia a que haya un sector que mande y dirija y otro sector que sea dirigido, y esto lleva en sí el germen de la posibilidad de la restitución capitalista. Creo que éste es un problema importantísimo, también, hacia el futuro, que plantea el Che.
Y si ustedes me permiten una disgresión, ya que por ahora estoy sola, les voy a dar un pequeño ejemplo que, a veces, aparece difícil de fundamentar ante las enormes camadas de estudiantes universitarios hoy en día. Yo les digo, porque esto yo lo tenía que discutir con mis ayudantes en la cátedra, y lo discutíamos muchísimo, que es el problema, aunque les parezca mentira, de la bandera del ingreso irrestricto en la universidad, a la nuestra me refiero. Porque el problema del ingreso irrestricto a la universidad plantea esto. Porque en este sistema, si no hay ingreso irrestricto en la universidad, los que entran son los hijos de los que pueden. Ése es el problema. Y esto plantea, aunque sea en un pequeño esbozo, aunque sea en un pequeño problema, y creo que no hay que desestimarlo, plantea el problema de la diferencia de clases. Y plantea si nosotros queremos una universidad al servicio de los intereses del pueblo o queremos una universidad al servicio de los intereses de las clases dominantes y ser intelectuales que cumplamos con el encargo de las clases dominantes. Fíjense cómo a veces en un pequeño matiz está en discusión estos problemas de fondo, como el problema del ingreso irrestricto. Y de paso plantear otro problema que, en esta idea que plantea el Che del problema de la crítica y del problema de ir a fondo en la investigación de la realidad, yo les planteo que quienes son estudiantes tienen el derecho y el deber de ser partícipes hasta las últimas instancias de las construcciones de los planes de estudio en la universidad. No es cierto que los que sabemos somos los docentes para imponer los planes de estudio. Los planes de estudio tienen que ser discutidos por todos los que estamos en la universidad trabajando, y los estudiantes, discúlpenme que me ponga en profesora ciruela, pero yo creo que el papel que tiene el movimiento estudiantil en el sentido de discutir los grandes lineamientos para el contenido de la enseñanza es un papel que ningún profesor, por más versado que sea, puede cumplir. Es una obligación y un derecho del movimiento estudiantil.
Vuelvo al tema del Che. Entonces, lo que les decía es que en relación a este problema, entonces, del trabajo voluntario, de los estímulos morales, les decía que, entonces, en una sociedad donde los medios fundamentales de producción son de propiedad social, el trabajo voluntario y los estímulos morales son una forma de creación de conciencia, como aporte individual y colectivo, son una forma de establecer nuevos ideales sociales que reconozcan la satisfacción de la necesidad del conjunto. Es decir, volviendo a lo que planteábamos antes, creo que el tema es que si concebimos que los deseos y los ideales colectivos son propiedad del conjunto, el problema del trabajo voluntario, el problema de poner el esfuerzo máximo -ustedes saben que el trabajo voluntario se hacía los sábados y domingos, no era simplemente cuando se iba con camadas a trabajar los estudiantes, por ejemplo, y en vacaciones, a la zafra, etc., etc., sino que también se hacía trabajo voluntario sábados y domingos-, entonces, en este problema del trabajo voluntario, en esta cuestión de la discusión de los estímulos morales, está la cuestión de cómo se instituyen nuevos paradigmas, cómo se instituye una nueva forma de asumir ideales colectivos, y de cómo el sujeto se vincula con esos ideales colectivos.
Y también se plantea otro problema, en la construcción de este nuevo modelo, si el trabajo pasa a ser un trabajo que no tienda a esclavizar al hombre, que ya no tienda, y se pelee para que el trabajo no sea una forma de alienar al sujeto. Por lo tanto, el trabajo puede ser concebido, también, como una forma grata de satisfacción de los deseos personales y la solidaridad del trabajo, y la solidaridad y la construcción colectiva pasa a ser un deseo colectivamente articulado. Creo que esto es un elemento importante. Y se podrá criticar que, en ese sentido, y seguramente es cierto, tal vez en una cierta como superevaluación de este problema del trabajo voluntario o el estímulo moral, no sé, habría pecado el Che de un excesivo voluntarismo, porque eso es lo que se le critica, que tenía un excesivo voluntarismo. Es probable que tuviera un excesivo voluntarismo, bueno, pero yo creo que en esta época, y con los ideales colectivos que a nosotros nos promueven, con estos ideales colectivos que (...) puede hablar del estado de placer individual, etc., etc., ese excesivo voluntarismo, en realidad, no viene mal, la voluntad de afirmar ideales colectivos de justicia y de igualdad y de solidaridad creo que, en verdad, vale la pena mantenerlos y reivindicarlos.
Y dentro de esto está la cuestión de que en relación al problema de que durante el socialismo, dice, en la discusión alrededor del problema de los estímulos materiales y de los estímulos morales, el Che plantea la cuestión de que en esta época, dice, cuando comenzamos, todavía tenemos que dar algunos estímulos materiales, porque todavía no podemos solamente dar estímulos morales. Pero lo que él plantea es que el estímulo material también debe ser un estímulo material que sea de carácter social. Entonces, dice, aunque tengamos que dar un premio material, demos un hospital, demos una escuela, demos un estímulo material que igual satisfaga las necesidades del conjunto y que no sea un estímulo material de carácter estrictamente individual. Y esto que plantea el Che, les recuerdo que no es un problema secundario, porque él entra en debate, no es que él lo plantea sin debate, este es un tema que está en debate, porque está en debate en una época que, bueno, para la mayoría de ustedes debe ser totalmente ajeno, pero está en debate lo que sería en la teoría de Liberman en la Unión Soviética, que planteaba la necesidad de volver a los estímulos materiales. Y por lo tanto el Che Guevara plantea esta problemática en relación a un tema que está en debate en esta época. Es decir, lo plantea en contraposición a la teoría de los estímulos materiales. Yo quisiera leerles un pequeño párrafo en el que él dice: Y éstas son dos cosas que constantemente van chocándose y van integrándose dialécticamente en el proceso de construcción del socialismo. Por un lado, los estímulos materiales necesarios, porque salimos de una sociedad que no pensaba nada más que en estímulos materiales, y construimos una sociedad nueva sobre la base de aquella vieja sociedad con toda una serie de traslados en la conciencia de la gente de aquella vieja sociedad, y porque no tenemos lo suficiente todavía para dar a cada cual según su necesidad -piensen que en el socialismo todavía está la consigna de a cada cual según su trabajo-, por eso el interés material, sigue diciendo el Che, estará presente durante un tiempo en el proceso de construcción del socialismo. Pero precisamente la acción del partido de vanguardia, dice, es la de levantar al máximo la bandera opuesta, la del interés moral, la del estímulo moral, la de los hombres que luchan y se sacrifican y no esperan otra cosa que el reconocimiento de sus compañeros, no esperan otra cosa que la sanción que ustedes han dado hoy a los compañeros eligiéndolos para formar parte del partido unido de la revolución. Éstas son palabras del Che Guevara. Yo creo que estos temas son temas fundamentales.
Quiero señalar, también, que el Che plantea el problema de la necesidad, para Cuba, de elegir un camino independiente. Éste es otro tema que no hace a un problema del pasado. Porque ustedes me dirán, bueno, pero ya, digamos, que se acabó lo que se llamaba el mundo socialista, y por lo tanto éste es un problema que hace estrictamente al pasado. Creo que el problema es que después de la caída del Muro de Berlín y de la caída de lo que, en mi opinión, ya no era el socialismo en el mundo, desde ya que ésta es una opinión personal, de cualquier manera éste es un problema que está al orden del día. Porque el problema que está planteado es ¿se puede hacer la revolución con un camino independiente, se puede hacer la revolución hoy en día no contando con el llamado apoyo de otros y hacer este camino independiente?. Ésta es una discusión, por lo tanto, que yo creo que atañe al presente. Está de más decir que, como sé que soy media de arengar o algo así, está de más decir que se imaginan cuál es mi opinión.
Bueno, yo creo que asumir la capacidad y la necesidad de la rebelión ante la injusticia y la opresión, considerar que la lucha por el cambio revolucionario del poder no sólo es posible sino que es posible y necesaria, es un desafío que nos permite encontrarnos con el verdadero ejercicio de nuestra libertad. Y si ustedes me permiten, acá tomo una definición de libertad que es la que propone Engels, que yo comparto. Él define la libertad como la conciencia de la necesidad colectivamente concebida. Yo entiendo que la herencia de la ética del Che, y que la herencia del verdadero humanismo del Che, es aportar lo máximo, dentro de lo que cada uno de nosotros podamos, para hacer la revolución y para poder concebir que es posible construir este hombre nuevo.
G. Cieza:
Estamos esperando al padre Eliseo Morales, nos dijo que llegaba siete y media así que tiene nada más que diez minutos de retraso.
Hay algunas preguntas que ya nos acercaron para Diana Kordon. Mientras ella va contestando las preguntas, nosotros pensamos que Eliseo va a venir, en el momento que él venga suspendemos las preguntas y le damos la palabra. Bueno la primera pregunta es: ¿Hasta qué punto la represión durante la última dictadura dificulta la creación de un proyecto colectivo?.
Estamos esperando al padre Eliseo Morales, nos dijo que llegaba siete y media así que tiene nada más que diez minutos de retraso.
Hay algunas preguntas que ya nos acercaron para Diana Kordon. Mientras ella va contestando las preguntas, nosotros pensamos que Eliseo va a venir, en el momento que él venga suspendemos las preguntas y le damos la palabra. Bueno la primera pregunta es: ¿Hasta qué punto la represión durante la última dictadura dificulta la creación de un proyecto colectivo?.
D. Kordon:
Bueno, voy a tratar suscintamente de contestar la pregunta que me han formulado, desde ya, desde mi perspectiva. Y les digo que la parte de las preguntas es la que a uno más lo asusta, porque decir lo que uno piensa puede salir mejor o peor pero, digamos, uno pone lo que piensa, pero cuando vienen las preguntas hay que pensarlas en el momento y ver cómo uno se arregla para poder expresar su pensamiento. La pregunta entonces era hasta qué punto la represión durante la última dictadura dificulta la creación de un proyecto colectivo. Bueno, yo creo que, en realidad, esta pregunta, efectivamente, me parece que de una u otra forma expresa una preocupación que tenemos muchos, que sería, bueno, cómo se puede construir verdaderamente un proyecto colectivo capaz de concitar el interés protagónico de las grandes masas en la Argentina. Porque ése es el problema. No un proyecto colectivo de minorías sino un proyecto colectivo de las grandes masas. Bueno, creo que es un tema que nos preocupa a todos, seguramente, los aquí presentes.
A mí me parece que hay que tener en cuenta dos aspectos en esto. El primero es que tener en cuenta que hablamos muchas veces de la brutal represión de la dictadura militar, y en verdad que fue terrible, en verdad que fue terrible, porque a veces les digo que creo que a nosotros mismos se nos naturaliza lo que ha ocurrido. Es como si a veces hablamos tanto del problema de los 30.000 desaparecidos, de la represión de la dictadura, que llegamos a naturalizar, y en verdad que, efectivamente, fue una época de terror para la Argentina, de terror, después de un período de gigantesco auge revolucionario en la Argentina. Ése es el tema. Es decir, que acá había sido después del año, básicamente, en lo fundamental, había habido todo un período en los primeros años del 60 que es abortado por la dictadura de Onganía. También fue un auge o de condiciones para la lucha para un proyecto colectivo, digamos, y había proyectos colectivos. Viene la dictadura de Onganía y, posteriormente, cuando se produce, en plena dictadura de Onganía, se produce el Cordobazo en el año 68, en el año 68, piensen ustedes, un año después, menos de un año después, porque el estallido del Cordobazo fue en mayo del 68, se produce el fenómeno gigantesco del Cordobazo, de las puebladas que aparecen a lo largo y ancho del país, y se inaugura un nuevo período de auge revolucionario en la Argentina. Y la dictadura viene para eso, viene para liquidar eso, no viene para otra cosa que para liquidar ese período. De paso les digo que, personalmente, yo en la época de la dictadura de Onganía, que al lado de lo que fue la otra dictadura fueron niños de pecho, yo pensaba, cuando escuchaba que algunos decían que había un polvorín, que había una situación que podía estallar, etc., etc., yo pensaba, estaba en esa época en el movimiento estudiantil, pensaba que los que decían eso estaban locos, porque parecía que no pasaba nada. Y un día me levanté a la mañana y me enteré que se había levantado, a partir del levantamiento del heroico proletariado cordobés, se había producido el Cordobazo, y después se produjo el Rosariazo y el Mendozazo, etc., etc. Bueno, les decía que la dictadura vino para eso, para liquidar eso que estaba, es decir, todo este período que a partir del Cordobazo se vuelve a generar en la Argentina. Y por lo tanto, creo que hay un aspecto de la represión de la dictadura que es la liquidación de miles de dirigentes obreros populares de una camada gigantesca de dirigentes que, bueno, yo me vuelvo a emocionar de los dirigentes que hacen honor a la historia de la lucha en la Argentina, y que la dictadura vino y los mató, los desapareció a todos ellos. Y eso es algo que no se restituye en un período muy breve. Poder construir los miles de dirigentes pequeños, intermedios y los dirigentes, grandes dirigentes del movimiento obrero y popular, no es un proceso que se pueda construir de un día para el otro. Y por lo tanto, creo que éste es un aspecto esencial del problema que tenemos planteado hoy. Además, por supuesto, no es el único problema, no es lo único que incide, porque han ocurrido otras cosas en el mundo que también han tenido una importancia muy grande. Pero esta represión feroz de la dictadura creo que trajo una de estas consecuencias.
Y la segunda consecuencia es que la represión de la dictadura también implantó el problema del temor. Y esto creo que es otra cuestión que hay que tener en cuenta. Fíjense, ahora estamos ante un nuevo período en el cual hay una, digamos, estamos en el período de la impunidad, por supuesto, pero estamos en un período en que frente a las nuevas condiciones de lucha social en la Argentina, y frente a las huelgas, frente a los paros, frente a los piqueteros, etc., están produciéndose, frente a la Universidad de La Plata, ha habido esa brutal represión en el movimiento estudiantil, es decir, estamos frente a nuevas formas que va asumiendo la represión. Pero hay un problema que es que estas nuevas formas de represión, indudablemente creo y veo, y creo, estoy convencida que, de cualquier manera, no van a poder con este avance de las luchas, de cualquier manera, genera un problema en la representación social desde el punto de vista del miedo. Y les quiero dar un ejemplo. Hace, ustedes se acordarán mejor que yo, pero creo que fue en el 93 cuando empezaron las grandes movilizaciones estudiantiles universitarias y secundarias, yo me acuerdo que habíamos ido con la gente de nuestra cátedra, habíamos ido a una de esas grandes manifestaciones, y ya Menem había hablado del problema de los nuevos contingentes de las Madres de Plaza de Mayo que podía haber en la Argentina. Se acuerdan ¿no?. Entonces, en ese momento, cuando íbamos a la manifestación en realidad se hablaba si iba a haber represión, no iba a haber represión, etc., y yo recuerdo que en ese momento, cuando yo pensé si iba a haber represión, yo estaba con una compañera mía de mi misma generación, después estaba con todos los muchachos jóvenes, yo pensé que podía haber represión, pero imaginé la represión a la manera de cuando yo estaba en el movimiento estudiantil, es decir, a la represión de que podía caer alguien en cana, que podía haber algún, en fin, que podía haber represión, podía haber algunos detenidos, etc. Es decir, la imaginé a la manera de la represión, no de la represión de la dictadura. Pero el problema era que los muchachos que iban en la manifestación conmigo tenían internamente la imagen de la Noche de los Lápices, no tenían la imagen de la represión de esa época. Y por lo tanto, el problema del temor era un problema que traía la representación de lo que había sido la represión de la dictadura. No traía la imagen, para esos miles de jóvenes, no traía la imagen de una situación represiva que podía resolverse en algo no tan terrible, digamos; la imagen que ellos tenían en ese momento era la imagen de la Noche de los Lápices. De modo tal que yo creo que, efectivamente, esta situación de la represión de la dictadura tuvo por lo menos, visto a groso modo, creo que tuvo estos dos problemas, que aún hoy, por supuesto en mucha menor magnitud, creo yo, porque ya va habiendo un protagonismo social diferente que aún no está generalizado, que aún está esbozado, etc., etc., pero creo que tiene, en ese sentido, muchísimo que ver en estos dos aspectos, con la cuestión de la posibilidad de elaborar un nuevo proyecto colectivo.
Bueno, voy a tratar suscintamente de contestar la pregunta que me han formulado, desde ya, desde mi perspectiva. Y les digo que la parte de las preguntas es la que a uno más lo asusta, porque decir lo que uno piensa puede salir mejor o peor pero, digamos, uno pone lo que piensa, pero cuando vienen las preguntas hay que pensarlas en el momento y ver cómo uno se arregla para poder expresar su pensamiento. La pregunta entonces era hasta qué punto la represión durante la última dictadura dificulta la creación de un proyecto colectivo. Bueno, yo creo que, en realidad, esta pregunta, efectivamente, me parece que de una u otra forma expresa una preocupación que tenemos muchos, que sería, bueno, cómo se puede construir verdaderamente un proyecto colectivo capaz de concitar el interés protagónico de las grandes masas en la Argentina. Porque ése es el problema. No un proyecto colectivo de minorías sino un proyecto colectivo de las grandes masas. Bueno, creo que es un tema que nos preocupa a todos, seguramente, los aquí presentes.
A mí me parece que hay que tener en cuenta dos aspectos en esto. El primero es que tener en cuenta que hablamos muchas veces de la brutal represión de la dictadura militar, y en verdad que fue terrible, en verdad que fue terrible, porque a veces les digo que creo que a nosotros mismos se nos naturaliza lo que ha ocurrido. Es como si a veces hablamos tanto del problema de los 30.000 desaparecidos, de la represión de la dictadura, que llegamos a naturalizar, y en verdad que, efectivamente, fue una época de terror para la Argentina, de terror, después de un período de gigantesco auge revolucionario en la Argentina. Ése es el tema. Es decir, que acá había sido después del año, básicamente, en lo fundamental, había habido todo un período en los primeros años del 60 que es abortado por la dictadura de Onganía. También fue un auge o de condiciones para la lucha para un proyecto colectivo, digamos, y había proyectos colectivos. Viene la dictadura de Onganía y, posteriormente, cuando se produce, en plena dictadura de Onganía, se produce el Cordobazo en el año 68, en el año 68, piensen ustedes, un año después, menos de un año después, porque el estallido del Cordobazo fue en mayo del 68, se produce el fenómeno gigantesco del Cordobazo, de las puebladas que aparecen a lo largo y ancho del país, y se inaugura un nuevo período de auge revolucionario en la Argentina. Y la dictadura viene para eso, viene para liquidar eso, no viene para otra cosa que para liquidar ese período. De paso les digo que, personalmente, yo en la época de la dictadura de Onganía, que al lado de lo que fue la otra dictadura fueron niños de pecho, yo pensaba, cuando escuchaba que algunos decían que había un polvorín, que había una situación que podía estallar, etc., etc., yo pensaba, estaba en esa época en el movimiento estudiantil, pensaba que los que decían eso estaban locos, porque parecía que no pasaba nada. Y un día me levanté a la mañana y me enteré que se había levantado, a partir del levantamiento del heroico proletariado cordobés, se había producido el Cordobazo, y después se produjo el Rosariazo y el Mendozazo, etc., etc. Bueno, les decía que la dictadura vino para eso, para liquidar eso que estaba, es decir, todo este período que a partir del Cordobazo se vuelve a generar en la Argentina. Y por lo tanto, creo que hay un aspecto de la represión de la dictadura que es la liquidación de miles de dirigentes obreros populares de una camada gigantesca de dirigentes que, bueno, yo me vuelvo a emocionar de los dirigentes que hacen honor a la historia de la lucha en la Argentina, y que la dictadura vino y los mató, los desapareció a todos ellos. Y eso es algo que no se restituye en un período muy breve. Poder construir los miles de dirigentes pequeños, intermedios y los dirigentes, grandes dirigentes del movimiento obrero y popular, no es un proceso que se pueda construir de un día para el otro. Y por lo tanto, creo que éste es un aspecto esencial del problema que tenemos planteado hoy. Además, por supuesto, no es el único problema, no es lo único que incide, porque han ocurrido otras cosas en el mundo que también han tenido una importancia muy grande. Pero esta represión feroz de la dictadura creo que trajo una de estas consecuencias.
Y la segunda consecuencia es que la represión de la dictadura también implantó el problema del temor. Y esto creo que es otra cuestión que hay que tener en cuenta. Fíjense, ahora estamos ante un nuevo período en el cual hay una, digamos, estamos en el período de la impunidad, por supuesto, pero estamos en un período en que frente a las nuevas condiciones de lucha social en la Argentina, y frente a las huelgas, frente a los paros, frente a los piqueteros, etc., están produciéndose, frente a la Universidad de La Plata, ha habido esa brutal represión en el movimiento estudiantil, es decir, estamos frente a nuevas formas que va asumiendo la represión. Pero hay un problema que es que estas nuevas formas de represión, indudablemente creo y veo, y creo, estoy convencida que, de cualquier manera, no van a poder con este avance de las luchas, de cualquier manera, genera un problema en la representación social desde el punto de vista del miedo. Y les quiero dar un ejemplo. Hace, ustedes se acordarán mejor que yo, pero creo que fue en el 93 cuando empezaron las grandes movilizaciones estudiantiles universitarias y secundarias, yo me acuerdo que habíamos ido con la gente de nuestra cátedra, habíamos ido a una de esas grandes manifestaciones, y ya Menem había hablado del problema de los nuevos contingentes de las Madres de Plaza de Mayo que podía haber en la Argentina. Se acuerdan ¿no?. Entonces, en ese momento, cuando íbamos a la manifestación en realidad se hablaba si iba a haber represión, no iba a haber represión, etc., y yo recuerdo que en ese momento, cuando yo pensé si iba a haber represión, yo estaba con una compañera mía de mi misma generación, después estaba con todos los muchachos jóvenes, yo pensé que podía haber represión, pero imaginé la represión a la manera de cuando yo estaba en el movimiento estudiantil, es decir, a la represión de que podía caer alguien en cana, que podía haber algún, en fin, que podía haber represión, podía haber algunos detenidos, etc. Es decir, la imaginé a la manera de la represión, no de la represión de la dictadura. Pero el problema era que los muchachos que iban en la manifestación conmigo tenían internamente la imagen de la Noche de los Lápices, no tenían la imagen de la represión de esa época. Y por lo tanto, el problema del temor era un problema que traía la representación de lo que había sido la represión de la dictadura. No traía la imagen, para esos miles de jóvenes, no traía la imagen de una situación represiva que podía resolverse en algo no tan terrible, digamos; la imagen que ellos tenían en ese momento era la imagen de la Noche de los Lápices. De modo tal que yo creo que, efectivamente, esta situación de la represión de la dictadura tuvo por lo menos, visto a groso modo, creo que tuvo estos dos problemas, que aún hoy, por supuesto en mucha menor magnitud, creo yo, porque ya va habiendo un protagonismo social diferente que aún no está generalizado, que aún está esbozado, etc., etc., pero creo que tiene, en ese sentido, muchísimo que ver en estos dos aspectos, con la cuestión de la posibilidad de elaborar un nuevo proyecto colectivo.
G. Cieza:
Acá hay otra pregunta que es casi de carácter médico. Dice: Doctora Kordon, además de asma ¿es verdad que el Che tenía cáncer?.
Acá hay otra pregunta que es casi de carácter médico. Dice: Doctora Kordon, además de asma ¿es verdad que el Che tenía cáncer?.
D. Kordon:
Miren, lo que yo sé es que el Che tenía asma. Que el Che tuviera cáncer por lo menos nunca ni fue dicho en esa época ni fue formulado. Y lo único que sí quiero decir es que lo que sí era absolutamente conocido era el problema de la grave enfermedad asmática que tenía desde muy chico, contra la cual había peleado desde muy pibe. Pero lo que sí quiero decir es que no estoy contestando si el Che tenía cáncer, porque tampoco voy a ser tan soberbia de decirles, puede ser que tuviera, pero lo que quiero discutir es la idea que pueda haber atrás, de quien pueda suponer una actitud suicida por parte del Che frente al hecho de que tuviera cáncer, porque ésta es una de las ideas que han tratado de meter, que es la de que el Che tenía un espíritu suicida. Entonces, si dejamos bien en claro que acá el problema era un proyecto de vida, no de muerte, lo que estaba en el proyecto del Che, después puede ser. Desconozco que tuviera cáncer, pero ojo, que no esté avalando esto esa otra idea.
Miren, lo que yo sé es que el Che tenía asma. Que el Che tuviera cáncer por lo menos nunca ni fue dicho en esa época ni fue formulado. Y lo único que sí quiero decir es que lo que sí era absolutamente conocido era el problema de la grave enfermedad asmática que tenía desde muy chico, contra la cual había peleado desde muy pibe. Pero lo que sí quiero decir es que no estoy contestando si el Che tenía cáncer, porque tampoco voy a ser tan soberbia de decirles, puede ser que tuviera, pero lo que quiero discutir es la idea que pueda haber atrás, de quien pueda suponer una actitud suicida por parte del Che frente al hecho de que tuviera cáncer, porque ésta es una de las ideas que han tratado de meter, que es la de que el Che tenía un espíritu suicida. Entonces, si dejamos bien en claro que acá el problema era un proyecto de vida, no de muerte, lo que estaba en el proyecto del Che, después puede ser. Desconozco que tuviera cáncer, pero ojo, que no esté avalando esto esa otra idea.
G. Cieza:
Hay otra pregunta que dice si el peronismo no ha sido también un elemento de frenado de la revolución como expresión del populismo de derecha.
Hay otra pregunta que dice si el peronismo no ha sido también un elemento de frenado de la revolución como expresión del populismo de derecha.
D. Kordon:
Bueno, miren, yo quiero aclarar lo siguiente, primero, yo no soy peronista, por supuesto mucho menos soy menemista, mucho menos no, menemista seguro que no soy, y no tengo nada que ver con esto que creo que no tiene nada que ver con el peronismo además, y que si hablamos de bastardear, precisamente bastardea al peronismo. Yo creo que la pregunta es muy compleja y nos daría para un largo debate, pero no quiero soslayar, bueno, mi posicionamiento. Yo creo que el peronismo no ha sido un proceso que ha frenado el desarrollo de la revolución. En todo caso la pregunta sería otra, ¿será que la izquierda en su momento no supo comprender lo que era el peronismo?, y entonces no supo comprender un fenómeno por el cual, frente a nuevas condiciones sociales, frente al ascenso de un movimiento social, frente a una situación en la que había un gigantesco crecimiento de la clase obrera argentina producto de las condiciones concretas de esa época, creo que, efectivamente, surge un movimiento que no surge solamente en la Argentina, porque, por dar un ejemplo, surge también en Egipto, encarnado por Nasser. Es decir, surgen movimientos en todo el mundo, que están vinculados al problema de lo que podríamos definir en esa época como los movimientos del Tercer Mundo, que sostiene, cuyas direcciones, en mi opinión, son direcciones (...) que encarnan en todo caso a sectores, en mi opinión, de una burguesía nacional que está en ascenso en esa época. Pero que es una burguesía nacional que está en ascenso en un proceso en que esta burguesía nacional no es una burguesía que se pone de rodillas frente al imperialismo, sino que es una burguesía que tiene dos caras. Creo que le tiene, por una parte, temor a lo que sería la ideología proletaria o lo que sería la hegemonía proletaria en ese movimiento, pero que, simultáneamente tiene, en lo fundamental, un carácter antiimperialista. En ese sentido, yo no defino al peronismo, me refiero al peronismo de Perón y al peronismo del primer gobierno de Perón, que creo que eso es lo que está planteado, creo que me refiero al peronismo como movimiento histórico, no a lo que ahora existe, el peronismo como movimiento histórico. Creo que el problema es que lo que sería la izquierda cometió errores gravísimos en esa época, y creo que no hubo una articulación entre la izquierda y lo que significaba el general Perón en la Argentina, y lo que significaba ese ascenso de esos sectores de burguesía nacional que estaban enfrentados al imperialismo. Creo que ésa es la cuestión. Por eso creo que no es un problema de que hubieran frenado, por el contrario, creo que había mejores condiciones para, en todo caso, hubiera habido, lamentablemente, la coyuntura y como las cosas se fueron dando, daría para una larga cuestión, probablemente hubiera habido mejores condiciones. Tampoco hubo condiciones para organizar la resistencia de masas en el año 55, cuando se lo voltea a Perón, y tampoco, efectivamente, Perón no llama a las masas a armarse para defender del golpe del 55.
Bueno, miren, yo quiero aclarar lo siguiente, primero, yo no soy peronista, por supuesto mucho menos soy menemista, mucho menos no, menemista seguro que no soy, y no tengo nada que ver con esto que creo que no tiene nada que ver con el peronismo además, y que si hablamos de bastardear, precisamente bastardea al peronismo. Yo creo que la pregunta es muy compleja y nos daría para un largo debate, pero no quiero soslayar, bueno, mi posicionamiento. Yo creo que el peronismo no ha sido un proceso que ha frenado el desarrollo de la revolución. En todo caso la pregunta sería otra, ¿será que la izquierda en su momento no supo comprender lo que era el peronismo?, y entonces no supo comprender un fenómeno por el cual, frente a nuevas condiciones sociales, frente al ascenso de un movimiento social, frente a una situación en la que había un gigantesco crecimiento de la clase obrera argentina producto de las condiciones concretas de esa época, creo que, efectivamente, surge un movimiento que no surge solamente en la Argentina, porque, por dar un ejemplo, surge también en Egipto, encarnado por Nasser. Es decir, surgen movimientos en todo el mundo, que están vinculados al problema de lo que podríamos definir en esa época como los movimientos del Tercer Mundo, que sostiene, cuyas direcciones, en mi opinión, son direcciones (...) que encarnan en todo caso a sectores, en mi opinión, de una burguesía nacional que está en ascenso en esa época. Pero que es una burguesía nacional que está en ascenso en un proceso en que esta burguesía nacional no es una burguesía que se pone de rodillas frente al imperialismo, sino que es una burguesía que tiene dos caras. Creo que le tiene, por una parte, temor a lo que sería la ideología proletaria o lo que sería la hegemonía proletaria en ese movimiento, pero que, simultáneamente tiene, en lo fundamental, un carácter antiimperialista. En ese sentido, yo no defino al peronismo, me refiero al peronismo de Perón y al peronismo del primer gobierno de Perón, que creo que eso es lo que está planteado, creo que me refiero al peronismo como movimiento histórico, no a lo que ahora existe, el peronismo como movimiento histórico. Creo que el problema es que lo que sería la izquierda cometió errores gravísimos en esa época, y creo que no hubo una articulación entre la izquierda y lo que significaba el general Perón en la Argentina, y lo que significaba ese ascenso de esos sectores de burguesía nacional que estaban enfrentados al imperialismo. Creo que ésa es la cuestión. Por eso creo que no es un problema de que hubieran frenado, por el contrario, creo que había mejores condiciones para, en todo caso, hubiera habido, lamentablemente, la coyuntura y como las cosas se fueron dando, daría para una larga cuestión, probablemente hubiera habido mejores condiciones. Tampoco hubo condiciones para organizar la resistencia de masas en el año 55, cuando se lo voltea a Perón, y tampoco, efectivamente, Perón no llama a las masas a armarse para defender del golpe del 55.
G. Cieza:
Acá hay dos preguntas que se refieren a la experiencia zapatista. Una dice: ¿La experiencia de la revolución zapatista no pone en tela de juicio algunos preceptos básicos del marxismo-leninismo, al no ponerse como objetivos, por ejemplo, la toma del poder?. Y después otra que dice: En el caso del zapatismo, ¿éste no deja de lado las formas de expresión marxista típicas y adquiere otro lenguaje que se adapta al contexto social y su población?.
Acá hay dos preguntas que se refieren a la experiencia zapatista. Una dice: ¿La experiencia de la revolución zapatista no pone en tela de juicio algunos preceptos básicos del marxismo-leninismo, al no ponerse como objetivos, por ejemplo, la toma del poder?. Y después otra que dice: En el caso del zapatismo, ¿éste no deja de lado las formas de expresión marxista típicas y adquiere otro lenguaje que se adapta al contexto social y su población?.
D. Kordon:
Bueno, me río porque las preguntas son muy difíciles, variadas y difíciles. Yo les insisto que voy a dar mi opinión. A mí me parece, yo por ejemplo me animo a decir que el Che Guevara era marxista-leninista porque él lo decía. Y entonces puedo decir él lo decía y creo que él consideraba que lo que hacía correspondía a un marxista-leninista. Y yo sinceramente no me considero con la autoridad para decir que el zapatismo se apoya en el marxismo o no se apoya en el marxismo, porque los zapatistas no lo dicen, por lo tanto no considero que sea yo la que tenga que decir si ellos son marxistas-leninistas.
Lo que sí quiero decir es que el problema de la toma del poder... Yo les cuento que yo tuve oportunidad de estar en Chiapas y, bueno, si es posible creo que voy a poder ir de nuevo el mes que viene. Hemos hecho una experiencia de un trabajo en salud mental en Chiapas que ha sido francamente, no sé si a ellos los ayudamos, pero lo que nosotros hemos aprendido fue una enormidad. Yo la verdad que lo que más aprendí es cómo están enlazando el problema de la lucha armada en Chiapas con la población indígena, es decir, ver cómo esos indígenas son la base y el fundamento del Ejército Zapatista, cómo cuando los zapatistas dicen mandamos obedeciendo no están hablando de una formalidad, sino que están hablando de una profunda relación con las masas. Creo que ése es un aprendizaje muy profundo que tenemos que hacer. Ahora bien, planteado esto, primero creo que las condiciones actuales para la toma del poder y para el cambio de poder son extremadamente difíciles. Les confieso que a mí, personalmente, me gustaría que el movimiento zapatista hubiera planteado el problema de la lucha por el poder, que lo hubiera planteado, yo personalmente hubiera preferido eso, pero ellos no lo plantearon, eso es absolutamente cierto. Ahora bien, a veces pienso, les digo porque esto, somos muchos, lo digo con completa franqueza, a veces pienso, digo, bueno, hoy acá en la Argentina, por ejemplo, uno puede plantear el problema del poder, los dirigentes obreros, clasistas, podrían plantear el problema del poder. Ahora, el problema es, y me gustaría también, pero el problema es que no es sencilla la cuestión, ¿me explico? Es decir, yo entiendo que los zapatistas no plantean, pero también dicen ellos que hasta tanto no cambien las condiciones de explotación del pueblo mexicano ellos no van a dejar las armas. Entonces qué es lo que están planteando. Porque para que cambien las condiciones de explotación en la sociedad mexicana, país capitalista desarrollado más que el nuestro en las formas del capitalismo, bueno, supongo que tiene que haber lucha armada, supongo que van a tener que haber muchas cosas, que en la práctica plantean, en la práctica, el problema del poder. Por lo tanto, efectivamente, no podría afirmar que los zapatistas, no es que no lo podría afirmar, no lo digo porque considero que los que lo tienen que decir son ellos.
Lo único que sí alguna vez escuché, y esto me pareció hermoso, porque hace también a lo que planteaba recién el compañero, que es el respeto que podamos tener entre todos aquellos que por ahora tenemos quizás distintas estrategias aún, y distintos abordajes tácticos de las situaciones concretas, pero que compartimos ideas y que compartimos como una expectativa en un sentido común, y en ese sentido rescato lo que decía el compañero con respecto al tema de esta Cátedra. Entonces, me acordaba que en una mesa que había estado alguien decía que, bueno, que los cristianos consideran que el zapatismo es verdaderamente un movimiento que respeta la ideología o la Teología de la Liberación, por ejemplo, que respeta lo que, y toma ese modelo, digamos, modelo de los cristianos. Y que los marxistas consideran que los zapatistas son marxistas. Y que los maoístas consideran que los zapatistas son maoístas, etc., etc. Entonces, me parece que, efectivamente, bueno, tenemos que tomar la realidad como la realidad es y no como uno quisiera torcerla. Por lo tanto, yo opino que creo que el zapatismo no se define como apoyado en la teoría marxista-leninista, y no lo diría por ellos. Ahora lo que sí estoy convencida, por eso digo que no sé qué es lo que va a pasar en el futuro, lo que sí estoy convencida que constituyen un aporte fundamental, con lo que ya han hecho hasta ahora, para el debate de la posibilidad revolucionaria en América Latina. Creo que eso sí es importantísimo.
Y la otra, la otra cuestión con respecto al problema del discurso. A mí me parece que el problema del discurso, en verdad, no es un problema de las formas de expresión de marxistas típicos o no típicos, porque yo creo que ser marxista en teoría es bastante sencillo. El problema es que uno demostrará en la práctica si en verdad, y si defiende el marxismo-leninismo, demostrará en la práctica si lo es. Lo que sí quiero plantear, y creo que una de las cuestiones que plantea el marxismo, es la cuestión, y que se han planteado en numerosos desarrollos del marxismo, es el problema de cómo se articulan los principios generales del marxismo-leninismo, no como un dogma sino como una guía para la acción, cómo se articula con la práctica de la revolución en cada país. Y eso es un posicionamiento de la teoría marxista, que es cómo se articula una cosa con otra. Por lo tanto, el problema del lenguaje es un desafío, es verdad, el problema del lenguaje es un desafío porque es el problema, en última instancia, de cómo se articula lo que aspira ser una vanguardia con las grandes masas en un país. Creo que plantea ese problema, el problema del lenguaje. Pero lo que sí quiero decir, y que esto es lo que creo que estaría en discusión, me parece que el problema es que si los zapatistas tienen un particular lenguaje es porque ese lenguaje lo han construido en la relación con las masas indígenas de Chiapas, no es un lenguaje que lo haya construído el Subcomandante Marcos por cuenta propia, o porque es poeta, sino que se ha construido desde el reconocimiento de las necesidades de esas masas, que se ven reconocidas en ese lenguaje que expresa el zapatismo. Y yo creo que, en todo caso, ése es el problema del lenguaje, cómo el lenguaje es capaz de expresar en un plano superior, y eso es lo que trataba de decir con lo del Che, en un plano superior, las necesidades de las grandes masas, y no es un lenguaje que surja con exterioridad a las grandes masas. Me parece que ése es el problema del lenguaje.
Bueno, me río porque las preguntas son muy difíciles, variadas y difíciles. Yo les insisto que voy a dar mi opinión. A mí me parece, yo por ejemplo me animo a decir que el Che Guevara era marxista-leninista porque él lo decía. Y entonces puedo decir él lo decía y creo que él consideraba que lo que hacía correspondía a un marxista-leninista. Y yo sinceramente no me considero con la autoridad para decir que el zapatismo se apoya en el marxismo o no se apoya en el marxismo, porque los zapatistas no lo dicen, por lo tanto no considero que sea yo la que tenga que decir si ellos son marxistas-leninistas.
Lo que sí quiero decir es que el problema de la toma del poder... Yo les cuento que yo tuve oportunidad de estar en Chiapas y, bueno, si es posible creo que voy a poder ir de nuevo el mes que viene. Hemos hecho una experiencia de un trabajo en salud mental en Chiapas que ha sido francamente, no sé si a ellos los ayudamos, pero lo que nosotros hemos aprendido fue una enormidad. Yo la verdad que lo que más aprendí es cómo están enlazando el problema de la lucha armada en Chiapas con la población indígena, es decir, ver cómo esos indígenas son la base y el fundamento del Ejército Zapatista, cómo cuando los zapatistas dicen mandamos obedeciendo no están hablando de una formalidad, sino que están hablando de una profunda relación con las masas. Creo que ése es un aprendizaje muy profundo que tenemos que hacer. Ahora bien, planteado esto, primero creo que las condiciones actuales para la toma del poder y para el cambio de poder son extremadamente difíciles. Les confieso que a mí, personalmente, me gustaría que el movimiento zapatista hubiera planteado el problema de la lucha por el poder, que lo hubiera planteado, yo personalmente hubiera preferido eso, pero ellos no lo plantearon, eso es absolutamente cierto. Ahora bien, a veces pienso, les digo porque esto, somos muchos, lo digo con completa franqueza, a veces pienso, digo, bueno, hoy acá en la Argentina, por ejemplo, uno puede plantear el problema del poder, los dirigentes obreros, clasistas, podrían plantear el problema del poder. Ahora, el problema es, y me gustaría también, pero el problema es que no es sencilla la cuestión, ¿me explico? Es decir, yo entiendo que los zapatistas no plantean, pero también dicen ellos que hasta tanto no cambien las condiciones de explotación del pueblo mexicano ellos no van a dejar las armas. Entonces qué es lo que están planteando. Porque para que cambien las condiciones de explotación en la sociedad mexicana, país capitalista desarrollado más que el nuestro en las formas del capitalismo, bueno, supongo que tiene que haber lucha armada, supongo que van a tener que haber muchas cosas, que en la práctica plantean, en la práctica, el problema del poder. Por lo tanto, efectivamente, no podría afirmar que los zapatistas, no es que no lo podría afirmar, no lo digo porque considero que los que lo tienen que decir son ellos.
Lo único que sí alguna vez escuché, y esto me pareció hermoso, porque hace también a lo que planteaba recién el compañero, que es el respeto que podamos tener entre todos aquellos que por ahora tenemos quizás distintas estrategias aún, y distintos abordajes tácticos de las situaciones concretas, pero que compartimos ideas y que compartimos como una expectativa en un sentido común, y en ese sentido rescato lo que decía el compañero con respecto al tema de esta Cátedra. Entonces, me acordaba que en una mesa que había estado alguien decía que, bueno, que los cristianos consideran que el zapatismo es verdaderamente un movimiento que respeta la ideología o la Teología de la Liberación, por ejemplo, que respeta lo que, y toma ese modelo, digamos, modelo de los cristianos. Y que los marxistas consideran que los zapatistas son marxistas. Y que los maoístas consideran que los zapatistas son maoístas, etc., etc. Entonces, me parece que, efectivamente, bueno, tenemos que tomar la realidad como la realidad es y no como uno quisiera torcerla. Por lo tanto, yo opino que creo que el zapatismo no se define como apoyado en la teoría marxista-leninista, y no lo diría por ellos. Ahora lo que sí estoy convencida, por eso digo que no sé qué es lo que va a pasar en el futuro, lo que sí estoy convencida que constituyen un aporte fundamental, con lo que ya han hecho hasta ahora, para el debate de la posibilidad revolucionaria en América Latina. Creo que eso sí es importantísimo.
Y la otra, la otra cuestión con respecto al problema del discurso. A mí me parece que el problema del discurso, en verdad, no es un problema de las formas de expresión de marxistas típicos o no típicos, porque yo creo que ser marxista en teoría es bastante sencillo. El problema es que uno demostrará en la práctica si en verdad, y si defiende el marxismo-leninismo, demostrará en la práctica si lo es. Lo que sí quiero plantear, y creo que una de las cuestiones que plantea el marxismo, es la cuestión, y que se han planteado en numerosos desarrollos del marxismo, es el problema de cómo se articulan los principios generales del marxismo-leninismo, no como un dogma sino como una guía para la acción, cómo se articula con la práctica de la revolución en cada país. Y eso es un posicionamiento de la teoría marxista, que es cómo se articula una cosa con otra. Por lo tanto, el problema del lenguaje es un desafío, es verdad, el problema del lenguaje es un desafío porque es el problema, en última instancia, de cómo se articula lo que aspira ser una vanguardia con las grandes masas en un país. Creo que plantea ese problema, el problema del lenguaje. Pero lo que sí quiero decir, y que esto es lo que creo que estaría en discusión, me parece que el problema es que si los zapatistas tienen un particular lenguaje es porque ese lenguaje lo han construido en la relación con las masas indígenas de Chiapas, no es un lenguaje que lo haya construído el Subcomandante Marcos por cuenta propia, o porque es poeta, sino que se ha construido desde el reconocimiento de las necesidades de esas masas, que se ven reconocidas en ese lenguaje que expresa el zapatismo. Y yo creo que, en todo caso, ése es el problema del lenguaje, cómo el lenguaje es capaz de expresar en un plano superior, y eso es lo que trataba de decir con lo del Che, en un plano superior, las necesidades de las grandes masas, y no es un lenguaje que surja con exterioridad a las grandes masas. Me parece que ése es el problema del lenguaje.
G. Cieza:
Acá hay otra pregunta, ésta sí es difícil: ¿Qué cree que haría el Che en la Argentina desde su ética, sus concepciones y su práctica?.
Acá hay otra pregunta, ésta sí es difícil: ¿Qué cree que haría el Che en la Argentina desde su ética, sus concepciones y su práctica?.
D. Kordon:
Bueno, esta pregunta me plantea el mismo problema de que yo no puedo decir lo que haría el Che, como no puedo decir lo que harían los zapatistas, en la Argentina. No podría decir nunca lo que haría el Che Guevara. Lo que sí estoy segura que haría el Che Guevara es que el Che Guevara hoy no estaría preocupado por el problema de las elecciones, discúlpenme, o quizás no, o quizás ése es mi deseo de lo que haría el Che Guevara. Pero, digamos, que yo creo que el Che Guevara hoy estaría participando e investigando profundamente las experiencias que se están haciendo en la Argentina, y las experiencias más avanzadas de los cortes de ruta, que estaría junto a los piqueteros, que estaría en el plano de la lucha social viendo qué se está movilizando de lo más entrañable y de lo más profundo de la sociedad argentina, para poder elevarlo a un plano superior, poder generalizar las experiencias y poder transformar esto en un proceso que sí apunte a las transformaciones del estado y a ese cambio profundo del estado. Eso creo que el Che Guevara lo estaría haciendo. Estoy segura que su compromiso sería con los de abajo, su compromiso sería con los que luchan, su compromiso, seguramente, ya hubiera estado desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, acompañando e investigando cada uno de esos procesos, para poder darle un camino en el sentido liberador de la Argentina. Creo que ésa hubiera sido su preocupación en este momento y no, seguramente, estaría preocupado por esta democracia formal que nos están proponiendo. Yo, la verdad que acá no tengo el párrafo, pero había un párrafo del Che que a mí me pareció conmovedor, cuando él dice que, no me acuerdo cómo es el texto pero él a lo que se refiere dice: a mí los moderados no me gustan o no me interesan, no me acuerdo exactamente cómo dice, porque, él dice, los pueblos no son moderados. Dice yo tengo desconfianza a los moderados porque los moderados, a la larga o a la corta, terminan traicionando, y los pueblos no son moderados, y los pueblos buscan, no ponderan la moderación, buscan o asumen lo que sería la rebelión más profunda en relación a la moderación. De modo tal que creo que quizás, desde ya discúlpenme que diga mi opinión personal, no estaría preocupado por estas elecciones y quizás estuviera, no sé, mi deseo de que estuviera entre aquellos como es el 40% que no ha ido a votar en Santiago del Estero, o que votaría en blanco, en fin, pero eso ya es mi opinión personal.
Bueno, esta pregunta me plantea el mismo problema de que yo no puedo decir lo que haría el Che, como no puedo decir lo que harían los zapatistas, en la Argentina. No podría decir nunca lo que haría el Che Guevara. Lo que sí estoy segura que haría el Che Guevara es que el Che Guevara hoy no estaría preocupado por el problema de las elecciones, discúlpenme, o quizás no, o quizás ése es mi deseo de lo que haría el Che Guevara. Pero, digamos, que yo creo que el Che Guevara hoy estaría participando e investigando profundamente las experiencias que se están haciendo en la Argentina, y las experiencias más avanzadas de los cortes de ruta, que estaría junto a los piqueteros, que estaría en el plano de la lucha social viendo qué se está movilizando de lo más entrañable y de lo más profundo de la sociedad argentina, para poder elevarlo a un plano superior, poder generalizar las experiencias y poder transformar esto en un proceso que sí apunte a las transformaciones del estado y a ese cambio profundo del estado. Eso creo que el Che Guevara lo estaría haciendo. Estoy segura que su compromiso sería con los de abajo, su compromiso sería con los que luchan, su compromiso, seguramente, ya hubiera estado desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, acompañando e investigando cada uno de esos procesos, para poder darle un camino en el sentido liberador de la Argentina. Creo que ésa hubiera sido su preocupación en este momento y no, seguramente, estaría preocupado por esta democracia formal que nos están proponiendo. Yo, la verdad que acá no tengo el párrafo, pero había un párrafo del Che que a mí me pareció conmovedor, cuando él dice que, no me acuerdo cómo es el texto pero él a lo que se refiere dice: a mí los moderados no me gustan o no me interesan, no me acuerdo exactamente cómo dice, porque, él dice, los pueblos no son moderados. Dice yo tengo desconfianza a los moderados porque los moderados, a la larga o a la corta, terminan traicionando, y los pueblos no son moderados, y los pueblos buscan, no ponderan la moderación, buscan o asumen lo que sería la rebelión más profunda en relación a la moderación. De modo tal que creo que quizás, desde ya discúlpenme que diga mi opinión personal, no estaría preocupado por estas elecciones y quizás estuviera, no sé, mi deseo de que estuviera entre aquellos como es el 40% que no ha ido a votar en Santiago del Estero, o que votaría en blanco, en fin, pero eso ya es mi opinión personal.
G. Cieza:
¿Cómo se hace muchas veces para poder superar esa contradicción que se nos genera al haber crecido y haber sido educado en un sistema capitalista, cuando se tiene voluntad de transformar la sociedad, cuando esas contradicciones aparecen en lo familiar, en lo afectivo y lo personal, laboral y en algunas oportunidades en lo político?.
¿Cómo se hace muchas veces para poder superar esa contradicción que se nos genera al haber crecido y haber sido educado en un sistema capitalista, cuando se tiene voluntad de transformar la sociedad, cuando esas contradicciones aparecen en lo familiar, en lo afectivo y lo personal, laboral y en algunas oportunidades en lo político?.
D. Kordon:
Bueno, creo que ésta es una pregunta que nos la hacemos muchos, todos los días. Efectivamente creo que, yo les digo lo siguiente, a mí me parece que uno con lo que aprende es con la práctica social. Yo por ejemplo, la verdad, con las ideas educacionistas, por ejemplo, educacionistas en el sentido de esa relación de exterioridad, creo que no resuelven los problemas. A mí me parece que uno aprende con la práctica social. Y por ejemplo les digo cuando, si hoy se habló del tema de la represión, lo que yo aprendí en la lucha antidictatorial, por ejemplo, no lo hubiera aprendido nunca ni estudiando la teoría ni en una actividad educativa. Lo que uno aprende y lo que uno cambia de uno mismo es en la práctica social. Y por lo tanto, la otra cosa es suponer que uno puede despojarse de los intereses individualistas, despojarse, cómo decir, es idealista, me parece a mí, suponer que uno de golpe decide yo cambio todo. Yo creo que uno va cambiando a medida que se va involucrando y se va sintiendo parte de la lucha social. Creo que ésa es la manera en que uno se puede educar. Entonces esto que ustedes dicen, cuando uno dice, bueno, el problema del sistema capitalista y cómo se puede hacer cuando uno creció en eso, etc., y cuando esas contradicciones aparecen en lo familiar, en lo afectivo, personal, laboral y en algunas oportunidades en la política, yo creo que esto es una afirmación, esta parte de la pregunta. Y creo que esas contradicciones son inevitables. Yo les confieso, muchas veces yo me pregunto, por ejemplo, yo, bueno, yo tengo hijos, les dije, tengo hijos grandes y tengo nietos, y soy además muy pegotera con mis nietos, y sinceramente muchas veces me pregunto si, cómo hacer, ¿me explico?, porque a veces a mí me agarraría las ganas durante la semana de ir a ver a mis nietos, con los que me llevo fenómeno, y qué se yo, y decir, bueno, mejor hoy estoy con ellos, etc., y no estoy todo lo que quisiera estar. Y las contradicciones las tenemos todos, todos los días en lo familiar, y nunca nos quedamos del todo tranquilos. No sé si a ustedes les pasa, uno está en un lugar y piensa que tendría que estar en el otro, y tiene que estar en un lugar, y después tiene discusiones a veces también en el seno de lo familiar, etc., etc. Y son inevitables. Yo les diría que me parece que es imposible no estar sujeto a esas contradicciones, y las tiene que resolver como mejor puedan. Qué se le va a hacer. La única diferencia es si uno las tiene que pensar como resueltas, uno solo, o saber, primero, que no hay posibilidades de vivir si uno no está en contradicción. Es imposible. La vida es una contradicción. Entonces uno las tiene que asumir, qué le va a hacer, sería hermoso que no las tuviera pero las tiene. Yo cuando me fijo cómo me visto, y la tengo la contradicción, porque por qué me voy a fijar si un vestido me queda mejor que otro, qué vestido elijo, pero me fijo, qué le voy a hacer. Y por qué podría decir me veo gorda y por qué estoy gorda, porque la verdad es que a la revolución no le hace nada si yo estoy más gorda o más flaca, pero me afecta también. Entonces, doy ejemplos burdos, tontos, pero los doy a propósito como ejemplos burdos y tontos, en el sentido de que yo lo que no estoy de acuerdo es en que se exija algo así como el máximo del conjunto, donde lo que cada cosa y cada persona puede dar implica en esta sociedad un esfuerzo gigantesco, y que por lo tanto tenemos que tratar de que lo que cada uno pueda dar pueda ser tomado como aporte, pueda ser considerado como un aporte y no exigir lo absoluto. Creo que eso es muy importante. Y en esta construcción, seguramente, nos vamos a ir despojando, quizás muchos de ustedes puedan conocer otros momentos distintos que yo no sé si ya voy a conocer, pero en este proceso creo que sí se pueden ir abordando, entonces, en cada momento concreto, las contradicciones que se tengan en el plano de los afectos, de la vida familiar, etc., etc. Creo que no tengo ninguna receta, no la tengo, creo que es esto la vida misma.
Bueno, creo que ésta es una pregunta que nos la hacemos muchos, todos los días. Efectivamente creo que, yo les digo lo siguiente, a mí me parece que uno con lo que aprende es con la práctica social. Yo por ejemplo, la verdad, con las ideas educacionistas, por ejemplo, educacionistas en el sentido de esa relación de exterioridad, creo que no resuelven los problemas. A mí me parece que uno aprende con la práctica social. Y por ejemplo les digo cuando, si hoy se habló del tema de la represión, lo que yo aprendí en la lucha antidictatorial, por ejemplo, no lo hubiera aprendido nunca ni estudiando la teoría ni en una actividad educativa. Lo que uno aprende y lo que uno cambia de uno mismo es en la práctica social. Y por lo tanto, la otra cosa es suponer que uno puede despojarse de los intereses individualistas, despojarse, cómo decir, es idealista, me parece a mí, suponer que uno de golpe decide yo cambio todo. Yo creo que uno va cambiando a medida que se va involucrando y se va sintiendo parte de la lucha social. Creo que ésa es la manera en que uno se puede educar. Entonces esto que ustedes dicen, cuando uno dice, bueno, el problema del sistema capitalista y cómo se puede hacer cuando uno creció en eso, etc., y cuando esas contradicciones aparecen en lo familiar, en lo afectivo, personal, laboral y en algunas oportunidades en la política, yo creo que esto es una afirmación, esta parte de la pregunta. Y creo que esas contradicciones son inevitables. Yo les confieso, muchas veces yo me pregunto, por ejemplo, yo, bueno, yo tengo hijos, les dije, tengo hijos grandes y tengo nietos, y soy además muy pegotera con mis nietos, y sinceramente muchas veces me pregunto si, cómo hacer, ¿me explico?, porque a veces a mí me agarraría las ganas durante la semana de ir a ver a mis nietos, con los que me llevo fenómeno, y qué se yo, y decir, bueno, mejor hoy estoy con ellos, etc., y no estoy todo lo que quisiera estar. Y las contradicciones las tenemos todos, todos los días en lo familiar, y nunca nos quedamos del todo tranquilos. No sé si a ustedes les pasa, uno está en un lugar y piensa que tendría que estar en el otro, y tiene que estar en un lugar, y después tiene discusiones a veces también en el seno de lo familiar, etc., etc. Y son inevitables. Yo les diría que me parece que es imposible no estar sujeto a esas contradicciones, y las tiene que resolver como mejor puedan. Qué se le va a hacer. La única diferencia es si uno las tiene que pensar como resueltas, uno solo, o saber, primero, que no hay posibilidades de vivir si uno no está en contradicción. Es imposible. La vida es una contradicción. Entonces uno las tiene que asumir, qué le va a hacer, sería hermoso que no las tuviera pero las tiene. Yo cuando me fijo cómo me visto, y la tengo la contradicción, porque por qué me voy a fijar si un vestido me queda mejor que otro, qué vestido elijo, pero me fijo, qué le voy a hacer. Y por qué podría decir me veo gorda y por qué estoy gorda, porque la verdad es que a la revolución no le hace nada si yo estoy más gorda o más flaca, pero me afecta también. Entonces, doy ejemplos burdos, tontos, pero los doy a propósito como ejemplos burdos y tontos, en el sentido de que yo lo que no estoy de acuerdo es en que se exija algo así como el máximo del conjunto, donde lo que cada cosa y cada persona puede dar implica en esta sociedad un esfuerzo gigantesco, y que por lo tanto tenemos que tratar de que lo que cada uno pueda dar pueda ser tomado como aporte, pueda ser considerado como un aporte y no exigir lo absoluto. Creo que eso es muy importante. Y en esta construcción, seguramente, nos vamos a ir despojando, quizás muchos de ustedes puedan conocer otros momentos distintos que yo no sé si ya voy a conocer, pero en este proceso creo que sí se pueden ir abordando, entonces, en cada momento concreto, las contradicciones que se tengan en el plano de los afectos, de la vida familiar, etc., etc. Creo que no tengo ninguna receta, no la tengo, creo que es esto la vida misma.
G. Cieza:
¿Se podría pensar que puede haber un brote revolucionario a nivel sudamericano por el movimiento zapatista en México, los Sin Tierra en Brasil, el movimiento indígena (...) en Nicaragua y El Salvador, focos senderistas y del MRTA que quedan diseminados en el Perú, etc.? ¿Cómo se globalizaría para su óptica una revolución ahora?.
¿Se podría pensar que puede haber un brote revolucionario a nivel sudamericano por el movimiento zapatista en México, los Sin Tierra en Brasil, el movimiento indígena (...) en Nicaragua y El Salvador, focos senderistas y del MRTA que quedan diseminados en el Perú, etc.? ¿Cómo se globalizaría para su óptica una revolución ahora?.
D. Kordon:
(Se ríe) Si ustedes tienen la respuesta, francamente se los agradecería infinitamente. Yo no tengo, por supuesto, cómo puedo tener respuesta a esta pregunta. Lo que sí creo es que lo que está formulado, efectivamente, en la pregunta, señala algo que es lo que nos conmueve a todos. Y creo que hay algo que es nuevo. Indudablemente, los movimientos que acá se señalan en la pregunta están señalando una nueva etapa, me parece a mí, para América Latina, del mismo modo que la nueva situación en la Argentina también está acercando nuevas condiciones para pensar en aproximaciones. Supongo que, bueno, también están en Colombia, están las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas, etc., es decir, hay en toda América Latina, evidentemente, hay algo que se está moviendo y que está cambiando. Y bueno, creo que será tarea de quienes están luchando en cada uno de estos países poder encontrar cuáles son los caminos de aproximación a este cambio revolucionario. Y creo que, en todo caso, es de debate nuestro estudiar, porque creo sinceramente, voy a decir la verdad, yo no creo que la revolución hoy esté a la orden del día en la Argentina, es decir, no creo que mañana estemos en un proceso revolucionario, creo que no, lo que sí creo que tenemos que estudiar son cuáles son las formas para la Argentina de aproximación y de acercamiento a ese proceso revolucionario. Creo que eso y cuáles son los caminos más adecuados que podamos encontrar para eso, creo que eso es lo que necesitamos investigar. Y algunas cosas de las que he planteado estarían, para mi opinión, en esa dirección. Creo que estudiar, por ejemplo, la experiencia de lo que ha ocurrido en el último año en la Argentina es muy importante. La verdad que a mí me parece que ha habido un cambio en calidad en lo que está ocurriendo, que necesitamos, está expresando algo profundo, y creo que tenemos que investigar para que esto pueda tener un nivel mayor de generalización, pueda tener, además, un nivel de presión en lo político general, que es lo que todavía no tiene, un nivel de unificación en un plano superior, de recuperación en lo político en general, que todavía no lo tenemos. Y que eso, a su vez, ese plano de recuperación en un paso superior de unificación y de propuesta, alguien hablaba de proyecto colectivo, de esta propuesta, a su vez actúe como un motor que estimule el mayor desarrollo del movimiento social. Me parece que eso es lo que hoy tenemos planteado para este período.
(Se ríe) Si ustedes tienen la respuesta, francamente se los agradecería infinitamente. Yo no tengo, por supuesto, cómo puedo tener respuesta a esta pregunta. Lo que sí creo es que lo que está formulado, efectivamente, en la pregunta, señala algo que es lo que nos conmueve a todos. Y creo que hay algo que es nuevo. Indudablemente, los movimientos que acá se señalan en la pregunta están señalando una nueva etapa, me parece a mí, para América Latina, del mismo modo que la nueva situación en la Argentina también está acercando nuevas condiciones para pensar en aproximaciones. Supongo que, bueno, también están en Colombia, están las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas, etc., es decir, hay en toda América Latina, evidentemente, hay algo que se está moviendo y que está cambiando. Y bueno, creo que será tarea de quienes están luchando en cada uno de estos países poder encontrar cuáles son los caminos de aproximación a este cambio revolucionario. Y creo que, en todo caso, es de debate nuestro estudiar, porque creo sinceramente, voy a decir la verdad, yo no creo que la revolución hoy esté a la orden del día en la Argentina, es decir, no creo que mañana estemos en un proceso revolucionario, creo que no, lo que sí creo que tenemos que estudiar son cuáles son las formas para la Argentina de aproximación y de acercamiento a ese proceso revolucionario. Creo que eso y cuáles son los caminos más adecuados que podamos encontrar para eso, creo que eso es lo que necesitamos investigar. Y algunas cosas de las que he planteado estarían, para mi opinión, en esa dirección. Creo que estudiar, por ejemplo, la experiencia de lo que ha ocurrido en el último año en la Argentina es muy importante. La verdad que a mí me parece que ha habido un cambio en calidad en lo que está ocurriendo, que necesitamos, está expresando algo profundo, y creo que tenemos que investigar para que esto pueda tener un nivel mayor de generalización, pueda tener, además, un nivel de presión en lo político general, que es lo que todavía no tiene, un nivel de unificación en un plano superior, de recuperación en lo político en general, que todavía no lo tenemos. Y que eso, a su vez, ese plano de recuperación en un paso superior de unificación y de propuesta, alguien hablaba de proyecto colectivo, de esta propuesta, a su vez actúe como un motor que estimule el mayor desarrollo del movimiento social. Me parece que eso es lo que hoy tenemos planteado para este período.
G. Cieza:
Bueno, si no hay más preguntas, nadie quiere decir más nada, entonces la próxima clase "Revolución y democracia", va a estar Miguel Bonasso, Santiago Wallace y Víctor Mariani. Los esperamos el próximo sábado a las 18. Buenas tardes.
Bibliografía
Humanismo y ética revolucionaria
1- Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos. 7. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985. "Discurso clausura del Primer Encuentro Internacional de Estudiantes y Profesores de Arquitectura". 29/09/1963. (pp. 109-120).
2- Ernesto Che Guevara. Escritos y Discursos. 9. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985. "Discurso en la Quinta Sesión Plenaria del Consejo Interamericano Económico y Social, en Punta del Este, Uruguay". 8/08/1961. (pp. 41-85). "Discurso en el Segundo Seminario Económico de Solidaridad Afroasiática". Argel, 24/02/1965. (pp. 341-354).
3- Ernesto Che Guevara. Relatos de la Guerra Revolucionaria. Ediciones Omnia, 1986. (pp. 9-34; 50-60 y 104-110).
4- Ernesto Che Guevara. El Socialismo y el Hombre Nuevo. Siglo Veintiuno, 1987. 1ª parte: "La formación del Hombre Nuevo". "El plan y el Hombre Nuevo" (pp. 53-77). 2ª parte: "Las bases materiales del socialismo". "El comunismo debe ser también una moral revolucionaria" (pp. 240-244).
5- Michael Lowy. El pensamiento del Che Guevara. Siglo Veintiuno Editores, 1987. - 1ª parte: "La filosofía del Che". 3. "El Hombre Nuevo" (pp. 24-38). 4. "Los valores humanistas" (pp. 29-36).
6- Adolfo Sánchez Vázquez. "El socialismo y el Che". En Casa de las Américas. Homenaje a Ernesto Che Guevara. Octubre de 1986.
7- Dra. María Caridad Pacheco González. "La clase obrera en el pensamiento del Che". Instituto de Filosofía, La Habana, Cuba.
8- Aníbal Ponce. Humanismo burgués y humanismo proletario. De Erasmo a Romain Rolland. Editorial Cartago de México, 1981. "I. El humanismo burgués" (pp. 9-29).
9- León Rozitchner. Moral burgesa y revolución. Editorial Tiempo Contemporáneo, 1969. Introducción (pp. 9-18).
10- Ernesto Che Guevara. "El socialismo y el hombre en Cuba". En: Ernesto Che Guevara. Obras completas. 2. (pp. 7-33). Editorial Legasa. Buenos Aires. Ver Módulo VI.
* Se sugiere la lectura de:
- León Rozitchner. Moral burguesa y revolución. Editorial Tiempo Cotemporáneo, 1969.
- Horacio González. "Un horizonte crítico y humanista". En: Volumen colectivo. Che, el argentino. Ediciones De mano en mano, Buenos Aires, 1997. (pp. 133-147).
- Vicente Zito Lema. "El legado del Che en la actualidad". En: Cátedra Ernesto Che Guevara, Universidad Nacional de La Plata. Desgrabaciones segundo cuatrimestre de 1997 (15/11/97).
* El profesor David Viñas recomienda como lectura para la discusión:
- Ernesto Che Guevara. Escritos esenciales. Editorial Taurus.
- Jorge Castañeda. La vida en rojo. Editorial Planeta.
- Paco Ignacio Taibo II. Ernesto Che Guevara, también conocido como el Che. Editorial Planeta.
Los cuadernillos de las desgrabaciones y de los textos que se indican en la bibliografía están disponibles para consulta en la Biblioteca Popular Héctor Germán Oesterheld.
Anexo
LOS DEBATES PENDIENTES
El fantástico y embarullado retorno del Che presenta múltiples facetas para el análisis.
Entre los homenajes acríticos, el oportunismo de las fuerzas políticas mayoritarias y la mercantilización, se va abriendo lugar a una pregunta esencial: ¿cuál es la actualidad del Che? No son pocos los que comienzan a entrever la posibilidad de emprender un camino propio inspirados en su espíritu libre. La demanda de una verdadera democracia y la vigencia de la justicia social comienza a encontrar nombres, rostros y símbolos, en la Argentina y en el continente. Es el principio de la construcción de una nueva época.
Esta Cátedra surgió por la necesidad de encontrar ámbitos para debatir libremente los caminos a recorrer en esta nueva situación. Es por eso que, a 30 años de su muerte, no convocamos a ningún homenaje: la imagen del Che como hombre ideal inalcanzable, ícono y santo, ayuda muy poco. En cambio, como símbolo de muchos revolucionarios que en una situación histórica determinada lucharon por el socialismo, hombres reales, comprensibles, contextualizados y sometidos a la crítica y al desgaste de los años, sirve mucho más. Este 8 de octubre fue una oportunidad para un acercamiento al Che y una posibilidad de comenzar a debatir ese proceso violento y humano, apasionado y desconocido, que se extendió hasta los 70 y que aquí recién ahora comienza a ser discutido.
Manuel Gaggero
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 3 - 11/10/97
VENAS ABIERTAS
La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta.
¿No ha sido, la nuestra, una continua experiencia histórica de mutilación y desintegración disfrazada de desarrollo? Siglos atrás, la conquista arrasó los suelos para implantar cultivos de exportación y aniquiló las poblaciones indígenas en los socavones y los lavaderos para satisfacer la demanda de plata y oro en ultramar.
Para que el imperialismo norteamericano pueda, hoy día, integrar para reinar en América Latina, fue necesario que ayer el Imperio británico contribuyera a dividirnos con los mismos fines. Un archipiélago de países, desconectados entre sí, nació como consecuencia de la frustración de nuestra unidad nacional. Las oligarquías portuarias consolidaron, a través del comercio libre, esta estructura de la fragmentación, que era su fuente de ganancias.
Son secretas las matanzas de la miseria en América Latina; cada año estallan, silenciosamente, sin estrépito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia sistemática, no aparente pero real, va en aumento. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles. Los jóvenes se multiplican, se levantan, escuchan: ¿qué les ofrece la voz del sistema? El sistema habla un lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras vacías; opina que faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se desperdician; denomina ayuda a la ortopedia deformante de los empréstitos y al drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan.
Los despojados, los humillados, los malditos tienen, ellos sí, en sus manos, la tarea. La causa nacional latinoamericana es, ante todo, una causa social. Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres.
El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo. El sistema tiene pies de barro. Se postula a sí mismo como destino y quisiera confundirse con la eternidad. Toda memoria es subversiva, porque es diferente, y también todo proyecto de futuro. Se obliga al zombi a comer sin sal: la sal, peligrosa, podría despertarlo. El sistema encuentra su paradigma en la inmutable sociedad de las hormigas. Por eso se lleva mal con la historia de los hombres, por lo mucho que cambia. Y porque en la historia de los hombres cada acto de destrucción encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación.
Eduardo Galeano
Las venas abiertas de América Latina (selección).
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 3 - 11/10/97
HOMENAJE A UNA TORRE DE FUEGO
Nadie les ha enseñado a hacer lo que están haciendo; nadie le enseña al árbol la forma de dar sus hojas y sus frutos. No se han dejado utilizar, como tantas veces en otros tiempos, a manera de cabezas de puente o pavos de la boda; hoy están solos frente a una realidad resquebrajada, son una inmensa muchedumbre que no acepta ya reajustarse para ingresar ventajosamente en ese mundo que se da en llamar moderno, que no acepta que ese mundo los recupere con la hipócrita reconciliación paternal frente a los hijos pródigos. Algo como una fuente de pura vida, algo como un inmenso amor enfurecido se ha alzado por encima de los inconformismos a medias, en la torre de mando de las tecnocracias, en la fría soberbia de los planes históricos, de las dialécticas esclerosadas. No es el momento de explicar o de calificar esta rebelión contra todos los esquemas prefijados; su sola existencia, aquí y en tantos otros países del mundo, la forma incontenible en que se manifiesta, bastan y sobran como prueba de su validez y su verdad. Nada piden los estudiantes que no sea de alguna manera una nueva definición del hombre y la sociedad, del hombre en la sociedad; y lo piden en la única forma en que es posible pedirlo en este momento, sin reivindicaciones parciales, sin nuevos esquemas que pretendan sustituir a los vigentes. Lo piden con una entrega total de su persona, con el gesto elemental e incuestionable de salir a la calle y gritar contra la maquinaria aplastante de un orden desvitalizado y anacrónico. Los estudiantes están haciendo el amor con el único mundo que aman y que los ama; su rebelión es el abrazo primordial, el encuentro en lo más alto de las pulsiones vitales.
En el pabellón de la Argentina, ¿cómo no iba a manifestarse ese salto hacia una realidad auténtica cuando bajo su techo se venía reiterando la injusticia, la discriminación, la estafa moral que no era más que el reflejo de lo que sucede allá en la patria, allá en tantos países de América Latina? Tomar esta residencia ha significado para los estudiantes entrar escoba en mano en una casa sucia para limpiarle el polvo de mucha ignominia, de mucha hipocresía. Pero en el fondo esto es sólo un episodio dentro de un contexto infinitamente más rico; que no se engañen los que quieran ver en ese gesto una mera oposición política en el plano nacional. Detrás de la ocupación de lo que es propio hay una conciencia que va mucho más allá del perímetro de una residencia universitaria; simbólicamente, poéticamente, estos muchachos han tomado a la Argentina entera para devolverla a su verdad tanto tiempo falseada; y decir eso es decir también América Latina, es sentir a través de este impulso y esta definición toda la angustia de un continente traicionado desde dentro y desde fuera. Cómo no comprender, entonces, el sentido más profundo que tiene hoy aquí, entre nosotros, la evocación del ejemplo vivo del Che, cómo no comprender que lo sintamos tan cerca de los jóvenes que se baten en las calles y dialogan en los anfiteatros. Pero esto no es un homenaje labial; no hemos de recaer una vez más en los esquemas del respeto solemne, de las conmemoraciones a base de palmas y oratoria. Para el Che sólo podía y sólo puede haber un homenaje: el de alzarse como lo hizo él contra la alienación del hombre, contra su colonización física y moral. Todos los estudiantes del mundo que luchan en este mismo momento son de alguna manera el Che. No siempre hacen falta cirujanos para transplantar un corazón en otro cuerpo; el suyo está latiendo en cada estudiante que libra este combate por una vida más digna y más hermosa.
Julio Cortázar
En: Último Round. Tomo I. 1969.
Este texto, escrito para Marcha, de Montevideo, se refiere a las jornadas de mayo de 1968 en París y a la ocupación de la casa de la Argentina en la Ciudad Universitaria por un grupo de compatriotas.
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 14 - 23/5/98
Bueno, si no hay más preguntas, nadie quiere decir más nada, entonces la próxima clase "Revolución y democracia", va a estar Miguel Bonasso, Santiago Wallace y Víctor Mariani. Los esperamos el próximo sábado a las 18. Buenas tardes.
Bibliografía
Humanismo y ética revolucionaria
1- Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos. 7. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985. "Discurso clausura del Primer Encuentro Internacional de Estudiantes y Profesores de Arquitectura". 29/09/1963. (pp. 109-120).
2- Ernesto Che Guevara. Escritos y Discursos. 9. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985. "Discurso en la Quinta Sesión Plenaria del Consejo Interamericano Económico y Social, en Punta del Este, Uruguay". 8/08/1961. (pp. 41-85). "Discurso en el Segundo Seminario Económico de Solidaridad Afroasiática". Argel, 24/02/1965. (pp. 341-354).
3- Ernesto Che Guevara. Relatos de la Guerra Revolucionaria. Ediciones Omnia, 1986. (pp. 9-34; 50-60 y 104-110).
4- Ernesto Che Guevara. El Socialismo y el Hombre Nuevo. Siglo Veintiuno, 1987. 1ª parte: "La formación del Hombre Nuevo". "El plan y el Hombre Nuevo" (pp. 53-77). 2ª parte: "Las bases materiales del socialismo". "El comunismo debe ser también una moral revolucionaria" (pp. 240-244).
5- Michael Lowy. El pensamiento del Che Guevara. Siglo Veintiuno Editores, 1987. - 1ª parte: "La filosofía del Che". 3. "El Hombre Nuevo" (pp. 24-38). 4. "Los valores humanistas" (pp. 29-36).
6- Adolfo Sánchez Vázquez. "El socialismo y el Che". En Casa de las Américas. Homenaje a Ernesto Che Guevara. Octubre de 1986.
7- Dra. María Caridad Pacheco González. "La clase obrera en el pensamiento del Che". Instituto de Filosofía, La Habana, Cuba.
8- Aníbal Ponce. Humanismo burgués y humanismo proletario. De Erasmo a Romain Rolland. Editorial Cartago de México, 1981. "I. El humanismo burgués" (pp. 9-29).
9- León Rozitchner. Moral burgesa y revolución. Editorial Tiempo Contemporáneo, 1969. Introducción (pp. 9-18).
10- Ernesto Che Guevara. "El socialismo y el hombre en Cuba". En: Ernesto Che Guevara. Obras completas. 2. (pp. 7-33). Editorial Legasa. Buenos Aires. Ver Módulo VI.
* Se sugiere la lectura de:
- León Rozitchner. Moral burguesa y revolución. Editorial Tiempo Cotemporáneo, 1969.
- Horacio González. "Un horizonte crítico y humanista". En: Volumen colectivo. Che, el argentino. Ediciones De mano en mano, Buenos Aires, 1997. (pp. 133-147).
- Vicente Zito Lema. "El legado del Che en la actualidad". En: Cátedra Ernesto Che Guevara, Universidad Nacional de La Plata. Desgrabaciones segundo cuatrimestre de 1997 (15/11/97).
* El profesor David Viñas recomienda como lectura para la discusión:
- Ernesto Che Guevara. Escritos esenciales. Editorial Taurus.
- Jorge Castañeda. La vida en rojo. Editorial Planeta.
- Paco Ignacio Taibo II. Ernesto Che Guevara, también conocido como el Che. Editorial Planeta.
Los cuadernillos de las desgrabaciones y de los textos que se indican en la bibliografía están disponibles para consulta en la Biblioteca Popular Héctor Germán Oesterheld.
Anexo
LOS DEBATES PENDIENTES
El fantástico y embarullado retorno del Che presenta múltiples facetas para el análisis.
Entre los homenajes acríticos, el oportunismo de las fuerzas políticas mayoritarias y la mercantilización, se va abriendo lugar a una pregunta esencial: ¿cuál es la actualidad del Che? No son pocos los que comienzan a entrever la posibilidad de emprender un camino propio inspirados en su espíritu libre. La demanda de una verdadera democracia y la vigencia de la justicia social comienza a encontrar nombres, rostros y símbolos, en la Argentina y en el continente. Es el principio de la construcción de una nueva época.
Esta Cátedra surgió por la necesidad de encontrar ámbitos para debatir libremente los caminos a recorrer en esta nueva situación. Es por eso que, a 30 años de su muerte, no convocamos a ningún homenaje: la imagen del Che como hombre ideal inalcanzable, ícono y santo, ayuda muy poco. En cambio, como símbolo de muchos revolucionarios que en una situación histórica determinada lucharon por el socialismo, hombres reales, comprensibles, contextualizados y sometidos a la crítica y al desgaste de los años, sirve mucho más. Este 8 de octubre fue una oportunidad para un acercamiento al Che y una posibilidad de comenzar a debatir ese proceso violento y humano, apasionado y desconocido, que se extendió hasta los 70 y que aquí recién ahora comienza a ser discutido.
Manuel Gaggero
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 3 - 11/10/97
VENAS ABIERTAS
La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta.
¿No ha sido, la nuestra, una continua experiencia histórica de mutilación y desintegración disfrazada de desarrollo? Siglos atrás, la conquista arrasó los suelos para implantar cultivos de exportación y aniquiló las poblaciones indígenas en los socavones y los lavaderos para satisfacer la demanda de plata y oro en ultramar.
Para que el imperialismo norteamericano pueda, hoy día, integrar para reinar en América Latina, fue necesario que ayer el Imperio británico contribuyera a dividirnos con los mismos fines. Un archipiélago de países, desconectados entre sí, nació como consecuencia de la frustración de nuestra unidad nacional. Las oligarquías portuarias consolidaron, a través del comercio libre, esta estructura de la fragmentación, que era su fuente de ganancias.
Son secretas las matanzas de la miseria en América Latina; cada año estallan, silenciosamente, sin estrépito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia sistemática, no aparente pero real, va en aumento. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles. Los jóvenes se multiplican, se levantan, escuchan: ¿qué les ofrece la voz del sistema? El sistema habla un lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras vacías; opina que faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se desperdician; denomina ayuda a la ortopedia deformante de los empréstitos y al drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan.
Los despojados, los humillados, los malditos tienen, ellos sí, en sus manos, la tarea. La causa nacional latinoamericana es, ante todo, una causa social. Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres.
El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo. El sistema tiene pies de barro. Se postula a sí mismo como destino y quisiera confundirse con la eternidad. Toda memoria es subversiva, porque es diferente, y también todo proyecto de futuro. Se obliga al zombi a comer sin sal: la sal, peligrosa, podría despertarlo. El sistema encuentra su paradigma en la inmutable sociedad de las hormigas. Por eso se lleva mal con la historia de los hombres, por lo mucho que cambia. Y porque en la historia de los hombres cada acto de destrucción encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación.
Eduardo Galeano
Las venas abiertas de América Latina (selección).
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 3 - 11/10/97
HOMENAJE A UNA TORRE DE FUEGO
Nadie les ha enseñado a hacer lo que están haciendo; nadie le enseña al árbol la forma de dar sus hojas y sus frutos. No se han dejado utilizar, como tantas veces en otros tiempos, a manera de cabezas de puente o pavos de la boda; hoy están solos frente a una realidad resquebrajada, son una inmensa muchedumbre que no acepta ya reajustarse para ingresar ventajosamente en ese mundo que se da en llamar moderno, que no acepta que ese mundo los recupere con la hipócrita reconciliación paternal frente a los hijos pródigos. Algo como una fuente de pura vida, algo como un inmenso amor enfurecido se ha alzado por encima de los inconformismos a medias, en la torre de mando de las tecnocracias, en la fría soberbia de los planes históricos, de las dialécticas esclerosadas. No es el momento de explicar o de calificar esta rebelión contra todos los esquemas prefijados; su sola existencia, aquí y en tantos otros países del mundo, la forma incontenible en que se manifiesta, bastan y sobran como prueba de su validez y su verdad. Nada piden los estudiantes que no sea de alguna manera una nueva definición del hombre y la sociedad, del hombre en la sociedad; y lo piden en la única forma en que es posible pedirlo en este momento, sin reivindicaciones parciales, sin nuevos esquemas que pretendan sustituir a los vigentes. Lo piden con una entrega total de su persona, con el gesto elemental e incuestionable de salir a la calle y gritar contra la maquinaria aplastante de un orden desvitalizado y anacrónico. Los estudiantes están haciendo el amor con el único mundo que aman y que los ama; su rebelión es el abrazo primordial, el encuentro en lo más alto de las pulsiones vitales.
En el pabellón de la Argentina, ¿cómo no iba a manifestarse ese salto hacia una realidad auténtica cuando bajo su techo se venía reiterando la injusticia, la discriminación, la estafa moral que no era más que el reflejo de lo que sucede allá en la patria, allá en tantos países de América Latina? Tomar esta residencia ha significado para los estudiantes entrar escoba en mano en una casa sucia para limpiarle el polvo de mucha ignominia, de mucha hipocresía. Pero en el fondo esto es sólo un episodio dentro de un contexto infinitamente más rico; que no se engañen los que quieran ver en ese gesto una mera oposición política en el plano nacional. Detrás de la ocupación de lo que es propio hay una conciencia que va mucho más allá del perímetro de una residencia universitaria; simbólicamente, poéticamente, estos muchachos han tomado a la Argentina entera para devolverla a su verdad tanto tiempo falseada; y decir eso es decir también América Latina, es sentir a través de este impulso y esta definición toda la angustia de un continente traicionado desde dentro y desde fuera. Cómo no comprender, entonces, el sentido más profundo que tiene hoy aquí, entre nosotros, la evocación del ejemplo vivo del Che, cómo no comprender que lo sintamos tan cerca de los jóvenes que se baten en las calles y dialogan en los anfiteatros. Pero esto no es un homenaje labial; no hemos de recaer una vez más en los esquemas del respeto solemne, de las conmemoraciones a base de palmas y oratoria. Para el Che sólo podía y sólo puede haber un homenaje: el de alzarse como lo hizo él contra la alienación del hombre, contra su colonización física y moral. Todos los estudiantes del mundo que luchan en este mismo momento son de alguna manera el Che. No siempre hacen falta cirujanos para transplantar un corazón en otro cuerpo; el suyo está latiendo en cada estudiante que libra este combate por una vida más digna y más hermosa.
Julio Cortázar
En: Último Round. Tomo I. 1969.
Este texto, escrito para Marcha, de Montevideo, se refiere a las jornadas de mayo de 1968 en París y a la ocupación de la casa de la Argentina en la Ciudad Universitaria por un grupo de compatriotas.
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 14 - 23/5/98
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