Sábado 1º de noviembre de 1997. 18 hs. Aula 1 del ex Jóckey Club (48 e/6 y 7).
LA INFLUENCIA DEL CHE Y LA REVOLUCIÓN CUBANA EN AMÉRICA LATINA.
Ricardo Napurí, Manuel Gaggero, Envar El Kadri.
Guillermo Cieza:
Buenas tardes. Iniciamos la clase 11 de la Cátedra Ernesto Che Guevara. El tema de hoy es "La influencia del Che y la Revolución Cubana en América Latina". Están presentes los docentes Ricardo Napurí y Envar El Kadri, y estamos esperando a Manuel Gaggero.
En esta semana de finales de octubre, un 28 de octubre, más precisamente, de 1959, fallecía Camilo Cienfuegos, que fue uno de los grandes líderes de la Revolución Cubana.
Vamos a iniciar la Cátedra hoy desarrollando estos temas y siguiendo con el mismo método que hemos seguido hasta el presente, es decir, los panelistas tendrán una exposición de 30 minutos y después dejaremos lugar a las preguntas o a los aportes que se quieran hacer desde el público.
Ricardo Napurí fue aviador militar del Perú, fue expulsado de las fuerzas armadas en 1948, fue colaborador del Che en los primeros años de la Revolución Cubana, fue fundador de los partidos Vanguardia Revolucionaria y MIR, fue diputado y senador en Perú, y actualmente es dirigente del Movimiento al Socialismo. Él va a iniciar la clase de hoy.
Buenas tardes. Iniciamos la clase 11 de la Cátedra Ernesto Che Guevara. El tema de hoy es "La influencia del Che y la Revolución Cubana en América Latina". Están presentes los docentes Ricardo Napurí y Envar El Kadri, y estamos esperando a Manuel Gaggero.
En esta semana de finales de octubre, un 28 de octubre, más precisamente, de 1959, fallecía Camilo Cienfuegos, que fue uno de los grandes líderes de la Revolución Cubana.
Vamos a iniciar la Cátedra hoy desarrollando estos temas y siguiendo con el mismo método que hemos seguido hasta el presente, es decir, los panelistas tendrán una exposición de 30 minutos y después dejaremos lugar a las preguntas o a los aportes que se quieran hacer desde el público.
Ricardo Napurí fue aviador militar del Perú, fue expulsado de las fuerzas armadas en 1948, fue colaborador del Che en los primeros años de la Revolución Cubana, fue fundador de los partidos Vanguardia Revolucionaria y MIR, fue diputado y senador en Perú, y actualmente es dirigente del Movimiento al Socialismo. Él va a iniciar la clase de hoy.
Ricardo Napurí:
Agradezco a los organizadores de la Cátedra Che Guevara y saludo, también, con la mayor cordialidad a todos los presentes. No quisiera empezar sin decirles que el Che ya está en Cuba, cosa sabida por todo el mundo, y que a raíz de la conmemoración de los 30 años de su muerte más que nunca los jóvenes y sus amigos del mundo lo sienten vivamente. Y hacen bien los jóvenes en sentirlo por razones propias, por lo que el Che trasunta, no solamente por lo que se sabe de él, de la gesta de la Revolución Cubana, sino lo que sienten los estudiantes, jóvenes y trabajadores de sus calidades personales, honestidad, su condición de incorruptible, su hombre antisistema, es decir, esas cosas que hoy tienen un valor inapreciable al comprobar los elementos de desagregación y corrupción no solamente de la sociedad actual sino incluso de los que hablan en su nombre, fundamentalmente los políticos. Pero hay también la necesidad para jóvenes o no jóvenes, para los estudiosos, para los que asumen una militancia política, de hacer una reflexión, como seguramente se viene haciendo en la Cátedra, de no solamente lo que fue la Revolución Cubana sino en ella el quehacer del Che, es decir, la trascendencia que el Che tiene en la revolución en América Latina, su participación en una Revolución que de específica parece a algunos excepcional, como lo ha sido la Revolución de octubre de 1917, que no ha tenido continuidad, y la comprobación que tampoco la Revolución Cubana ha tenido continuidad. Ese hecho obliga a una reflexión profunda. Pero también es necesario que nos detengamos porque una pléyade de investigadores, de sociólogos, de politicólogos, incluso representantes de organizaciones políticas, parecen asumir y decir que el Che habría sido un hombre del mensaje de la década del 60-70, y que sería el más universal de los representantes de América Latina de ese proyecto revolucionario del 60-70, proyecto que no sería vigente hoy en el 90, en la época de la mundialización, en la actual fase del desarrollo capitalista y del imperialismo en el mundo. Es entonces, retomar estos elementos a forma de conclusión hacia el final para ver si es así o no, porque tiene su importancia. Si el Che hubiera sido el más universal de los revolucionarios de la década del 60 y 70 pero lo congelamos en esa historia, qué queda entonces del mensaje del Che para hoy. ¿Es vigente o no es vigente?. Esto tiene una importancia decisiva para no solamente quienes se animan a pensar, a reflexionar y a combatir contra el sistema sino incluso los que quieren llegar a reflexiones profundas sobre el tema.
Yo pongo un acento en mi exposición porque, como ha dicho el compañero, en alguna forma soy actor y testigo de este momento, de esta fase del 60-70, y he tenido la suerte, el orgullo de haber trabajado con el comandante Guevara varios años, varios años importantes para mí, varios años que eran importantes también para América Latina. Entonces, tengo una versión fina del Che, en los años 59, 60, 61, 62 hasta el 63, y hemos discutido abundantemente a raíz de temas donde los argentinos, incluso, en alguna forma, tienen participación. En las discusiones con Alicia Eguren y John William Cooke, los dirigentes de la izquierda peronista asilados en ese momento en Cuba, para discutir sobre las condiciones de Argentina y el porvenir de la revolución en Argentina. Con el doctor Silvio Frondizi, mi maestro en ese entonces, por el cual di una batalla para que fuera a Cuba, porque había sido vetado por Carlos Rafael Rodríguez y la gente del Partido Socialista Popular, acusado de trotskista. Con Silvio Frondizi el Che discutió el problema internacional, la concepción de Silvio, la integración mundial capitalista y la hegemonía norteamericana, y la primera discusión elaborada respecto de la posición del Che frente al stalinismo y las burocracias. Es decir, temas importantes. Y la más profunda de todas las discusiones, la más larga de todas, por el compromiso que asumimos Luis de la Puente Uceda, que después sería el jefe de la insurrección en el Perú, el dirigente del APRA Rebelde, una fracción escindida del partido aprista del viejo líder histórico Raúl Haya de la Torre y más cercanamente del presidente Alan García, que ustedes conocen, para discutir el proyecto de la exportación de la revolución en Perú, es decir, de hacer una o varias guerrillas en Perú, y que lo que nos permitió discutir problemas que tienen que ver, como el Che entendía, la realidad de nuestros países sobre todo, y como ustedes conocen desde que se motivó profundamente cuando fue en 1953 a Bolivia y pudo comprobar una revolución victoriosa, la del 9 de abril de 1952. Pero sin embargo por todos los testimonios particulares y los que han hecho sus biógrafos, que él creyó que era una revolución campesina y no se dio cuenta que era una revolución obrero-popular todavía, porque por su formación política él no estaba en condiciones, todavía, de discernir profundamente. Pero también por lo que se ha contado respecto de sus reflexiones en Guatemala con el movimiento democrático, que deviene antiimperialismo y después en revolución antiimperialista, del gobierno del coronel Jacobo Arbenz, agredido por Estados Unidos con la complicidad de casi todos los países, salvo Argentina y México, es decir, el visto bueno de la OEA, con los mercenarios de Castillo Armas que invadieron desde Honduras, los 700, para provocar la caída de ese gobierno, y las primeras reflexiones importantes del Che. Entonces, yo tengo elementos testimoniales que en alguna forma, a pesar de lo apretado del tiempo, quisiera verterlos a ustedes, no tanto para contarles las incidencias del proceso revolucionario en Perú, aunque lo tocaré de paso, sino para ir más lejos en mi concepto, es una reflexión que yo considero profunda porque tiene que ver directamente con la pregunta si es posible o no que por las huellas de Cuba se puedan retomar en América Latina estas huellas y su mensaje, si se puede repetir esta experiencia, si esta experiencia no es posible hacerla, si hay nuevas condiciones que indiquen que hay que ir a otra cosa, en qué fase y momento estamos de todo proyecto de cambio revolucionario en América Latina.
Béjar, Héctor Béjar, el dirigente más ortodoxo de las guerrillas peruanas, gran amigo de Cuba, un intelectual de nota en Perú hoy, acaba de escribir esto en Lima: Creo, dice, que los cubanos, incluyamos también al Che, no aprendieron de su propia historia. De 1956 a 1959 ellos combinaron una gran cantidad de factores para poder ganar en Cuba. Pero esos factores no los tomaron en cuenta cuando elaboraron la leyenda sobre ellos mismos. El movimiento de Fidel fue amplísimo, contó con respaldo vasto, recibió incluso, como después se supo, aporte de gente de Estados Unidos. Sin embargo, otra fue la leyenda de los discursos, la historia de los 12 que sobrevivieron al desembarco del Granma y que triunfan en virtud de su habilidad militar y su capacidad de ganarse a los guajiros. El mismo Che ha dicho, en 1959, que las guerrillas no podían tener éxito contra regímenes popularmente elegidos. Esto indica que hubo un tránsito, una concepción mental, un creer historias que no pienso que hayan sido fabricadas, no es ése el caso, sino que las circunstancias fueron modelando una imagen de sí mismo que no correspondía a lo que ellos habían sido, y la primera víctima de eso fue el Che. Me parece interesante tomar la cita de Béjar porque él combatió como líder de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, porque es amigo de Cuba, porque es un intelectual de nota, porque es un hombre reflexivo. Pero notarán ustedes que es una posición profundamente escéptica, donde él prácticamente no da curso de salida a la situación. Pero lo de él vale también para, como yo lo indiqué para otros que en América Latina, sin haber tomado las armas como las tomó el Ejército de Liberación Nacional y Béjar, han sido amigos de Cuba, se han reclamado del castro-guevarismo, han hecho política de apoyo y de sostén a Cuba, han reivindicado, mientras el Che estuvo vivo y después, una adhesión a veces incondicional. Pero constatamos en América Latina un espectro que no condice con la posición anterior. Por ejemplo, la mayoría de los integrantes del Foro de San Pablo tienen una posición, con todos los matices, parecida a la de Béjar. Ya no son amigos de Cuba por el mensaje del Che del 60, ya no son amigos de Cuba porque se exportó la revolución, ya no son amigos de Cuba porque Cuba devino expropiando el capitalismo y transitando el camino de una revolución socialista en expropiadora de todo el capital. No son amigos de Cuba, entonces, en la medida que el mensaje del Che, tomado al momento de la muerte del Che, "dos, tres Vietnam" o "revolución socialista o caricatura de revolución", invitaban a todos aquellos seguidores de Cuba o no a seguir las huellas de la Revolución Cubana. Un gran sector de la izquierda de América Latina se está reintegrando al sistema por vía de su integración al régimen. Y la mayoría de ellos quedan casi con una posición residual, defendiendo las conquistas de la Revolución Cubana, haciendo la apología de su amistad a Cuba, pero abandonando las premisas, el diálogo, la reflexión respecto de si el mensaje del Che es vigente o no y, por último, prácticamente cayendo en la trampa de los que afirman que el socialismo no va más, del fin de la historia, de decir que ya no existirían condiciones revolucionarias en esta época de la fase de la dominación del capitalismo-imperialismo que levanten la bandera de la lucha por el socialismo en América Latina y en el mundo. Yo quisiera aportarles rápidamente, para dar una respuesta a los Béjar de América Latina y a aquellos que en realidad no creen en la posibilidad de una revolución socialista en América Latina, pero que considero es muy importante comprender el carácter de la Revolución Cubana para, comprendiendo este carácter, ver si es posible, sobre la base de esta comprensión, plantear alternativas en este momento de la lucha defensiva, en este momento del ascenso que se prepara en América Latina, en este momento de la opresión nacional de nuestros países por el imperialismo.
Yo quiero decirles rápidamente que en mi concepto, por comprobación in situ y por mis lecturas, Cuba es producto de varias particularidades, especificidades, que se combinan entre sí y que permiten la victoria de la Revolución Cubana, y después su salto cualitativo hasta devenir en una revolución socialista que expropia el capital. Y es importante para tomarlo y dejar, por las huellas que deja y por las posibilidades que crea en nuestros países, porque Cuba efectivamente es un país específico cuando tenemos en cuenta su carácter de semicolonia, pero semicolonia en el área de Centroamérica y del Caribe, es decir, de la dominación del imperialismo norteamericano, que era prácticamente el dueño de Cuba, y cuyos actos no voy a refrescar porque ustedes los conocen, pero que sin embargo marca el carácter de la estructuración de clase. Y el caso de la burguesía con el gobierno o con los gobiernos anteriores, desde el 40 para adelante, sea con Batista, cuando fue un gobierno constitucional, con Grau San Martín, con Prío, y después con el golpe de Batista, es una burguesía que aparece manifestando su condición de tributaria a quienes tenían la hegemonía fundamental sobre el país. La burguesía cubana está ligada y es tributaria del imperialismo norteamericano. Pero con Batista, después del golpe del 52, por el carácter casi genocida de ese régimen que obliga a Fidel Castro a tomar las armas para intentar el asalto al Moncada en la gesta del 26 de julio de 1953, la burguesía se escinde en una burguesía pro batistiana y una burguesía adversaria de Batista, que incluso asume el compromiso de participar en el frente democrático antidictatorial, donde la guerrilla de Fidel Castro y otras eran su brazo armado. Esto es muy importante para comprender por qué sectores de la burguesía participan, entonces, en la lucha contra Batista y en la gesta insurreccional de Cuba, cosa que no se ha vuelto a producir, prácticamente, en América Latina.
El segundo elemento de especificidad de Cuba es la posición de Estados Unidos frente a la insurrección cubana. Estados Unidos, que se mete en Vietnam, en Somalia, en Yugoslavia, en Panamá y en todos lados, sin embargo, frente a la insurrección cubana a 90 millas de Estados Unidos, asume una posición en varios tiempos. Primero apoya a su agente incondicional Batista, después se declara neutral a través del embargo de armas, y finalmente, después del fracaso de la convocatoria a elecciones, en noviembre de 1958, por Batista, deja pasar prácticamente a la insurrección en curso. Y ni siquiera la maniobra del coronel Cantillo que hace el embajador norteamericano es una maniobra convicta de Estados Unidos, los deja pasar. No es normal, entonces, que una insurrección que triunfa a 90 millas de Estados Unidos no sea agredida por el imperialismo norteamericano, conociendo sus antecedentes, sobre todo el último en Guatemala, en 1954, a través del brazo armado del mercenario Castillo Armas.
Y la tercera, y más importante, que es que la dirección cubana, la del 26 de Julio, que podríamos caracterizar como una clásica dirección nacionalista pequeño-burguesa, va más lejos en la vía de su programa, en la vía de su conducta, en la vía de su combate, para a través de un salto, el salto del año 60, 61 y 62, enfrentar al imperialismo y expropiar todo el capital en Cuba, dando vida a una revolución socialista y a las posibilidades de la construcción del socialismo en la isla. Digo esto porque las consecuencias para la reflexión, a partir de la cita de Béjar, son importantes en América Latina.
El Che, que según Paco Taibo, coincidiendo con lo que yo digo de mis experiencias con el Che del 60, dice en su libro: Ni los procesos de Moscú, ni el autoritarismo policíaco, ni los kulaks, ni la persecución de los disidentes, ni el antiguerrillerismo burocrático, ni la economía mal planificada, ni el marxismo de fachada de cartón y piedra de los rusos formaban parte de la cultura del Che en 1960. Eso es cierto. Castañeda, Paco Taibo, o Lee Anderson, son suficientes los tres textos para tener una composición total de todo el proceso de la Revolución Cubana y, sobre todo, la historiografía del Che. Casi no necesitamos más de esos textos prolijos y densos. Pero lo que en esos textos no aparece esto importante, porque al Che le preocupó siempre comparar lo que en Cuba se estaba gestando con la Revolución bolchevique de 1917. El Che en la discusión con Silvio Frondizi y con Cooke, cuando nosotros lo apuramos, cuando yo le doy La revolución permanente y se la hago leer, cuando el Che después de leer La revolución permanente me cita al Banco de Cuba y me dice Trotsky tiene razón, pero en su posición, porque él trabaja sobre el sujeto social histórico y el sujeto social político es el proletariado, pero no es mi revolución, porque nosotros hemos hecho una revolución con otros sujetos sociales, donde el proletariado, como dice Trotsky, no es el sujeto fundamental. El Che, entonces, comienza a preocuparse porque él me dice tiene razón en el terreno donde las revoluciones pudieran tener como sujeto el proletariado aliado de otros sujetos bajo su disciplina, pero mi revolución es diferente, y yo quiero, si ustedes se animan a seguirme como otro hacer la prueba de la vida, o sea, probarla en América Latina, porque no tengo otra experiencia con lo que hice con Fidel bajo su disciplina y lo que nos llevó a la victoria. Es muy importante, entonces, esto porque tiene que ver con lo anterior. Si la Revolución soviética ha resultado una revolución excepcional en la historia, sin continuidad, los elementos específicos de Cuba plantean también una excepcionalidad parecida. Porque si bien podríamos no animarnos todavía a decir que la revolución es excepcional, el hecho central es que después de la victoria en 1959 no se ha producido ninguna revolución que haya producido el salto cualitativo que llevó a una revolución socialista y la expropiación del capital. Porque la Revolución Guatemalteca, que fue la que estuvo más cerca, como ustedes recuerdan y saben, cierto, vencen al tirano, a Somoza, pero la dirección se niega prácticamente a dar este salto que sí dio en Cuba, y la revolución no deviene obviamente socialista. Entonces, es muy importante esto porque en las condiciones de América Latina está planteado no si no va a haber una revolución, no si no hay que luchar contra el imperialismo, que es el mensaje del Che, no si la revolución que luche contra el imperialismo y el capitalismo no devendrá socialista por cualquiera de las formas que la complejidad en la revoluciones puede llevar a los procesos revolucionarios. El problema central, entonces, es tomar el mensaje de Cuba para pasarlo por el cristal de la experiencia en los momentos actuales de América Latina, para ver qué cosa es válido de la Revolución bolchevique y qué es valido de la Revolución Cubana, sin creer forzosamente que las dos tengan un mensaje definitivo respecto de lo que debe hacerse y no hacerse metodológicamente y revolucionariamente en América Latina. En realidad, esa reflexión está planteada hoy más que nunca.
Porque en Cuba hoy, la Cuba del período especial de Fidel Castro, el mensaje de Fidel es defender las conquistas, pero el mensaje no es, ni ha sido incluso en los homenajes que se le han tributado, de exportar guerrillas, como con nosotros en el 60-70, de hacer dos, tres Vietnam, de levantar el lema de revolución socialista o caricatura de revolución, o de invitar a que el ejemplo de Cuba del 60 se repita. Cuba tiene pendiente, entonces, un balance final respecto de su destino, es decir, del destino de su Revolución. Pero Cuba todavía tiene Fidel Castro y quienes lo siguen en el poder, y puede hacer una batalla por sus posiciones, y puede hacer la reflexión y el balance final que todos necesitamos. Pero gente como Béjar y como otros, y los nuevos, los jóvenes, todos aquellos que no aceptan en esta fase de la mundialización, que no aceptan en esta fase en que está planteado el socialismo o la barbarie, más la barbarie que el socialismo, en esta fase donde el 50% de la humanidad no tiene derecho a la vida, donde anuncian que para el año 2030 el 75, donde no se puede vivir, donde las condiciones de vida han desmejorado sorprendentemente, donde es imposible ganar un salario, donde los jóvenes por más que estudien no tienen garantizado prácticamente una posibilidad emergente en la sociedad, donde no hay destino para el que vive de un sueldo y de un salario... El mensaje del Che, entonces, es el de 60-70; sí, hay que ir a la lucha antiimperialista como yo, diría el Che; sí, hay que transitar la vía de la revolución socialista tan consecuente como nosotros; sí, diría el Che, hay que intentar destruir a los agentes del capitalismo para crear las condiciones de la construcción de una nueva la sociedad socialista. Y en eso es plenamente vigente el Che.
Entonces, es vigente en su internacionalismo, por más que se tengan dudas, como Béjar y otros, respecto si el foco guerrilla hoy es la única vía y el único instrumento para luchar en forma armada por el poder. Pero si es así, entonces, a la revolución latinoamericana le esperan momentos muy particulares. Petras, entre otros, si ustedes lo han escuchado o lo han leído, dice que hay un curso de ascenso en América Latina, pero ese curso de ascenso tiene connotaciones diferentes al del 60-70, porque da un Subcomandante Marcos en Chiapas, porque da el ejemplo de los Sin Tierra en Brasil, porque da el ejemplo de las movilizaciones agrarias y campesinas en países como Bolivia, Perú, El Salvador, Colombia, o Ecuador, y otros. No son las mismas condiciones las condiciones de Cuba, que no era otra cosa que la proyección del proceso revolucionario que se dio después de la segunda guerra mundial en el mundo, con revoluciones y revoluciones que descolonizaron grandes regiones, que independizaron países, e incluso que expropiaron el capital. El Che cuando nos dijo en Cuba pero yo hice una revolución sin el sujeto político, el proletariado, en realidad estaba inscribiéndose en este tipo de revoluciones que se gestaron en el mundo después de la segunda guerra mundial. Y la Revolución Cubana resultó, en ese sentido, una Revolución totalmente específica, pero notable por la proyección que tuvo el desarrollo del proceso revolucionario.
Entonces, compañeros y amigos, hoy está planteado, y discúlpenme el apuro de mi exposición, que nosotros reflexionemos qué cosa es lícito del mensaje del Che o no, qué cosa es aprovechable de la Revolución Cubana, qué es lo que tenemos que tomar en ello de vigente cuando ya sabemos, porque lo hemos enunciado, lo que es vigente. Está planteado, entonces, el método de hacer las revoluciones. Volvemos a los instrumentos, volvemos hacia la posibilidad o no de crear los instrumentos, como el partido revolucionario, qué tipo de partido. Petras dice que son movimientos hoy que se han alejado bastante de la noción del partido tradicional. ¿Es así o no es así?. Si las masas requieren o no, para ligarse con el ascenso de la lucha urbana, de estos instrumentos y estas mediaciones, si es todavía posible o no el método cubano, el método del Che, el método del foco guerrilla. No interesa y no es una reflexión importante final que el Che haya muerto en Bolivia rebatilando su método, porque el Che trasciende su muerte en Bolivia, porque su mensaje es más importante para la proyección de la revolución en América Latina. Entonces, América Latina debe prepararse, los jóvenes deben prepararse para forjar instrumentos, partiendo del ejemplo de la Revolución Cubana, de lo que ella deja como vigente, de qué cosa hay que actualizar, de la comprobación con otros procesos revolucionarios, incluso el mensaje de la Revolución de octubre, y tener la capacidad reflexiva de aprovechar de este momento político para ir no solamente madurando en la conciencia de cada uno y de los grupos que están dispuestos, como siempre, a combatir el capital, sino para intentar dar una respuesta, si es mejor colectiva, sobre una teoría y una práctica y una estrategia de la revolución latinoamericana, donde después de su balance final el quehacer de Cuba, el mensaje de Fidel y del Che, y sobre todo del Che, serán importantes huellas en este proceso de retomar el curso del combate contra el imperialismo, contra el capitalismo y por la revolución socialista en nuestros países. Gracias.
Agradezco a los organizadores de la Cátedra Che Guevara y saludo, también, con la mayor cordialidad a todos los presentes. No quisiera empezar sin decirles que el Che ya está en Cuba, cosa sabida por todo el mundo, y que a raíz de la conmemoración de los 30 años de su muerte más que nunca los jóvenes y sus amigos del mundo lo sienten vivamente. Y hacen bien los jóvenes en sentirlo por razones propias, por lo que el Che trasunta, no solamente por lo que se sabe de él, de la gesta de la Revolución Cubana, sino lo que sienten los estudiantes, jóvenes y trabajadores de sus calidades personales, honestidad, su condición de incorruptible, su hombre antisistema, es decir, esas cosas que hoy tienen un valor inapreciable al comprobar los elementos de desagregación y corrupción no solamente de la sociedad actual sino incluso de los que hablan en su nombre, fundamentalmente los políticos. Pero hay también la necesidad para jóvenes o no jóvenes, para los estudiosos, para los que asumen una militancia política, de hacer una reflexión, como seguramente se viene haciendo en la Cátedra, de no solamente lo que fue la Revolución Cubana sino en ella el quehacer del Che, es decir, la trascendencia que el Che tiene en la revolución en América Latina, su participación en una Revolución que de específica parece a algunos excepcional, como lo ha sido la Revolución de octubre de 1917, que no ha tenido continuidad, y la comprobación que tampoco la Revolución Cubana ha tenido continuidad. Ese hecho obliga a una reflexión profunda. Pero también es necesario que nos detengamos porque una pléyade de investigadores, de sociólogos, de politicólogos, incluso representantes de organizaciones políticas, parecen asumir y decir que el Che habría sido un hombre del mensaje de la década del 60-70, y que sería el más universal de los representantes de América Latina de ese proyecto revolucionario del 60-70, proyecto que no sería vigente hoy en el 90, en la época de la mundialización, en la actual fase del desarrollo capitalista y del imperialismo en el mundo. Es entonces, retomar estos elementos a forma de conclusión hacia el final para ver si es así o no, porque tiene su importancia. Si el Che hubiera sido el más universal de los revolucionarios de la década del 60 y 70 pero lo congelamos en esa historia, qué queda entonces del mensaje del Che para hoy. ¿Es vigente o no es vigente?. Esto tiene una importancia decisiva para no solamente quienes se animan a pensar, a reflexionar y a combatir contra el sistema sino incluso los que quieren llegar a reflexiones profundas sobre el tema.
Yo pongo un acento en mi exposición porque, como ha dicho el compañero, en alguna forma soy actor y testigo de este momento, de esta fase del 60-70, y he tenido la suerte, el orgullo de haber trabajado con el comandante Guevara varios años, varios años importantes para mí, varios años que eran importantes también para América Latina. Entonces, tengo una versión fina del Che, en los años 59, 60, 61, 62 hasta el 63, y hemos discutido abundantemente a raíz de temas donde los argentinos, incluso, en alguna forma, tienen participación. En las discusiones con Alicia Eguren y John William Cooke, los dirigentes de la izquierda peronista asilados en ese momento en Cuba, para discutir sobre las condiciones de Argentina y el porvenir de la revolución en Argentina. Con el doctor Silvio Frondizi, mi maestro en ese entonces, por el cual di una batalla para que fuera a Cuba, porque había sido vetado por Carlos Rafael Rodríguez y la gente del Partido Socialista Popular, acusado de trotskista. Con Silvio Frondizi el Che discutió el problema internacional, la concepción de Silvio, la integración mundial capitalista y la hegemonía norteamericana, y la primera discusión elaborada respecto de la posición del Che frente al stalinismo y las burocracias. Es decir, temas importantes. Y la más profunda de todas las discusiones, la más larga de todas, por el compromiso que asumimos Luis de la Puente Uceda, que después sería el jefe de la insurrección en el Perú, el dirigente del APRA Rebelde, una fracción escindida del partido aprista del viejo líder histórico Raúl Haya de la Torre y más cercanamente del presidente Alan García, que ustedes conocen, para discutir el proyecto de la exportación de la revolución en Perú, es decir, de hacer una o varias guerrillas en Perú, y que lo que nos permitió discutir problemas que tienen que ver, como el Che entendía, la realidad de nuestros países sobre todo, y como ustedes conocen desde que se motivó profundamente cuando fue en 1953 a Bolivia y pudo comprobar una revolución victoriosa, la del 9 de abril de 1952. Pero sin embargo por todos los testimonios particulares y los que han hecho sus biógrafos, que él creyó que era una revolución campesina y no se dio cuenta que era una revolución obrero-popular todavía, porque por su formación política él no estaba en condiciones, todavía, de discernir profundamente. Pero también por lo que se ha contado respecto de sus reflexiones en Guatemala con el movimiento democrático, que deviene antiimperialismo y después en revolución antiimperialista, del gobierno del coronel Jacobo Arbenz, agredido por Estados Unidos con la complicidad de casi todos los países, salvo Argentina y México, es decir, el visto bueno de la OEA, con los mercenarios de Castillo Armas que invadieron desde Honduras, los 700, para provocar la caída de ese gobierno, y las primeras reflexiones importantes del Che. Entonces, yo tengo elementos testimoniales que en alguna forma, a pesar de lo apretado del tiempo, quisiera verterlos a ustedes, no tanto para contarles las incidencias del proceso revolucionario en Perú, aunque lo tocaré de paso, sino para ir más lejos en mi concepto, es una reflexión que yo considero profunda porque tiene que ver directamente con la pregunta si es posible o no que por las huellas de Cuba se puedan retomar en América Latina estas huellas y su mensaje, si se puede repetir esta experiencia, si esta experiencia no es posible hacerla, si hay nuevas condiciones que indiquen que hay que ir a otra cosa, en qué fase y momento estamos de todo proyecto de cambio revolucionario en América Latina.
Béjar, Héctor Béjar, el dirigente más ortodoxo de las guerrillas peruanas, gran amigo de Cuba, un intelectual de nota en Perú hoy, acaba de escribir esto en Lima: Creo, dice, que los cubanos, incluyamos también al Che, no aprendieron de su propia historia. De 1956 a 1959 ellos combinaron una gran cantidad de factores para poder ganar en Cuba. Pero esos factores no los tomaron en cuenta cuando elaboraron la leyenda sobre ellos mismos. El movimiento de Fidel fue amplísimo, contó con respaldo vasto, recibió incluso, como después se supo, aporte de gente de Estados Unidos. Sin embargo, otra fue la leyenda de los discursos, la historia de los 12 que sobrevivieron al desembarco del Granma y que triunfan en virtud de su habilidad militar y su capacidad de ganarse a los guajiros. El mismo Che ha dicho, en 1959, que las guerrillas no podían tener éxito contra regímenes popularmente elegidos. Esto indica que hubo un tránsito, una concepción mental, un creer historias que no pienso que hayan sido fabricadas, no es ése el caso, sino que las circunstancias fueron modelando una imagen de sí mismo que no correspondía a lo que ellos habían sido, y la primera víctima de eso fue el Che. Me parece interesante tomar la cita de Béjar porque él combatió como líder de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, porque es amigo de Cuba, porque es un intelectual de nota, porque es un hombre reflexivo. Pero notarán ustedes que es una posición profundamente escéptica, donde él prácticamente no da curso de salida a la situación. Pero lo de él vale también para, como yo lo indiqué para otros que en América Latina, sin haber tomado las armas como las tomó el Ejército de Liberación Nacional y Béjar, han sido amigos de Cuba, se han reclamado del castro-guevarismo, han hecho política de apoyo y de sostén a Cuba, han reivindicado, mientras el Che estuvo vivo y después, una adhesión a veces incondicional. Pero constatamos en América Latina un espectro que no condice con la posición anterior. Por ejemplo, la mayoría de los integrantes del Foro de San Pablo tienen una posición, con todos los matices, parecida a la de Béjar. Ya no son amigos de Cuba por el mensaje del Che del 60, ya no son amigos de Cuba porque se exportó la revolución, ya no son amigos de Cuba porque Cuba devino expropiando el capitalismo y transitando el camino de una revolución socialista en expropiadora de todo el capital. No son amigos de Cuba, entonces, en la medida que el mensaje del Che, tomado al momento de la muerte del Che, "dos, tres Vietnam" o "revolución socialista o caricatura de revolución", invitaban a todos aquellos seguidores de Cuba o no a seguir las huellas de la Revolución Cubana. Un gran sector de la izquierda de América Latina se está reintegrando al sistema por vía de su integración al régimen. Y la mayoría de ellos quedan casi con una posición residual, defendiendo las conquistas de la Revolución Cubana, haciendo la apología de su amistad a Cuba, pero abandonando las premisas, el diálogo, la reflexión respecto de si el mensaje del Che es vigente o no y, por último, prácticamente cayendo en la trampa de los que afirman que el socialismo no va más, del fin de la historia, de decir que ya no existirían condiciones revolucionarias en esta época de la fase de la dominación del capitalismo-imperialismo que levanten la bandera de la lucha por el socialismo en América Latina y en el mundo. Yo quisiera aportarles rápidamente, para dar una respuesta a los Béjar de América Latina y a aquellos que en realidad no creen en la posibilidad de una revolución socialista en América Latina, pero que considero es muy importante comprender el carácter de la Revolución Cubana para, comprendiendo este carácter, ver si es posible, sobre la base de esta comprensión, plantear alternativas en este momento de la lucha defensiva, en este momento del ascenso que se prepara en América Latina, en este momento de la opresión nacional de nuestros países por el imperialismo.
Yo quiero decirles rápidamente que en mi concepto, por comprobación in situ y por mis lecturas, Cuba es producto de varias particularidades, especificidades, que se combinan entre sí y que permiten la victoria de la Revolución Cubana, y después su salto cualitativo hasta devenir en una revolución socialista que expropia el capital. Y es importante para tomarlo y dejar, por las huellas que deja y por las posibilidades que crea en nuestros países, porque Cuba efectivamente es un país específico cuando tenemos en cuenta su carácter de semicolonia, pero semicolonia en el área de Centroamérica y del Caribe, es decir, de la dominación del imperialismo norteamericano, que era prácticamente el dueño de Cuba, y cuyos actos no voy a refrescar porque ustedes los conocen, pero que sin embargo marca el carácter de la estructuración de clase. Y el caso de la burguesía con el gobierno o con los gobiernos anteriores, desde el 40 para adelante, sea con Batista, cuando fue un gobierno constitucional, con Grau San Martín, con Prío, y después con el golpe de Batista, es una burguesía que aparece manifestando su condición de tributaria a quienes tenían la hegemonía fundamental sobre el país. La burguesía cubana está ligada y es tributaria del imperialismo norteamericano. Pero con Batista, después del golpe del 52, por el carácter casi genocida de ese régimen que obliga a Fidel Castro a tomar las armas para intentar el asalto al Moncada en la gesta del 26 de julio de 1953, la burguesía se escinde en una burguesía pro batistiana y una burguesía adversaria de Batista, que incluso asume el compromiso de participar en el frente democrático antidictatorial, donde la guerrilla de Fidel Castro y otras eran su brazo armado. Esto es muy importante para comprender por qué sectores de la burguesía participan, entonces, en la lucha contra Batista y en la gesta insurreccional de Cuba, cosa que no se ha vuelto a producir, prácticamente, en América Latina.
El segundo elemento de especificidad de Cuba es la posición de Estados Unidos frente a la insurrección cubana. Estados Unidos, que se mete en Vietnam, en Somalia, en Yugoslavia, en Panamá y en todos lados, sin embargo, frente a la insurrección cubana a 90 millas de Estados Unidos, asume una posición en varios tiempos. Primero apoya a su agente incondicional Batista, después se declara neutral a través del embargo de armas, y finalmente, después del fracaso de la convocatoria a elecciones, en noviembre de 1958, por Batista, deja pasar prácticamente a la insurrección en curso. Y ni siquiera la maniobra del coronel Cantillo que hace el embajador norteamericano es una maniobra convicta de Estados Unidos, los deja pasar. No es normal, entonces, que una insurrección que triunfa a 90 millas de Estados Unidos no sea agredida por el imperialismo norteamericano, conociendo sus antecedentes, sobre todo el último en Guatemala, en 1954, a través del brazo armado del mercenario Castillo Armas.
Y la tercera, y más importante, que es que la dirección cubana, la del 26 de Julio, que podríamos caracterizar como una clásica dirección nacionalista pequeño-burguesa, va más lejos en la vía de su programa, en la vía de su conducta, en la vía de su combate, para a través de un salto, el salto del año 60, 61 y 62, enfrentar al imperialismo y expropiar todo el capital en Cuba, dando vida a una revolución socialista y a las posibilidades de la construcción del socialismo en la isla. Digo esto porque las consecuencias para la reflexión, a partir de la cita de Béjar, son importantes en América Latina.
El Che, que según Paco Taibo, coincidiendo con lo que yo digo de mis experiencias con el Che del 60, dice en su libro: Ni los procesos de Moscú, ni el autoritarismo policíaco, ni los kulaks, ni la persecución de los disidentes, ni el antiguerrillerismo burocrático, ni la economía mal planificada, ni el marxismo de fachada de cartón y piedra de los rusos formaban parte de la cultura del Che en 1960. Eso es cierto. Castañeda, Paco Taibo, o Lee Anderson, son suficientes los tres textos para tener una composición total de todo el proceso de la Revolución Cubana y, sobre todo, la historiografía del Che. Casi no necesitamos más de esos textos prolijos y densos. Pero lo que en esos textos no aparece esto importante, porque al Che le preocupó siempre comparar lo que en Cuba se estaba gestando con la Revolución bolchevique de 1917. El Che en la discusión con Silvio Frondizi y con Cooke, cuando nosotros lo apuramos, cuando yo le doy La revolución permanente y se la hago leer, cuando el Che después de leer La revolución permanente me cita al Banco de Cuba y me dice Trotsky tiene razón, pero en su posición, porque él trabaja sobre el sujeto social histórico y el sujeto social político es el proletariado, pero no es mi revolución, porque nosotros hemos hecho una revolución con otros sujetos sociales, donde el proletariado, como dice Trotsky, no es el sujeto fundamental. El Che, entonces, comienza a preocuparse porque él me dice tiene razón en el terreno donde las revoluciones pudieran tener como sujeto el proletariado aliado de otros sujetos bajo su disciplina, pero mi revolución es diferente, y yo quiero, si ustedes se animan a seguirme como otro hacer la prueba de la vida, o sea, probarla en América Latina, porque no tengo otra experiencia con lo que hice con Fidel bajo su disciplina y lo que nos llevó a la victoria. Es muy importante, entonces, esto porque tiene que ver con lo anterior. Si la Revolución soviética ha resultado una revolución excepcional en la historia, sin continuidad, los elementos específicos de Cuba plantean también una excepcionalidad parecida. Porque si bien podríamos no animarnos todavía a decir que la revolución es excepcional, el hecho central es que después de la victoria en 1959 no se ha producido ninguna revolución que haya producido el salto cualitativo que llevó a una revolución socialista y la expropiación del capital. Porque la Revolución Guatemalteca, que fue la que estuvo más cerca, como ustedes recuerdan y saben, cierto, vencen al tirano, a Somoza, pero la dirección se niega prácticamente a dar este salto que sí dio en Cuba, y la revolución no deviene obviamente socialista. Entonces, es muy importante esto porque en las condiciones de América Latina está planteado no si no va a haber una revolución, no si no hay que luchar contra el imperialismo, que es el mensaje del Che, no si la revolución que luche contra el imperialismo y el capitalismo no devendrá socialista por cualquiera de las formas que la complejidad en la revoluciones puede llevar a los procesos revolucionarios. El problema central, entonces, es tomar el mensaje de Cuba para pasarlo por el cristal de la experiencia en los momentos actuales de América Latina, para ver qué cosa es válido de la Revolución bolchevique y qué es valido de la Revolución Cubana, sin creer forzosamente que las dos tengan un mensaje definitivo respecto de lo que debe hacerse y no hacerse metodológicamente y revolucionariamente en América Latina. En realidad, esa reflexión está planteada hoy más que nunca.
Porque en Cuba hoy, la Cuba del período especial de Fidel Castro, el mensaje de Fidel es defender las conquistas, pero el mensaje no es, ni ha sido incluso en los homenajes que se le han tributado, de exportar guerrillas, como con nosotros en el 60-70, de hacer dos, tres Vietnam, de levantar el lema de revolución socialista o caricatura de revolución, o de invitar a que el ejemplo de Cuba del 60 se repita. Cuba tiene pendiente, entonces, un balance final respecto de su destino, es decir, del destino de su Revolución. Pero Cuba todavía tiene Fidel Castro y quienes lo siguen en el poder, y puede hacer una batalla por sus posiciones, y puede hacer la reflexión y el balance final que todos necesitamos. Pero gente como Béjar y como otros, y los nuevos, los jóvenes, todos aquellos que no aceptan en esta fase de la mundialización, que no aceptan en esta fase en que está planteado el socialismo o la barbarie, más la barbarie que el socialismo, en esta fase donde el 50% de la humanidad no tiene derecho a la vida, donde anuncian que para el año 2030 el 75, donde no se puede vivir, donde las condiciones de vida han desmejorado sorprendentemente, donde es imposible ganar un salario, donde los jóvenes por más que estudien no tienen garantizado prácticamente una posibilidad emergente en la sociedad, donde no hay destino para el que vive de un sueldo y de un salario... El mensaje del Che, entonces, es el de 60-70; sí, hay que ir a la lucha antiimperialista como yo, diría el Che; sí, hay que transitar la vía de la revolución socialista tan consecuente como nosotros; sí, diría el Che, hay que intentar destruir a los agentes del capitalismo para crear las condiciones de la construcción de una nueva la sociedad socialista. Y en eso es plenamente vigente el Che.
Entonces, es vigente en su internacionalismo, por más que se tengan dudas, como Béjar y otros, respecto si el foco guerrilla hoy es la única vía y el único instrumento para luchar en forma armada por el poder. Pero si es así, entonces, a la revolución latinoamericana le esperan momentos muy particulares. Petras, entre otros, si ustedes lo han escuchado o lo han leído, dice que hay un curso de ascenso en América Latina, pero ese curso de ascenso tiene connotaciones diferentes al del 60-70, porque da un Subcomandante Marcos en Chiapas, porque da el ejemplo de los Sin Tierra en Brasil, porque da el ejemplo de las movilizaciones agrarias y campesinas en países como Bolivia, Perú, El Salvador, Colombia, o Ecuador, y otros. No son las mismas condiciones las condiciones de Cuba, que no era otra cosa que la proyección del proceso revolucionario que se dio después de la segunda guerra mundial en el mundo, con revoluciones y revoluciones que descolonizaron grandes regiones, que independizaron países, e incluso que expropiaron el capital. El Che cuando nos dijo en Cuba pero yo hice una revolución sin el sujeto político, el proletariado, en realidad estaba inscribiéndose en este tipo de revoluciones que se gestaron en el mundo después de la segunda guerra mundial. Y la Revolución Cubana resultó, en ese sentido, una Revolución totalmente específica, pero notable por la proyección que tuvo el desarrollo del proceso revolucionario.
Entonces, compañeros y amigos, hoy está planteado, y discúlpenme el apuro de mi exposición, que nosotros reflexionemos qué cosa es lícito del mensaje del Che o no, qué cosa es aprovechable de la Revolución Cubana, qué es lo que tenemos que tomar en ello de vigente cuando ya sabemos, porque lo hemos enunciado, lo que es vigente. Está planteado, entonces, el método de hacer las revoluciones. Volvemos a los instrumentos, volvemos hacia la posibilidad o no de crear los instrumentos, como el partido revolucionario, qué tipo de partido. Petras dice que son movimientos hoy que se han alejado bastante de la noción del partido tradicional. ¿Es así o no es así?. Si las masas requieren o no, para ligarse con el ascenso de la lucha urbana, de estos instrumentos y estas mediaciones, si es todavía posible o no el método cubano, el método del Che, el método del foco guerrilla. No interesa y no es una reflexión importante final que el Che haya muerto en Bolivia rebatilando su método, porque el Che trasciende su muerte en Bolivia, porque su mensaje es más importante para la proyección de la revolución en América Latina. Entonces, América Latina debe prepararse, los jóvenes deben prepararse para forjar instrumentos, partiendo del ejemplo de la Revolución Cubana, de lo que ella deja como vigente, de qué cosa hay que actualizar, de la comprobación con otros procesos revolucionarios, incluso el mensaje de la Revolución de octubre, y tener la capacidad reflexiva de aprovechar de este momento político para ir no solamente madurando en la conciencia de cada uno y de los grupos que están dispuestos, como siempre, a combatir el capital, sino para intentar dar una respuesta, si es mejor colectiva, sobre una teoría y una práctica y una estrategia de la revolución latinoamericana, donde después de su balance final el quehacer de Cuba, el mensaje de Fidel y del Che, y sobre todo del Che, serán importantes huellas en este proceso de retomar el curso del combate contra el imperialismo, contra el capitalismo y por la revolución socialista en nuestros países. Gracias.
G. Cieza:
Ernesto Guevara nos enseñó, entre otras cosas, a ponerle el cuerpo a las ideas. Nosotros, desde la Cátedra Che Guevara, entendemos que hoy muchas de esas decisiones de poner el cuerpo a las ideas se manifiestan a través de los movimientos sociales. Por eso queremos terminar esta Cátedra el domingo 16 de noviembre, después de la última clase, que va a ser el sábado 15, en la Escuela Superior de Trabajo Social, vamos a organizar un Encuentro de Movimientos Sociales, en los que han comprometido ya su participación más de 50 organizaciones sociales representativas de la zona y de distintos lugares del país.
Pasamos al segundo expositor de esta tarde que es Manuel Gaggero, que es profesor titular de la Cátedra y que ya estuvo en las primeras clases.
Ernesto Guevara nos enseñó, entre otras cosas, a ponerle el cuerpo a las ideas. Nosotros, desde la Cátedra Che Guevara, entendemos que hoy muchas de esas decisiones de poner el cuerpo a las ideas se manifiestan a través de los movimientos sociales. Por eso queremos terminar esta Cátedra el domingo 16 de noviembre, después de la última clase, que va a ser el sábado 15, en la Escuela Superior de Trabajo Social, vamos a organizar un Encuentro de Movimientos Sociales, en los que han comprometido ya su participación más de 50 organizaciones sociales representativas de la zona y de distintos lugares del país.
Pasamos al segundo expositor de esta tarde que es Manuel Gaggero, que es profesor titular de la Cátedra y que ya estuvo en las primeras clases.
Manuel Gaggero:
Bueno, yo voy a tratar de tomar el tema de la Revolución Popular Sandinista y desarrollar un poco, digamos, cuál fue la influencia de la Revolución Cubana en éste que es uno de los procesos, creo, también con elementos de excepcionalidad, que se produce hacia finales de la década del 70, recuerden ustedes, el 19 de julio del 79, y que indudablemente corta, digamos, un momento de esa década que fue un momento de derrotas.
Pero antes quiero explicar suscintamente cuál es la característica de Nicaragua. Nicaragua es un país de 150 mil kilómetros cuadrados, que se encuentra en Centroamérica, con frontera con Costa Rica por el sur, y Honduras por el norte. Es un país de, en esos momentos, el momento de la Revolución, algo más de tres millones de habitantes, que tenía un desarrollo económico que pasó del añil, un cultivo que tenían a mediados del siglo pasado, al algodón, por todas las etapas. O sea, una economía fundamentalmente agraria, también con una importante, digamos, planta ganadera. País agrícola-ganadero con una burguesía industrial muy pequeña que, en su conjunto, la burguesía industrial y agraria, estaba agrupada en lo que se llamaba en la década del 70, en esos años de la Revolución, el Consejo Superior de la Empresa Privada -CoSEP-.
Nicaragua había sido un país, lo dijimos, creo, acá cuando hablamos de Sandino, había sido un país que había sido el escenario de conflictos entre Inglaterra y Estados Unidos. Es decir, un país que tenía una gran dependencia de Estados Unidos pero, a su vez, reconocía una región, lo que se llama la costa atlántica, que Inglaterra ejercía una administración indirecta a través de los indios misquitos. Cuando en los años del movimiento revolucionario, la costa atlántica estaba absolutamente escindida de la costa del Pacífico, y cerca de 150 mil de estos tres millones de habitantes vivían en el Atlántico. En el año 34, 1934, poniendo fin a un largo período de invasiones norteamericanas que sufrió el territorio nicaragüense, Somoza asume, Somoza padre, Anastasio Somoza padre asume el gobierno de la nación nicaragüense y crea la Guardia Nacional, el ejército, con el apoyo de Estados Unidos, y se convierte en lo que los nicaragüenses llaman el último marine, es decir, el último infante de marina que ocupa el gobierno de Nicaragua.
Somoza es ejecutado, este Somoza padre, en 1953 por Rigoberto López Pérez, un patriota nicaragüense que es retomado después históricamente como uno de los constructores del proceso de formación del Frente Sandinista de Liberación Nacional. En los años 60, en la época que recién nos contaba Napurí, hubo algunas experiencias guerrilleras impulsadas, incluso, desde Cuba, hubo algunos intentos guerrilleros para destituir o terminar con la dictadura de Somoza hijo, que era continuador del padre, y estos intentos fueron aplastados. Uno de ellos se inició en El Chaparral. Esto lleva a que luego, hacia finales de la década del 60, se forme el Frente Sandinista de Liberación Nacional, con un compañero revolucionario que había sido influenciado por la Revolución, digamos, que había estado viviendo en Cuba, incluso, y que tenía una relación muy estrecha con los revolucionarios cubanos, que se llamaba Carlos Fonseca Amador.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional nucleaba en su seno, inicialmente, a jóvenes que provenían de sectores católicos, cristianos, que reivindicaban la Teología de la Liberación, el mensaje de Medellín, algunos sectores que venían del Partido Comunista nicaragüense, sectores marxistas, entre ellos Fonseca Amador, que había militado en las filas del Partido Comunista nicaragüense y, digamos, otros sectores que provenían de fracciones del Partido Liberal, o sea, el partido de Somoza, que habían roto con Somoza y que estaban en la lucha armada en contra del gobierno somocista. El proceso revolucionario, en realidad, lo inicia el Frente Sandinista de Liberación, se suman otros grupos, y tiene como todos los procesos durante la década del 70, tiene momentos de alza y momentos de baja, digamos, cuando son seriamente golpeados los revolucionarios por la dictadura somocista. Pero este proceso reconoce o se forman, a lo largo de esta década del 70, dentro del Frente Sandinista de Liberación, tres tendencias. Por un lado, la Tendencia que se llamaba de la Guerra Popular Prolongada, que encabezaba Tomás Borge, que planteaba, recuperando la concepción del Che de la guerra de guerrillas, el núcleo revolucionario en el monte y, recuperando la idea de los vietnamitas, el desarrollo de una guerra revolucionaria hacia la construcción de un ejército, que se empezaba con la lucha en la montaña y que culminaría con la formación del ejército que derrotaría al ejército de Somoza. Por otro lado, estaba la Tendencia Proletaria, que encabezaba Jaime Wheelock Roman, que planteaba que previo o en el proceso de lucha armada contra el régimen somocista había que ir construyendo las bases, o ir sentando las bases, de la construcción de un partido marxista-leninista que fuera el núcleo dirigente de este proceso revolucionario. Y después había una tercer tendencia, más numerosa que las otras, que se llamaba la Tendencia Tercerista o Insurreccionalista, que encabezaban los hermanos Ortega, Daniel Ortega y Humberto Ortega. Estos proponían desarrollar, fundamentalmente, la lucha en las ciudades y, partiendo de la lucha en la calle o en las luchas sociales, ir generando niveles de violencia más altos hasta poder producir, vía una insurrección armada, el derrocamiento del régimen somocista. Esta división de las tendencias, que al principio aparecía como un debate hacia el interior del Frente Sandinista, se fue profundizando a mediados de la década del 70 y llevó, incluso, a enfrentamientos entre estos grupos, defendiendo cada uno su posición, hasta marzo del 79 que resuelven hacer una dirección conjunta, constituyen la Dirección del Frente Sandinista de Liberación, integrada por nueve comandantes, tres de cada tendencia, y hacen la unidad y ordenan, esta dirección que estaba instalada en Panamá, ordena la ofensiva final contra el régimen somocista.
Qué pasaba en esos momentos en Nicaragua. Nicaragua, que además es un país de estas características que yo decía, un país con una gran formación social campesina, con una economía agraria, con una cantidad de desocupados muy grande en la población, casi un 70% estaba desocupado, con cerca de 80% de analfabetos, un país con características muy complejas, se encuentra inmerso en esta guerra antidictatorial y de liberación que encabeza el Frente Sandinista contra Somoza. Se empiezan a producir en esos últimos años, 78-79, se empiezan a producir insurrecciones parciales en las ciudades, levantamientos en algunas ciudades, que son reprimidos por el régimen. Y la burguesía estaba dividida en dos sectores. Una era una fracción liberal, liberal no por liberales como se entiende acá, sino porque la vieja tradición histórica del Partido Liberal, que era el partido que había luchado contra los conservadores a principio de siglo en Nicaragua. Esta burguesía liberal tenía negocios comunes con Somoza, esta fracción de la burguesía compartía negocios con Somoza. Somoza a su vez, como parte de su poder político, había acrecentado su poder económico, había incorporado a su patrimonio personal bancos, financieras, negocios, comercios, había expropiado tierras que eran incorporados al patrimonio de él o de sus allegados. Una franja de esta burguesía tenía relaciones con Somoza, tenía negocios comunes, y apoyaba la dictadura. Por otro lado, estaba la vieja burguesía conservadora, encabezada por Pedro Joaquín Chamorro, director del diario La Prensa, que era un diario de oposición democrática, que era un sector que tenía diferencias con la dictadura, serias, que se oponía a la dictadura; no apoyaba, tenía diferencias, también, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, no apoyaba al Frente Sandinista de Liberación Nacional pero entendía que el proceso de la dictadura tenía que terminar y que tenía que abrirse una etapa democrática en Nicaragua.
En los años 78, durante el año 78, en esta serie de enfrentamientos entre la población que empieza a insurreccionarse en las ciudades, sectores de la jerarquía eclesiástica o de la iglesia que empiezan a oponerse firmemente al régimen, a su vez la acción del Frente Sandinista de Liberación Nacional y sus guerrillas, determinan reacciones represivas del régimen, que llevan a que en este año fuera asesinado Pedro Joaquín Chamorro por un grupo que respondía a las directivas del hijo, del chihuín, como se dice en Nicaragua, o el hijo mayor, de Anastasio Somoza, o sea el dictador. El asesinato de Pedro Joaquín Chamorro como que cambia el escenario, lo modifica. Porque esta burguesía, que hasta ese momento había tenido una actitud, digamos, de oposición, pero dentro de ciertos marcos, con el régimen dictatorial, entiende que debe pasar a una etapa de mayor confrontación y empieza a establecer contacto con la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional, encaminado a llegar a algunos acuerdos con el Frente que permitieran derrocar a Somoza.
A su vez, Estados Unidos, que siempre en estos países de Centroamérica tiene una presencia muy directa y que tenía prestado un respaldo muy grande al dictador, frente a esta situación de, por un lado, insurrecciones, creciente oposición popular a la dictadura, debilitamiento en general de la dictadura, empieza a repensar su apoyo a Somoza. Y en algunos sectores del departamento de estado norteamericano de esos años, recuerden ustedes que estaba gobernando Carter en Estados Unidos, se empieza a plantear la necesidad de respaldar un tránsito hacia la democracia en Nicaragua que fuera, de alguna manera, pacífico, o sea, evitar que el Frente Sandinista de Liberación Nacional se hiciera con el poder, que se produjera un proceso revolucionario, y lograr que Somoza, ésa era la política de Estados Unidos, lograr que Somoza se retirara del gobierno de Nicaragua y dejara en su lugar un gobierno de la burguesía, que le asegurara el respeto, la protección de los intereses de Estados Unidos en la región, pero que, a su vez, pusiera fin a esta creciente oposición popular que iba recogiendo el régimen de Somoza.
Los acontecimientos se apresuraron tremendamente a partir de la decisión de las tres tendencias del Frente de hacer la unidad. A partir de esa decisión, las tres tendencias ordenan, como dije antes, la ofensiva final y comienzan a marchar desde el sur las columnas. La famosa Columna del Sur del Frente Sandinista de Liberación Nacional en la cual participaron compañeros de otras o revolucionarios de otras nacionalidades, argentinos, costarricenses, panameños, incluso venezolanos, guatemaltecos. Y la columna que venía del norte con las guerrillas de la Tendencia, la GPP, o sea la Tendencia de la Guerra Popular Prolongada, que encabezaba Tomás Borge. Estos van haciendo, al mismo tiempo que se opera este avance de las columnas guerrilleras del sur y del norte, se empiezan a producir crecientes insurrecciones de cada vez mayor envergadura, en las ciudades se producen levantamientos populares, y la burguesía adhiere a un paro nacional que se decreta, lo decreta la central de trabajadores nicaragüenses, y adhieren los industriales, la burguesía, que estaban agrupados en esto que he denominado Consejo Superior de la Empresa Privada, o sea el CoSEP. Esta situación de avance militar en el sur y el norte, insurrección en las ciudades, creciente oposición de la burguesía y paro general determina que se desmorone el régimen somocista, en una situación que no era esperada por el movimiento revolucionario. Es decir, el movimiento revolucionario no esperaba este desmoronamiento, ni tampoco el departamento de estado norteamericano. Al contrario, Carter envía días antes de la cáida, o sea, días antes del 19 de julio, envía un emisario a hablar con Somoza, y le propone, le reitera que la posición de Estados Unidos es que él se aleje del gobierno y que quede en su reemplazo un gobierno de conciliación nacional, se llamaba, o sea, un gobierno integrado por algunos sectores de esta burguesía cosepista, digamos, y que este gobierno asegure un llamado a elecciones libres, sin ninguna exclusión, y que proponga el desarme tanto de la guerrilla como de la Guardia Nacional, que era el ejército de Somoza. Esta misión norteamericana fracasa, Somoza reitera su decisión de quedarse en el gobierno. Cuando se reitera esta decisión algunos de los jefes de la Guardia Nacional directamente empiezan a entregar sus uniformes y a buscar aviones para salir al exilio, y produce una especie de, digamos, catástrofe para el sistema, para el régimen, porque fue el desmoronamiento, por un lado, de Somoza, y por otro lado, la huida, porque era sí, era una huida de todos los jefes de la Guardia Nacional, que ya sentían que estaban derrotados política y militarmente y trataban de evitar, de esta manera, el juzgamiento por los crímenes que habían cometido contra el pueblo.
Esto determina que el Frente Sandinista de Liberación Nacional se hace con el gobierno el 19 de julio de 1979, con sólo 420 cuadros. O sea, ustedes imagínense, el Frente Sandinista tenía solamente 420 cuadros, cuadros políticos, con una formación más o menos aceptable, en un país de tres millones de habitantes, con la complejidad que eso significa, en un país de 150 mil kilómetros cuadrados que había que gobernar con estos 420 cuadros. Por supuesto que, en la primera etapa, el Frente se hace cargo del gobierno el 19 de julio y llama inmediatamente a algunos sectores de esta burguesía patriótica, que se llamaba, que se había opuesto a Somoza, para que se integren a un organismo que ocuparía o tendría a su cargo el poder ejecutivo, que se llamaba Junta de Gobierno. Al mismo tiempo se conforma un Consejo de Estado, que era como un parlamento, que tenía a su cargo la elaboración y el dictado de las leyes. Que en esa Junta de Gobierno, en la primera Junta de Gobierno, se integra Violeta Chamorro, la esposa de Pedro Joaquín Chamorro, el asesinado en 1978, luego presidente de Nicaragua a la caída del Frente Sandinista de Liberación Nacional. También se integran en esta Junta de Gobierno revolucionaria compañeros que pertenecían al Frente Sandinista de Liberación Nacional pero que no habían tenido una actividad en el combate, sino que habían desarrollado actividades fuera del país, en la solidaridad con las luchas del Frente Sandinista. Fundamentalmente, el exponente más claro, o los exponentes más claros de esto eran, por un lado, Ernesto Cardenal, que es nombrado ministro de Cultura, y por otro lado, Sergio Ramírez, que se integra a la Junta de Gobierno. También se integran algunos sectores que provienen de algunas formaciones políticas cercanas al Frente Sandinista de Liberación Nacional, que tenían relaciones estrechas desde hacía varios años atrás con el Frente.
De esta forma se comienza el proceso de liberación en Nicaragua, un gobierno revolucionario. Y la primera medida que se adopta, o de las primeras medidas que se adoptan, son la sanción de una ley de reforma agraria que expropia a la burguesía las explotaciones agrícolas que tenían una determinada cantidad, más o menos sería equivalente, acá, a más de 300 hectáreas, y a su vez porque se convertirían en propiedad cooperativa. Y se van delineando con estas medidas, las primeras medidas, la formación de los tribunales revolucionarios, la ley de reforma agraria, la campaña de alfabetización, se va delineando lo que sería la excepcionalidad, si podemos llamar así, o la característica del proceso revolucionario nicaragüense que, pese a que establece estrecha relaciones con la Revolución Cubana y con el gobierno de Cuba, y recibe la inmediata solidaridad del gobierno revolucionario cubano en técnicos, médicos, alfabetizadores, docentes y técnicos en todas las áreas, que incluso recuperan toda la telecomunicación que estaba prácticamente destruida por la guerra, y que además ayudan a desarrollar el proceso de solución de los problemas sanitarios de la población, que eran muy serios; pese a esta relación con la Revolución Cubana, la Revolución Nicaragüense trata de establecer cierta originalidad en su proyecto. Es para debatir si fue correcto el camino elegido o no, pero establece cierta originalidad en el proyecto, teniendo en cuenta los sujetos sociales de la Revolución Nicaragüense y teniendo en cuenta la particular tradición que tenía Nicaragua, el pueblo nicaragüense, y sus niveles de desarrollo cultural y político. O sea que no se plantea de inmediato transformarse en una revolución socialista, sino que se plantea ser una revolución democrática y de liberación nacional, en tránsito hacia el socialismo.
Y establecen tres formas de propiedad. Por un lado, la propiedad privada. Por otro lado, la propiedad llamada área de propiedad del pueblo, que era, digamos, todos los bienes de Somoza y los somocistas fueron expropiados, también algunas empresas imperialistas, y esto pasó a formar el área de propiedad del pueblo, que podríamos llamar área de propiedad estatal. De cualquier manera, fíjense ustedes la particularidad de Nicaragua que en esos años, cuando nosotros analizábamos, yo estuve viviendo en Nicaragua cinco años, a partir de 1979 hasta 1984, cuando nosotros analizábamos la composición de la propiedad estatal y la relacionábamos con la Argentina, la propiedad estatal en la Argentina era mayor en esos años, estamos hablando en los 80, que la propiedad estatal en Nicaragua. O sea que el área de propiedad estatal era importante pero era bastante reducida. Y se componía de estos bienes que se había expropiado de Somoza, sus allegados y algunas empresas imperialistas, y algunos bienes, incluso, que sectores de la burguesía que iban abandonando el país iban dejando. Por otro lado, estaba el área de propiedad privada, digamos, o sea la propiedad de la burguesía que no fue expropiada. Y por otro lado, el área de propiedad cooperativa. Porque la intención de la ley de reforma agraria era evitar que del latifundio, que era un poco la característica del campo nicaragüense prerrevolucionario, no pasar al minifundio, o sea, pequeñas propiedades individuales, sino tratar de entusiasmar al campesinado nicaragüense para la conformación de cooperativas, que desarrollaran el área de propiedad cooperativa. Entonces tenemos, por un lado, el área de propiedad estatal o del pueblo, por otro lado, el área de propiedad privada, y por otro lado, el área de propiedad cooperativa.
Al mismo tiempo se desarrolla una intensa campaña tendiente a alfabetizar, a combatir el analfabetismo, que era uno de los males nicaragüenses. Y al mismo tiempo se plantea una política de integración nacional, por esto que yo señalaba de la costa atlántica. Una región que está, ustedes si se fijan en el mapa, está en el Atlántico nicaragüense, una región muy amplia, muy despoblada donde, incluso, había minas de oro, que en algún momento habían sido importantes, que fueron nacionalizadas, estaban explotadas por un consorcio norteamericano. A raíz de eso tuvimos un juicio en Estados Unidos. Esta zona estaba ocupada por indios, por grupos étnicos, fundamentalmente, los más importantes eran los misquitos, y hablan, aún ahora, un idioma que es una mezcla de misquito e inglés, digamos, una especie de inglés criollo. Entonces, la política de la Revolución fue intentar hacer un proceso de acercamiento e integración, reconociendo el carácter multiétnico y multirracial de la conformación de Nicaragua. Política difícil, por cierto, porque yo que viví en Managua, o sea, viene a ser el Pacífico, mucha gente de la que compartía conmigo el trabajo en el ministerio de Justicia no conocía, siendo nicaragüense de más de 40 años, no conocían la costa atlántica. Es decir, la costa atlántica no sólo que estaba escindida porque eran culturas distintas del Pacífico, sino que además era desconocida y no había medios, digamos, carreteras o medios de comunicación que vinculara la costa atlántica con el Pacífico. Esto fue otro de los objetivos del proceso revolucionario.
Al mismo tiempo que se planteaba una confrontación, no sólo en el terreno diplomático, que se dio desde el comienzo, sino en el terreno político, con Estados Unidos y los intereses imperiales, y un acercamiento a la Revolución Cubana y a los procesos revolucionarios del Tercer Mundo y a los países socialistas, incluso se establecieron relaciones con el Mercado Común de los países socialistas, al mismo tiempo que se establecían relaciones con el Mercado Común Europeo.
En estas condiciones comienza a desarrollarse el proceso revolucionario nicaragüense, rápidamente hostigado y hostilizado por Estados Unidos y por los que habían sido remanentes o lo que había quedado de la Guardia Nacional, que habían constituido grupos armados que empiezan a accionar en algunas zonas del norte nicaragüense con amplio respaldo del gobierno de Honduras. Actuaban desde la frontera hondureña, es decir, se trasladaban al interior del territorio nicaragüense, hacían expediciones punitivas, destruían sembrados, cooperativas, asesinaban alfabetizadores, y volvían a refugiarse al territorio nicaragüense. Esta situación obliga, digamos, esto para tratar de explicar, un poco sintetizando, cuál fue el final del proceso revolucionario nicaragüense, esta situación obliga a que gran parte del presupuesto de Nicaragua, un país muy pobre, como yo les decía hoy, un país con muchos habitantes y una gran extensión pero muy pobre, le obliga a destinar más del 70% del presupuesto a la defensa, y gran parte de los esfuerzos del gobierno revolucionario y de los revolucionarios, de estos 420 cuadros iniciales, estaba concentrado en la defensa del proceso revolucionario. Esto determina que, incluso, algunas de las cuestiones que había que saldar al interior de la sociedad nicaragüense, como eran los desniveles salariales, la gran fractura que existía entre los ricos y los trabajadores, la necesidad de aumentar los niveles de ingreso de los trabajadores, de los sectores más explotados, se ve subordinada o se plantea que queda subordinada la posibilidad de resolver estos conflictos a la necesidad fundamental que era defender el proceso revolucionario. Y así se pone todo el esfuerzo en esta dirección.
Al mismo tiempo que el gobierno revolucionario era hostigado por el gobierno de Estados Unidos y por la contra nicaragüense, al mismo tiempo la burguesía, que había saludado inicialmente la Revolución como una revolución patriótica, como una revolución democrática, al ver el curso que iba tomando, es decir, estas expropiaciones, las nacionalizaciones de las empresas imperialistas, la ley de reforma agraria, un intento de reforma urbana que finalmente no se concretó, al ver estas medidas la burguesía pasa rápidamente a la oposición, y el Consejo Superior de la Empresa Privada es el que encabeza, ya a finales del 79, principios del 80, la oposición más pública, digamos, al gobierno revolucionario. Esta burguesía, incluso, si bien no se plantea el derrocamiento militar ni apoya las acciones militares contrarrevolucionarias, de alguna manera abandona la idea de participar del gobierno, como había sido inicialmente con Violeta Chamorro, abandona el gobierno nicaragüense, y se propone la burguesía empezar a liderar una oposición para lograr que el Frente o democratice el país, entre comillas, como planteaban ellos, es decir, llame a elecciones libres, etc., etc., o abandone el gobierno.
El Frente, por su lado, además estaba siendo hostigado, y cada vez más, crecientemente por la iglesia nicaragüense que, encabezada por monseñor Ovando, actual arzobispo de Nicaragua, que era un hombre que había tenido fuertes relaciones con el somocismo, que había permanecido neutral en los últimos momentos de la dictadura somocista, pasa también a la oposición violenta. E incluso recuerden ustedes que la venida del Papa a Nicaragua, no sé si ustedes recuerdan, bueno, los más grandes probablemente se recuerde, la venida del Papa a Nicaragua fue un episodio bastante, digamos, con bastantes elementos violentos por parte del Papa. En primer lugar, el Papa se negó a bendecir a Cardenal, sacerdote que integraba el gobierno revolucionario, diciendo que no podía bendecir a un clérigo que integraba un gobierno ateo. Y por otro lado, cuando se hizo la misa, el acto central que se hizo en la Plaza de la Revolución, el Papa empezó a agredir en su discurso a la dirigencia revolucionaria, lo que provocó un enfrentamiento no buscado con la juventud del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En estas condiciones difíciles se desarrolló el proceso revolucionario nicaragüense. Y lo central es que tuvo que destinar gran parte del esfuerzo nacional a la guerra, al combate contra la contra. Esto determina un primer llamado, para ir redondeando y terminando la exposición, por lo menos en esta parte, esto determina un primer llamado a elecciones, que se hace en el 84, y que logra la victoria el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Elecciones que fueron impugnadas por la oposición, que sostuvo que eran fraudulentas, que no había habido posibilidad para los partidos de oposición de hacer campaña, etc., etc. Y bueno, sigue esta impugnación, hace que se legitime a los ojos de Estados Unidos y a los ojos de la burguesía el accionar contrarrevolucionario, que aumenten y se incrementen las acciones armadas contra la Revolución, que la Revolución tenga que hechar mano para aumentar los efectivos del Ejército Popular Sandinista a una ley que fue muy criticada, que fue la ley de servicio militar obligatorio, que obligaba a todos los jóvenes de más de 18 años a integrarse a las filas del Ejército Popular Sandinista para ir a combatir a la guerrilla contra, y esto termina con un nuevo llamado a elecciones, elecciones que fueron controladas por observadores extranjeros, por la OEA, y en las cuales pierde el Frente Sandinista de Liberación Nacional y asume la presidencia de Nicaragua Violeta Chamorro, encabezando un proceso contrarrevolucionario que comienza inmediatamente a revisar todas las medidas que había adoptado la Revolución Popular Sandinista.
La experiencia sandinista da para un gran debate y da para hacer creo que una cátedra, porque es muy interesante, muy interesante la complejidad de la sociedad nicaragüense, cómo los elementos religiosos pesaban mucho en esta población, y de qué manera el movimiento revolucionario articuló la unidad entre sectores del campo marxista con sectores cristianos, de qué forma se estructuró este modelo de cierta originalidad donde había tres formas de propiedad diferente, y si esto se entendía como una revolución en tránsito o algunos la entendían como la revolución, si esto era un proceso en tránsito o era el proceso revolucionario final. Todos estos temas quedan para debatir. Pero yo creo que, de cualquier manera, primero, fue como un, digamos, como una gran bocanda de aire fresco la Revolución. Recuerden ustedes, finales del 79, mediados del 79, toda América Latina con dictaduras, los desaparecidos en Argentina, en Uruguay, en Chile, o sea, todo un proceso como de retroceso, y aparece esta Revolución, junto con la de Irán, que provocan un cambio en el panorama de ese momento, el panorama político-social. Y por otro lado, todos estos elementos, la participación de cristianos en un papel casi, digamos, determinante en el proceso revolucionario, las características como se estructura el nuevo poder, son para analizar y para estudiar porque, sin duda, en la historia latinoamericana de este siglo, de la influencia del pensamiento del Che y de la Revolución Cubana, este proceso revolucionario tuvo y tendrá una importancia singular. Nada más.
Bueno, yo voy a tratar de tomar el tema de la Revolución Popular Sandinista y desarrollar un poco, digamos, cuál fue la influencia de la Revolución Cubana en éste que es uno de los procesos, creo, también con elementos de excepcionalidad, que se produce hacia finales de la década del 70, recuerden ustedes, el 19 de julio del 79, y que indudablemente corta, digamos, un momento de esa década que fue un momento de derrotas.
Pero antes quiero explicar suscintamente cuál es la característica de Nicaragua. Nicaragua es un país de 150 mil kilómetros cuadrados, que se encuentra en Centroamérica, con frontera con Costa Rica por el sur, y Honduras por el norte. Es un país de, en esos momentos, el momento de la Revolución, algo más de tres millones de habitantes, que tenía un desarrollo económico que pasó del añil, un cultivo que tenían a mediados del siglo pasado, al algodón, por todas las etapas. O sea, una economía fundamentalmente agraria, también con una importante, digamos, planta ganadera. País agrícola-ganadero con una burguesía industrial muy pequeña que, en su conjunto, la burguesía industrial y agraria, estaba agrupada en lo que se llamaba en la década del 70, en esos años de la Revolución, el Consejo Superior de la Empresa Privada -CoSEP-.
Nicaragua había sido un país, lo dijimos, creo, acá cuando hablamos de Sandino, había sido un país que había sido el escenario de conflictos entre Inglaterra y Estados Unidos. Es decir, un país que tenía una gran dependencia de Estados Unidos pero, a su vez, reconocía una región, lo que se llama la costa atlántica, que Inglaterra ejercía una administración indirecta a través de los indios misquitos. Cuando en los años del movimiento revolucionario, la costa atlántica estaba absolutamente escindida de la costa del Pacífico, y cerca de 150 mil de estos tres millones de habitantes vivían en el Atlántico. En el año 34, 1934, poniendo fin a un largo período de invasiones norteamericanas que sufrió el territorio nicaragüense, Somoza asume, Somoza padre, Anastasio Somoza padre asume el gobierno de la nación nicaragüense y crea la Guardia Nacional, el ejército, con el apoyo de Estados Unidos, y se convierte en lo que los nicaragüenses llaman el último marine, es decir, el último infante de marina que ocupa el gobierno de Nicaragua.
Somoza es ejecutado, este Somoza padre, en 1953 por Rigoberto López Pérez, un patriota nicaragüense que es retomado después históricamente como uno de los constructores del proceso de formación del Frente Sandinista de Liberación Nacional. En los años 60, en la época que recién nos contaba Napurí, hubo algunas experiencias guerrilleras impulsadas, incluso, desde Cuba, hubo algunos intentos guerrilleros para destituir o terminar con la dictadura de Somoza hijo, que era continuador del padre, y estos intentos fueron aplastados. Uno de ellos se inició en El Chaparral. Esto lleva a que luego, hacia finales de la década del 60, se forme el Frente Sandinista de Liberación Nacional, con un compañero revolucionario que había sido influenciado por la Revolución, digamos, que había estado viviendo en Cuba, incluso, y que tenía una relación muy estrecha con los revolucionarios cubanos, que se llamaba Carlos Fonseca Amador.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional nucleaba en su seno, inicialmente, a jóvenes que provenían de sectores católicos, cristianos, que reivindicaban la Teología de la Liberación, el mensaje de Medellín, algunos sectores que venían del Partido Comunista nicaragüense, sectores marxistas, entre ellos Fonseca Amador, que había militado en las filas del Partido Comunista nicaragüense y, digamos, otros sectores que provenían de fracciones del Partido Liberal, o sea, el partido de Somoza, que habían roto con Somoza y que estaban en la lucha armada en contra del gobierno somocista. El proceso revolucionario, en realidad, lo inicia el Frente Sandinista de Liberación, se suman otros grupos, y tiene como todos los procesos durante la década del 70, tiene momentos de alza y momentos de baja, digamos, cuando son seriamente golpeados los revolucionarios por la dictadura somocista. Pero este proceso reconoce o se forman, a lo largo de esta década del 70, dentro del Frente Sandinista de Liberación, tres tendencias. Por un lado, la Tendencia que se llamaba de la Guerra Popular Prolongada, que encabezaba Tomás Borge, que planteaba, recuperando la concepción del Che de la guerra de guerrillas, el núcleo revolucionario en el monte y, recuperando la idea de los vietnamitas, el desarrollo de una guerra revolucionaria hacia la construcción de un ejército, que se empezaba con la lucha en la montaña y que culminaría con la formación del ejército que derrotaría al ejército de Somoza. Por otro lado, estaba la Tendencia Proletaria, que encabezaba Jaime Wheelock Roman, que planteaba que previo o en el proceso de lucha armada contra el régimen somocista había que ir construyendo las bases, o ir sentando las bases, de la construcción de un partido marxista-leninista que fuera el núcleo dirigente de este proceso revolucionario. Y después había una tercer tendencia, más numerosa que las otras, que se llamaba la Tendencia Tercerista o Insurreccionalista, que encabezaban los hermanos Ortega, Daniel Ortega y Humberto Ortega. Estos proponían desarrollar, fundamentalmente, la lucha en las ciudades y, partiendo de la lucha en la calle o en las luchas sociales, ir generando niveles de violencia más altos hasta poder producir, vía una insurrección armada, el derrocamiento del régimen somocista. Esta división de las tendencias, que al principio aparecía como un debate hacia el interior del Frente Sandinista, se fue profundizando a mediados de la década del 70 y llevó, incluso, a enfrentamientos entre estos grupos, defendiendo cada uno su posición, hasta marzo del 79 que resuelven hacer una dirección conjunta, constituyen la Dirección del Frente Sandinista de Liberación, integrada por nueve comandantes, tres de cada tendencia, y hacen la unidad y ordenan, esta dirección que estaba instalada en Panamá, ordena la ofensiva final contra el régimen somocista.
Qué pasaba en esos momentos en Nicaragua. Nicaragua, que además es un país de estas características que yo decía, un país con una gran formación social campesina, con una economía agraria, con una cantidad de desocupados muy grande en la población, casi un 70% estaba desocupado, con cerca de 80% de analfabetos, un país con características muy complejas, se encuentra inmerso en esta guerra antidictatorial y de liberación que encabeza el Frente Sandinista contra Somoza. Se empiezan a producir en esos últimos años, 78-79, se empiezan a producir insurrecciones parciales en las ciudades, levantamientos en algunas ciudades, que son reprimidos por el régimen. Y la burguesía estaba dividida en dos sectores. Una era una fracción liberal, liberal no por liberales como se entiende acá, sino porque la vieja tradición histórica del Partido Liberal, que era el partido que había luchado contra los conservadores a principio de siglo en Nicaragua. Esta burguesía liberal tenía negocios comunes con Somoza, esta fracción de la burguesía compartía negocios con Somoza. Somoza a su vez, como parte de su poder político, había acrecentado su poder económico, había incorporado a su patrimonio personal bancos, financieras, negocios, comercios, había expropiado tierras que eran incorporados al patrimonio de él o de sus allegados. Una franja de esta burguesía tenía relaciones con Somoza, tenía negocios comunes, y apoyaba la dictadura. Por otro lado, estaba la vieja burguesía conservadora, encabezada por Pedro Joaquín Chamorro, director del diario La Prensa, que era un diario de oposición democrática, que era un sector que tenía diferencias con la dictadura, serias, que se oponía a la dictadura; no apoyaba, tenía diferencias, también, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, no apoyaba al Frente Sandinista de Liberación Nacional pero entendía que el proceso de la dictadura tenía que terminar y que tenía que abrirse una etapa democrática en Nicaragua.
En los años 78, durante el año 78, en esta serie de enfrentamientos entre la población que empieza a insurreccionarse en las ciudades, sectores de la jerarquía eclesiástica o de la iglesia que empiezan a oponerse firmemente al régimen, a su vez la acción del Frente Sandinista de Liberación Nacional y sus guerrillas, determinan reacciones represivas del régimen, que llevan a que en este año fuera asesinado Pedro Joaquín Chamorro por un grupo que respondía a las directivas del hijo, del chihuín, como se dice en Nicaragua, o el hijo mayor, de Anastasio Somoza, o sea el dictador. El asesinato de Pedro Joaquín Chamorro como que cambia el escenario, lo modifica. Porque esta burguesía, que hasta ese momento había tenido una actitud, digamos, de oposición, pero dentro de ciertos marcos, con el régimen dictatorial, entiende que debe pasar a una etapa de mayor confrontación y empieza a establecer contacto con la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional, encaminado a llegar a algunos acuerdos con el Frente que permitieran derrocar a Somoza.
A su vez, Estados Unidos, que siempre en estos países de Centroamérica tiene una presencia muy directa y que tenía prestado un respaldo muy grande al dictador, frente a esta situación de, por un lado, insurrecciones, creciente oposición popular a la dictadura, debilitamiento en general de la dictadura, empieza a repensar su apoyo a Somoza. Y en algunos sectores del departamento de estado norteamericano de esos años, recuerden ustedes que estaba gobernando Carter en Estados Unidos, se empieza a plantear la necesidad de respaldar un tránsito hacia la democracia en Nicaragua que fuera, de alguna manera, pacífico, o sea, evitar que el Frente Sandinista de Liberación Nacional se hiciera con el poder, que se produjera un proceso revolucionario, y lograr que Somoza, ésa era la política de Estados Unidos, lograr que Somoza se retirara del gobierno de Nicaragua y dejara en su lugar un gobierno de la burguesía, que le asegurara el respeto, la protección de los intereses de Estados Unidos en la región, pero que, a su vez, pusiera fin a esta creciente oposición popular que iba recogiendo el régimen de Somoza.
Los acontecimientos se apresuraron tremendamente a partir de la decisión de las tres tendencias del Frente de hacer la unidad. A partir de esa decisión, las tres tendencias ordenan, como dije antes, la ofensiva final y comienzan a marchar desde el sur las columnas. La famosa Columna del Sur del Frente Sandinista de Liberación Nacional en la cual participaron compañeros de otras o revolucionarios de otras nacionalidades, argentinos, costarricenses, panameños, incluso venezolanos, guatemaltecos. Y la columna que venía del norte con las guerrillas de la Tendencia, la GPP, o sea la Tendencia de la Guerra Popular Prolongada, que encabezaba Tomás Borge. Estos van haciendo, al mismo tiempo que se opera este avance de las columnas guerrilleras del sur y del norte, se empiezan a producir crecientes insurrecciones de cada vez mayor envergadura, en las ciudades se producen levantamientos populares, y la burguesía adhiere a un paro nacional que se decreta, lo decreta la central de trabajadores nicaragüenses, y adhieren los industriales, la burguesía, que estaban agrupados en esto que he denominado Consejo Superior de la Empresa Privada, o sea el CoSEP. Esta situación de avance militar en el sur y el norte, insurrección en las ciudades, creciente oposición de la burguesía y paro general determina que se desmorone el régimen somocista, en una situación que no era esperada por el movimiento revolucionario. Es decir, el movimiento revolucionario no esperaba este desmoronamiento, ni tampoco el departamento de estado norteamericano. Al contrario, Carter envía días antes de la cáida, o sea, días antes del 19 de julio, envía un emisario a hablar con Somoza, y le propone, le reitera que la posición de Estados Unidos es que él se aleje del gobierno y que quede en su reemplazo un gobierno de conciliación nacional, se llamaba, o sea, un gobierno integrado por algunos sectores de esta burguesía cosepista, digamos, y que este gobierno asegure un llamado a elecciones libres, sin ninguna exclusión, y que proponga el desarme tanto de la guerrilla como de la Guardia Nacional, que era el ejército de Somoza. Esta misión norteamericana fracasa, Somoza reitera su decisión de quedarse en el gobierno. Cuando se reitera esta decisión algunos de los jefes de la Guardia Nacional directamente empiezan a entregar sus uniformes y a buscar aviones para salir al exilio, y produce una especie de, digamos, catástrofe para el sistema, para el régimen, porque fue el desmoronamiento, por un lado, de Somoza, y por otro lado, la huida, porque era sí, era una huida de todos los jefes de la Guardia Nacional, que ya sentían que estaban derrotados política y militarmente y trataban de evitar, de esta manera, el juzgamiento por los crímenes que habían cometido contra el pueblo.
Esto determina que el Frente Sandinista de Liberación Nacional se hace con el gobierno el 19 de julio de 1979, con sólo 420 cuadros. O sea, ustedes imagínense, el Frente Sandinista tenía solamente 420 cuadros, cuadros políticos, con una formación más o menos aceptable, en un país de tres millones de habitantes, con la complejidad que eso significa, en un país de 150 mil kilómetros cuadrados que había que gobernar con estos 420 cuadros. Por supuesto que, en la primera etapa, el Frente se hace cargo del gobierno el 19 de julio y llama inmediatamente a algunos sectores de esta burguesía patriótica, que se llamaba, que se había opuesto a Somoza, para que se integren a un organismo que ocuparía o tendría a su cargo el poder ejecutivo, que se llamaba Junta de Gobierno. Al mismo tiempo se conforma un Consejo de Estado, que era como un parlamento, que tenía a su cargo la elaboración y el dictado de las leyes. Que en esa Junta de Gobierno, en la primera Junta de Gobierno, se integra Violeta Chamorro, la esposa de Pedro Joaquín Chamorro, el asesinado en 1978, luego presidente de Nicaragua a la caída del Frente Sandinista de Liberación Nacional. También se integran en esta Junta de Gobierno revolucionaria compañeros que pertenecían al Frente Sandinista de Liberación Nacional pero que no habían tenido una actividad en el combate, sino que habían desarrollado actividades fuera del país, en la solidaridad con las luchas del Frente Sandinista. Fundamentalmente, el exponente más claro, o los exponentes más claros de esto eran, por un lado, Ernesto Cardenal, que es nombrado ministro de Cultura, y por otro lado, Sergio Ramírez, que se integra a la Junta de Gobierno. También se integran algunos sectores que provienen de algunas formaciones políticas cercanas al Frente Sandinista de Liberación Nacional, que tenían relaciones estrechas desde hacía varios años atrás con el Frente.
De esta forma se comienza el proceso de liberación en Nicaragua, un gobierno revolucionario. Y la primera medida que se adopta, o de las primeras medidas que se adoptan, son la sanción de una ley de reforma agraria que expropia a la burguesía las explotaciones agrícolas que tenían una determinada cantidad, más o menos sería equivalente, acá, a más de 300 hectáreas, y a su vez porque se convertirían en propiedad cooperativa. Y se van delineando con estas medidas, las primeras medidas, la formación de los tribunales revolucionarios, la ley de reforma agraria, la campaña de alfabetización, se va delineando lo que sería la excepcionalidad, si podemos llamar así, o la característica del proceso revolucionario nicaragüense que, pese a que establece estrecha relaciones con la Revolución Cubana y con el gobierno de Cuba, y recibe la inmediata solidaridad del gobierno revolucionario cubano en técnicos, médicos, alfabetizadores, docentes y técnicos en todas las áreas, que incluso recuperan toda la telecomunicación que estaba prácticamente destruida por la guerra, y que además ayudan a desarrollar el proceso de solución de los problemas sanitarios de la población, que eran muy serios; pese a esta relación con la Revolución Cubana, la Revolución Nicaragüense trata de establecer cierta originalidad en su proyecto. Es para debatir si fue correcto el camino elegido o no, pero establece cierta originalidad en el proyecto, teniendo en cuenta los sujetos sociales de la Revolución Nicaragüense y teniendo en cuenta la particular tradición que tenía Nicaragua, el pueblo nicaragüense, y sus niveles de desarrollo cultural y político. O sea que no se plantea de inmediato transformarse en una revolución socialista, sino que se plantea ser una revolución democrática y de liberación nacional, en tránsito hacia el socialismo.
Y establecen tres formas de propiedad. Por un lado, la propiedad privada. Por otro lado, la propiedad llamada área de propiedad del pueblo, que era, digamos, todos los bienes de Somoza y los somocistas fueron expropiados, también algunas empresas imperialistas, y esto pasó a formar el área de propiedad del pueblo, que podríamos llamar área de propiedad estatal. De cualquier manera, fíjense ustedes la particularidad de Nicaragua que en esos años, cuando nosotros analizábamos, yo estuve viviendo en Nicaragua cinco años, a partir de 1979 hasta 1984, cuando nosotros analizábamos la composición de la propiedad estatal y la relacionábamos con la Argentina, la propiedad estatal en la Argentina era mayor en esos años, estamos hablando en los 80, que la propiedad estatal en Nicaragua. O sea que el área de propiedad estatal era importante pero era bastante reducida. Y se componía de estos bienes que se había expropiado de Somoza, sus allegados y algunas empresas imperialistas, y algunos bienes, incluso, que sectores de la burguesía que iban abandonando el país iban dejando. Por otro lado, estaba el área de propiedad privada, digamos, o sea la propiedad de la burguesía que no fue expropiada. Y por otro lado, el área de propiedad cooperativa. Porque la intención de la ley de reforma agraria era evitar que del latifundio, que era un poco la característica del campo nicaragüense prerrevolucionario, no pasar al minifundio, o sea, pequeñas propiedades individuales, sino tratar de entusiasmar al campesinado nicaragüense para la conformación de cooperativas, que desarrollaran el área de propiedad cooperativa. Entonces tenemos, por un lado, el área de propiedad estatal o del pueblo, por otro lado, el área de propiedad privada, y por otro lado, el área de propiedad cooperativa.
Al mismo tiempo se desarrolla una intensa campaña tendiente a alfabetizar, a combatir el analfabetismo, que era uno de los males nicaragüenses. Y al mismo tiempo se plantea una política de integración nacional, por esto que yo señalaba de la costa atlántica. Una región que está, ustedes si se fijan en el mapa, está en el Atlántico nicaragüense, una región muy amplia, muy despoblada donde, incluso, había minas de oro, que en algún momento habían sido importantes, que fueron nacionalizadas, estaban explotadas por un consorcio norteamericano. A raíz de eso tuvimos un juicio en Estados Unidos. Esta zona estaba ocupada por indios, por grupos étnicos, fundamentalmente, los más importantes eran los misquitos, y hablan, aún ahora, un idioma que es una mezcla de misquito e inglés, digamos, una especie de inglés criollo. Entonces, la política de la Revolución fue intentar hacer un proceso de acercamiento e integración, reconociendo el carácter multiétnico y multirracial de la conformación de Nicaragua. Política difícil, por cierto, porque yo que viví en Managua, o sea, viene a ser el Pacífico, mucha gente de la que compartía conmigo el trabajo en el ministerio de Justicia no conocía, siendo nicaragüense de más de 40 años, no conocían la costa atlántica. Es decir, la costa atlántica no sólo que estaba escindida porque eran culturas distintas del Pacífico, sino que además era desconocida y no había medios, digamos, carreteras o medios de comunicación que vinculara la costa atlántica con el Pacífico. Esto fue otro de los objetivos del proceso revolucionario.
Al mismo tiempo que se planteaba una confrontación, no sólo en el terreno diplomático, que se dio desde el comienzo, sino en el terreno político, con Estados Unidos y los intereses imperiales, y un acercamiento a la Revolución Cubana y a los procesos revolucionarios del Tercer Mundo y a los países socialistas, incluso se establecieron relaciones con el Mercado Común de los países socialistas, al mismo tiempo que se establecían relaciones con el Mercado Común Europeo.
En estas condiciones comienza a desarrollarse el proceso revolucionario nicaragüense, rápidamente hostigado y hostilizado por Estados Unidos y por los que habían sido remanentes o lo que había quedado de la Guardia Nacional, que habían constituido grupos armados que empiezan a accionar en algunas zonas del norte nicaragüense con amplio respaldo del gobierno de Honduras. Actuaban desde la frontera hondureña, es decir, se trasladaban al interior del territorio nicaragüense, hacían expediciones punitivas, destruían sembrados, cooperativas, asesinaban alfabetizadores, y volvían a refugiarse al territorio nicaragüense. Esta situación obliga, digamos, esto para tratar de explicar, un poco sintetizando, cuál fue el final del proceso revolucionario nicaragüense, esta situación obliga a que gran parte del presupuesto de Nicaragua, un país muy pobre, como yo les decía hoy, un país con muchos habitantes y una gran extensión pero muy pobre, le obliga a destinar más del 70% del presupuesto a la defensa, y gran parte de los esfuerzos del gobierno revolucionario y de los revolucionarios, de estos 420 cuadros iniciales, estaba concentrado en la defensa del proceso revolucionario. Esto determina que, incluso, algunas de las cuestiones que había que saldar al interior de la sociedad nicaragüense, como eran los desniveles salariales, la gran fractura que existía entre los ricos y los trabajadores, la necesidad de aumentar los niveles de ingreso de los trabajadores, de los sectores más explotados, se ve subordinada o se plantea que queda subordinada la posibilidad de resolver estos conflictos a la necesidad fundamental que era defender el proceso revolucionario. Y así se pone todo el esfuerzo en esta dirección.
Al mismo tiempo que el gobierno revolucionario era hostigado por el gobierno de Estados Unidos y por la contra nicaragüense, al mismo tiempo la burguesía, que había saludado inicialmente la Revolución como una revolución patriótica, como una revolución democrática, al ver el curso que iba tomando, es decir, estas expropiaciones, las nacionalizaciones de las empresas imperialistas, la ley de reforma agraria, un intento de reforma urbana que finalmente no se concretó, al ver estas medidas la burguesía pasa rápidamente a la oposición, y el Consejo Superior de la Empresa Privada es el que encabeza, ya a finales del 79, principios del 80, la oposición más pública, digamos, al gobierno revolucionario. Esta burguesía, incluso, si bien no se plantea el derrocamiento militar ni apoya las acciones militares contrarrevolucionarias, de alguna manera abandona la idea de participar del gobierno, como había sido inicialmente con Violeta Chamorro, abandona el gobierno nicaragüense, y se propone la burguesía empezar a liderar una oposición para lograr que el Frente o democratice el país, entre comillas, como planteaban ellos, es decir, llame a elecciones libres, etc., etc., o abandone el gobierno.
El Frente, por su lado, además estaba siendo hostigado, y cada vez más, crecientemente por la iglesia nicaragüense que, encabezada por monseñor Ovando, actual arzobispo de Nicaragua, que era un hombre que había tenido fuertes relaciones con el somocismo, que había permanecido neutral en los últimos momentos de la dictadura somocista, pasa también a la oposición violenta. E incluso recuerden ustedes que la venida del Papa a Nicaragua, no sé si ustedes recuerdan, bueno, los más grandes probablemente se recuerde, la venida del Papa a Nicaragua fue un episodio bastante, digamos, con bastantes elementos violentos por parte del Papa. En primer lugar, el Papa se negó a bendecir a Cardenal, sacerdote que integraba el gobierno revolucionario, diciendo que no podía bendecir a un clérigo que integraba un gobierno ateo. Y por otro lado, cuando se hizo la misa, el acto central que se hizo en la Plaza de la Revolución, el Papa empezó a agredir en su discurso a la dirigencia revolucionaria, lo que provocó un enfrentamiento no buscado con la juventud del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En estas condiciones difíciles se desarrolló el proceso revolucionario nicaragüense. Y lo central es que tuvo que destinar gran parte del esfuerzo nacional a la guerra, al combate contra la contra. Esto determina un primer llamado, para ir redondeando y terminando la exposición, por lo menos en esta parte, esto determina un primer llamado a elecciones, que se hace en el 84, y que logra la victoria el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Elecciones que fueron impugnadas por la oposición, que sostuvo que eran fraudulentas, que no había habido posibilidad para los partidos de oposición de hacer campaña, etc., etc. Y bueno, sigue esta impugnación, hace que se legitime a los ojos de Estados Unidos y a los ojos de la burguesía el accionar contrarrevolucionario, que aumenten y se incrementen las acciones armadas contra la Revolución, que la Revolución tenga que hechar mano para aumentar los efectivos del Ejército Popular Sandinista a una ley que fue muy criticada, que fue la ley de servicio militar obligatorio, que obligaba a todos los jóvenes de más de 18 años a integrarse a las filas del Ejército Popular Sandinista para ir a combatir a la guerrilla contra, y esto termina con un nuevo llamado a elecciones, elecciones que fueron controladas por observadores extranjeros, por la OEA, y en las cuales pierde el Frente Sandinista de Liberación Nacional y asume la presidencia de Nicaragua Violeta Chamorro, encabezando un proceso contrarrevolucionario que comienza inmediatamente a revisar todas las medidas que había adoptado la Revolución Popular Sandinista.
La experiencia sandinista da para un gran debate y da para hacer creo que una cátedra, porque es muy interesante, muy interesante la complejidad de la sociedad nicaragüense, cómo los elementos religiosos pesaban mucho en esta población, y de qué manera el movimiento revolucionario articuló la unidad entre sectores del campo marxista con sectores cristianos, de qué forma se estructuró este modelo de cierta originalidad donde había tres formas de propiedad diferente, y si esto se entendía como una revolución en tránsito o algunos la entendían como la revolución, si esto era un proceso en tránsito o era el proceso revolucionario final. Todos estos temas quedan para debatir. Pero yo creo que, de cualquier manera, primero, fue como un, digamos, como una gran bocanda de aire fresco la Revolución. Recuerden ustedes, finales del 79, mediados del 79, toda América Latina con dictaduras, los desaparecidos en Argentina, en Uruguay, en Chile, o sea, todo un proceso como de retroceso, y aparece esta Revolución, junto con la de Irán, que provocan un cambio en el panorama de ese momento, el panorama político-social. Y por otro lado, todos estos elementos, la participación de cristianos en un papel casi, digamos, determinante en el proceso revolucionario, las características como se estructura el nuevo poder, son para analizar y para estudiar porque, sin duda, en la historia latinoamericana de este siglo, de la influencia del pensamiento del Che y de la Revolución Cubana, este proceso revolucionario tuvo y tendrá una importancia singular. Nada más.
G. Cieza:
Le cedo la palabra a un militante popular de la década del 60, del 70, y de nuestros días, que ya ha estado en esta Cátedra: Cacho El Kadri.
Le cedo la palabra a un militante popular de la década del 60, del 70, y de nuestros días, que ya ha estado en esta Cátedra: Cacho El Kadri.
Envar El Kadri:
Antes de que se vayan, y ya que hablamos de cine, quiero recordarles una anécdota de un director que se llamó Luis Buñuel, que seguramente algunos habrán conocido, habrán visto alguna película. Este gran director español, exilado en México, visitaba a un amigo en Francia, y el hijo, un republicano español, le dice todo entusiasmado: "Don Luis, don luis, quiero ser cineasta como usted". "Bueno, qué bien". "Sí", dice, "me encanta el cine que usted hace, yo quiero hacer todo lo que usted hace". "Bueno", dice, "y qué estás haciendo para eso". "Voy a una escuela de cine". "Salí inmediatamente, entonces". Esta broma me viene a la memoria porque para hablar del Che Guevara, también, más que estar en el claustro de una universidad escuchándonos a nosotros, con tanta atención y con tanta amabilidad, exposiciones que forzosamente son complejas, lo importante para saber todo lo que hay que saber de Ernesto Guevara es solamente sentir como propia cualquier injusticia que se cometa contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Ésa es, quizás, la mejor lección que él nos ha dejado. Y miles de Guevaras a los largo y a lo ancho de este continente americano, miles de Guevaras, desconocidos, algunos que han trascendido, otros que han muerto anónimamente en Nicaragua, en la misma Cuba, en Perú, que evocó el compañero, en esta Argentina tan querida, donde tantos muertos ilustres y compañeros nuestros desaparecidos tomaron también su ejemplo, empuñaron el fusil, lucharon con las ideas, trataron de construir un mundo mejor, nos enseñan, entonces, nos dicen todos los días, cotidianamente, desde ese cartel que recuerda a un compañero desaparecido que está en la puerta, cuántos Guevara anónimos hubo en esta América profunda.
Y por eso para que ustedes, los más jóvenes, sobre todo, no se abrumen de fechas, de datos, de citas, yo les quiero hablar de un Guevara, porque ése es el objeto, digamos, o el sujeto de esta Cátedra, de un Guevara no muy conocido, pero que supo decir en 1960: Yo fui muchacho intelectualillo cuando estudiaba, aspirante a intelectualón cuando ya médico elegí una especialidad, pero sólo aprendí a hablar en la sierra. Allí adquirí un lenguaje elemental y directo que no cubre nada ni oculta nada, que no sirve para disfrazar sino para entenderse. Fíjense ustedes la trascendencia de esta confesión, hecha en 1960, de que un hombre que había leído tantos libros, que había ya protagonizado el triunfo de la Revolución, si es que se puede llamar triunfo a echar a un gobierno y poner otro, pero que ya estaba en esa huella, reconoce que aprendió a hablar con los iletrados analfabetos de la Sierra Maestra. Ojalá la Universidad de La Plata y todas las universidades del mundo nos enseñaran a hablar a todos con ese lenguaje. Y para ello, decía él también, hay que empezar a borrar nuestros viejos conceptos y empezar a acercarnos cada vez más y cada vez más aún críticamente al pueblo. No como nos acercábamos antes, porque todos ustedes dirán no, yo soy amigo del pueblo, a mí me gusta mucho conversar con los obreros, los campesinos, voy los domingos a tal lado para ver tal cosa, todo el mundo lo ha hecho. Pero lo ha hecho practicando la caridad, y lo que nosotros tenemos que practicar hoy es la solidaridad. No debemos acercarnos al pueblo, continúa Guevara, decir aquí estamos, venimos a darte la caridad de nuestra presencia, a enseñarte nuestra ciencia, a demostrarte tus errores, tu incultura, tu falta de conocimientos elementales. Debemos ir, concluye Guevara, con afán investigativo y con espíritu humilde a aprender en la gran fuente de sabiduría que es el pueblo. Ese pueblo de la América profunda que él conoció en sus viajes, que él conoció cuando ya recibido de médico, con su diploma bajo el brazo, tomó un tren rumbo a Bolivia, primero, pero con destino final un leprosario cercano a Caracas, donde lo esperaba su amigo Granado, y que luego las vicisitudes del camino lo llevaron hacia Guatemala, después hacia México y, finalmente, embarcarse con aquel grupo de locos, aventureros, voluntaristas, pequeños-burgueses, radicalizados, por supuesto, patriotas, antiimperialistas, antibatistianos, que tenían como idea central liberar su isla, su tierra amada, Cuba, con la estrella de Martí, con la espada de Maceo, con sus héroes y sus próceres nacionales. Mamando y nutriéndose no de libros y de enciclopedias, sino de las vivencias que su propio pueblo les había ido brindando. Aquellos hombres que con Fidel Castro asaltaron el Moncada, ciento y pico quedaron muertos, no había ningún militante de Partido Comunista o de partidos de izquierda como conocemos hoy en día lo que es, eran todos chivistas, eran todos hombres que sentían como propia la indignidad de una patria avasallada. Y ese sentido nacional, patriótico, revolucionario, democrático también y antiimperialista, los llevó a esta locura de embarcarse en un pequeño yate rumbo a Cuba. Ésa creo que es también una de las grandes lecciones que nos deja el Che, cuyas primeras lecturas no fueron tampoco librescas, en el sentido sarmientino de la educación, que entonces y, lamentablemente, hoy se sigue dando en nuestras escuelas, cuando se confunde que la única fuente del saber son los libros, etc., sino que era la del contacto que él había tenido con el pueblo... simple, le iba a decir descamisado, pero a lo mejor alguno se enoja. El pueblo peronista que vivía en la Argentina que él recorría diariamente, el pueblo que estaba embarcado en los barcos de la flota mercante del estado, cuando él se embarcó también como enfermero durante seis o siete meses para hacer la práctica que necesitaba para la facultad, y hablaba con esos marineros de lo necesario que era esa flota mercante que exportaba nuestras riquezas, y esos fletes quedaban en poder del estado y no de las compañías privadas, como era antes, la mayoría inglesas y después norteamericanas. Ese Guevara, entonces, se nutrió del Martín Fierro, que espero que todos ustedes lo hayan leído, que lo conozcan por lo menos, porque ya estamos asistiendo a una invasión cultural, a una borratina tan grande, que ahora se les da por festejar la noche de brujas aquí en la Argentina, que nadie sabe de qué se trata, pero ya nos han metido también que hay que festejar el halowin ése o como se llame en la Argentina. Por eso digo lo del Martín Fierro, porque quizás piense alguno que es un jugador de fútbol o... Es un gaucho perseguido, pobre, los hijos de fierro, esos que el 17 de octubre del 45 llenaron la Plaza de Mayo, y esos que con Perón a la cabeza hicieron realidad una patria libre, justa y soberana, más allá de cualquiera sea la evaluación que tenga cada uno de ustedes del peronismo.
Pero, entonces, para entrar en esta materia que dice proyección, "influencia del Che y la Revolución Cubana en América Latina", he comenzado por decirles cuánto influenció, primero, América Latina en el Che, en el Che y en Fidel, que Fidel ha sido siempre un hombre tan cubano que decía antes de ser comunista o marxista soy martiano, yo fui siempre un profundo y devoto admirador de las luchas heroicas de nuestro pueblo por su independencia del siglo pasado. Antes de ser marxista fui martiano. Después de 1959 realicé esa síntesis de las ideas de Martí y del marxismo-leninismo y las apliqué consecuentemente en nuestra lucha. Es decir que, como les había dicho, este señor Fidel Castro y sus compañeros no eran en el momento de comenzar la lucha armada contra Batista estrictamente hablando socialistas, y por tal se entiende adscriptos a una corriente filosófica, organizados en un partido, obedientes a una internacional, etc., etc.
Y entonces de este triunfo de la Revolución Cubana surge, en relación con la Argentina, un gran equívoco. El equívoco que en la Argentina, algunos veteranos que están acá y otros que habrán leído historia conocerán, que en el año 55 se produjo en nuestro país una revolución llamada libertadora, que había derrocado al tirano, que en ese momento pasó a ser prófugo, porque se fue del país, y que fue comparada con la segunda dictadura, para hacer referencia a la de Rosas, que había gobernado el país, o por lo pronto la provincia de Buenos Aires, pero que ejercía las relaciones exteriores, hasta 1852. Entonces, en ese momento, cuando triunfa esta Revolución Cubana, democrática, antiimperialista, nacional, como bien lo dijo Gaggero con respecto a la Revolución de Nicaragua, toda la prensa argentina, La Nación, todos los sectores democráticos, aplauden la huida del tirano prófugo Batista y el triunfo del gran libertador de Cuba Fidel Castro. Y durante un tiempo ese equívoco se mantiene. Hasta que, obviamente, la reforma agraria y las diversas medidas que toma el gobierno cubano hacen ver que no eran para nada lo que ellos creían, sino gente revolucionaria. Y de esa época hay una carta del querido Ernesto Guevara, ministro de Industrias todavía en ese momento, a Ernesto Sábato, cuya lectura integral recomiendo. Pero también recomiendo la lectura de la carta de Sábato que, lamentablemente, el suplemento de Página 12 que sale todos los miércoles no la publicó, publicó nadá más que la respuesta de Ernesto. Y brevemente Ernesto Sábato le decía querido Ernesto, usted por su condición de argentino es el único capaz de poder disipar este malentendido, porque acá las masas peronistas escriben muera Fidel, porque creen que hay una equiparación automática entre Fidel y Aramburu y entre Batista y Perón. Entonces, por favor, aunque usted esté lejos y se haya ido hace mucho de la Argentina, disipe este malentendido porque es muy necesario bla, bla, bla. Bueno, entonces el 12 de abril del 60: Estimado compatriota, le dice don Ernesto, el otro Ernesto, Guevara, el nuestro, pertenezco, a pesar de todo, a la tierra donde nací y aún soy capaz de sentir profundamente todas sus alegrías, todas sus esperanzas y todas sus decepciones. Sería difícil explicarle por qué "esto", la Revolución Cubana, no es Revolución Libertadora; quizás tendría que decirle que le vi las comillas a las palabras que Usted denuncia en los mismos días de iniciarse, y yo identifiqué aquella palabra con lo mismo que había acontecido en una Guatemala que acababa de abandonar, vencido y casi decepcionado. Habla, como dijo el compañero, de la Guatemala de Arbenz, que había sido bombardeada en el mes de junio del 54 por aviones estadounidenses, y cuyo gobierno había sido derrocado. No podíamos ser "libertadora", dice Ernesto Guevara, porque el otro Ernesto, Sábato, le decía que acá se confunde, que la Revolución Cubana se la confundió con la libertadora y qué sé yo, no podíamos ser "libertadora" porque no éramos parte de un ejército plutocrático sino un nuevo ejército popular, levantado en armas para destruir al viejo; y no podíamos ser "libertadora" porque nuestra bandera de combate no era una vaca sino, en todo caso, un alambre de cerca latifundiaria destrozado por un tractor, como es hoy la insignia de nuestro INRA, que era el Instituto de la Reforma Agraria. No podíamos ser "libertadora" porque nuestras sirvienticas lloraron de alegría el día en que Batista se fue y entramos en La Habana y hoy continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas conspiraciones de la gente "Country Club" que es la misma gente "Country Club" que usted conociera allá y fueran a veces sus compañeros de odio contra el peronismo.
Fíjense ustedes la profundidad de este pensamiento de don Ernesto Guevara, la percepción que él tenía, a pesar de la distancia, a pesar de los años transcurridos, de este fenómeno que eran las revoluciones nacionales y populares. De la mima manera que se había quejado de que la Revolución Mexicana estaba siendo traicionada, que México estaba prácticamente vendido a los yanquis, aunque fueran conceptos quizás demasiado categóricos. De la misma manera que había denunciado aquí nomás, en Bolivia, que él pasa en ese año 53, cuando baja del tren ahí en la estación de La Paz, se encuentra con las milicias armadas, gente con cartuchos de dinamita saliéndole del saco, fusiles y ametralladoras en la espalda, un espectáculo que cualquiera de nosotros, que no ha pasado ni siquiera por el servicio militar, puede darse cuenta que era una cosa dantesca eso de ver centenares de hombres armados hasta los dientes que habían ya vencido al ejército popular y que habían tomado el poder. Y sin embargo, cuando él va un día al ministerio de Asuntos Agrarios se encuentra con un espectáculo que seguramente ustedes no podrán creer, pero que nosotros hemos visto, que es el de la fumigación, fumigación con una máquina de flit, que no sé si ustedes conocen también qué es eso, porque ya no existe más, pero bueno, una máquina que hecha un líquido, que hecha un vaporizador, sería ahora, pero de DDT, que era un poderoso, como podría ser cualquiera de los productos que hay ahora, para matar las pulgas, las chinches, los piojos y todas esas milongas. Y entonces ve que los indios, cuando venían a ver los propietarios los hombres que habían hecho la revolución, con el fusil al hombro le tiraban DDT. Entonces le dice pero qué es esto, dice, cómo lo tratan así, si estos son los dueños del país, los dueños de las tierras, estos son los que han hecho la revolución. Y sí, pero si no, vienen con chinches, vienen con piojos, y hay que hacerlo. Y entonces Guevara cáusticamente dice esta es la revolución del DDT. Es decir que también tenía esa percepción crítica de los movimientos como el APRA de Perú, que también mencionó el compañero, que ya notaba que había un ala claudicante o negociadora, también denunciaba que aunque estuvieran en contra de Odría y todo eso había dirigentes más, digamos, a la derecha.
Es decir que el Che tuvo, y eso es lo que me gustaría que les quedara a ustedes de este tema de la influencia del Che, no voy a hablar de la influencia de la Revolución Cubana, porque cómo hacer para tener un metro para medir cuánto influenció la Revolución de un lado y del otro, no sé, quizás sería... Nadie podría determinar qué movió a cada uno de nosotros a luchar a pelear. ¿Fue el ejemplo de allá o fueron nuestros propios sentimientos nacionales?. Puesto a poner ejemplos, ¿me quedo con los anarquistas expropiadores, me quedo con los que lucharon en la Patagonia Rebelde, me quedo con los que lucharon contra, lamentablemente, contra Yrigoyen en ese año 16, en los Talleres Vasena?. En fin, las influencias cada uno las puede buscar en Machaca Güemes, Juana Azurduy, o en Ernesto Guevara, o en Fidel Castro, (...) en Nasser, en el que quieran. Cada uno es dueño de tener esas influencias imaginarias presionándolo o alimentándolo, alimentando los sueños para poder motorizar una revolución. Pero como no puedo hablar de esa Revolución gigantesca prefiero hablar solamente de don Ernesto Guevara, para terminar en dos ejemplos concretos que me parecen hermosísimos y que no han sido rescatados, lamentablemente. Es más, diría yo, hasta han sido silenciados, porque a veces hay hechos históricos, queridos compañeros, que evocarlos nos pone en orsai frente a la historia, nos pone en falsa escuadra de decirnos: ¿y qué hicimos nosotros en esa época, dónde estábamos?. Entonces, más vale no los nombremos, dejémoslo ahí, que algún loco nostálgico se acuerde de ellos.
Entonces, como del tema se trata, de la influencia de Guevara y la Revolución Cubana en nuestro Cono Sur y en nuestro continente, quiero rescatar la memoria de los compañeros del Ejército Guerrillero del Pueblo, de los hombres del Che Guevara: Hermes Peña, Dávila, Castellanos, el Papi Tamayo Martínez, y tantos otros compañeros cubanos del riñón de Ernesto Guevara, de los que lo acompañaron en la sierra, estos guajiros que le enseñaron a hablar claro. Ellos vinieron aquí, compañeros, estuvieron en esta tierra bendita de nuestra patria, y murieron, algunos de ellos en Salta, en condiciones que nunca sabremos, porque la selva se los ha tragado. Hermes Peña sabemos que murió en un enfrentamiento. Jorge Ricardo Masetti, hermano nuestro, también, en el afecto, otro Che Guevara de todos esos innumerables que han recorrido la geografía de América Latina, de Brasil, del Uruguay, de Chile, de Perú, de Bolivia, de tantos otros países que no han tenido esa notoriedad, pero que estaba allí donde debía estar. Jorge Ricardo Masetti, un periodista argentino que en aquellos años en que todavía se luchaba en la Sierra Maestra se fue a hacerle una entrevista al Che y que, como él dijera una vez, quien abre los ojos no puede volver a cerrarlos. Los abrió al lado del Che haciéndole una entrevista en la Sierra Maestra, y se quedó para siempre, primero en Prensa Latina, después, antes todavía haciendo unas misiones importantes en la Argelia revolucionaria, esa Argelia que luchaba contra el colonialismo francés, y después se vino para aquí para instalar esa guerrilla. Algunos de los compañeros estuvieron presos, también, con los compañeros del Ejército Guerrillero del Pueblo, con una identidad falsa pudieron pasar como peruanos, en el caso de Castellanos, pudieron salir en el caso de Papi, que es uno de los grandes compañeros que muere con Ernesto Guevara en el último combate de la quebrada del Yuro, en Bolivia. Esos hombres, compañeros, estuvieron aquí, en Buenos Aires, en La Plata. Estuvieron buscando hombres, primero, a través de los partidos existentes entonces, el Partido Comunista, la Juventud Comunista, en fin, tampoco queremos hacer ningún macartismo acá, estamos evocando hechos históricos, no es que querramos criticar a nadie y nadie se tiene que hacer responsable de lo que otros dirigentes no hicieron en aquel momento, bienvenido todo militante de cualquier partido que sea, pero estoy hablando de ese preciso momento en que hombres del riñón de Ernesto Guevara, con el apoyo, con la preparación, con el consentimiento, con el aval de Ernesto Guevara, vinieron a nuestro país y se quedaron en la más absoluta soledad. Porque siempre había un pero, no estaban dadas las condiciones, ustedes pecan de voluntarismo, ustedes son pequeños-burgueses desesperados, hay que esperar, no se puede hacer una revolución en este momento, etc., etc., etc. Esos compañeros que necesitaban la solidaridad recibieron toneladas de documentos donde se explicaba por qué no se podía hacer. Ése es el gran reto, el gran desafío de la epopeya guevarista, de los miles de Guevara que andan todavía sueltos por el mundo. Pedir lo imposible, desafiar las condiciones, saber que todo es posible a condición de que uno crea que es posible, de que uno actúe como piensa, que no se castre y no se haga gambeta a sí mismo, quedándose encerrado en el cuarto o en la reflexión de escritorio nada más, y poniendo frases rimbombantes y análisis brillantes sin ir al pueblo, sin tener puestas las dos patas en el pueblo, con el pueblo, escuchando sus tiempos, escuchando sus latidos, avanzando con él.
Y luego, este otro gran ejemplo que nos deja Ernesto Guevara, que no es tampoco demasiado conocido pero que merece ser rescatado, cuando dice que el verdadero revolucionario se mueve por sentimientos de amor. Y nadie, como parecería ser que no es una categoría marxista-leninista, del pensamiento científico, hace hincapié, hace sendero en esa idea de qué es el amor sino la entrega por el otro, sino el sentimiento de darse por entero a los demás, aún a aquellos que no piensan como nosotros, como aquellos dos soldaditos bolivianos a quienes el Che no les tiró porque los vio envueltos en esa cobija sabiendo que eran puro pueblo, también, aunque estuvieran en ese momento sirviendo a un gobierno militar.
Creo que ésas son las grandes lecciones de la influencia de Ernesto Guevara. Todo lo demás lo dijo el compañero, el ejemplo de Cuba, no voy a entrar a analizar si tal o tal, no me interesa. Creo que hay un ejemplo ahí, le podremos poner 20 rótulos a las revoluciones, les podremos poner etiquetas a todas las cosas para no confundir... Nadie es, compañeros, lo que dice que es sino lo que hace. Ésa es la gran lección que nos ha dejado la Revolución Cubana y Ernesto Guevara.
Antes de que se vayan, y ya que hablamos de cine, quiero recordarles una anécdota de un director que se llamó Luis Buñuel, que seguramente algunos habrán conocido, habrán visto alguna película. Este gran director español, exilado en México, visitaba a un amigo en Francia, y el hijo, un republicano español, le dice todo entusiasmado: "Don Luis, don luis, quiero ser cineasta como usted". "Bueno, qué bien". "Sí", dice, "me encanta el cine que usted hace, yo quiero hacer todo lo que usted hace". "Bueno", dice, "y qué estás haciendo para eso". "Voy a una escuela de cine". "Salí inmediatamente, entonces". Esta broma me viene a la memoria porque para hablar del Che Guevara, también, más que estar en el claustro de una universidad escuchándonos a nosotros, con tanta atención y con tanta amabilidad, exposiciones que forzosamente son complejas, lo importante para saber todo lo que hay que saber de Ernesto Guevara es solamente sentir como propia cualquier injusticia que se cometa contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Ésa es, quizás, la mejor lección que él nos ha dejado. Y miles de Guevaras a los largo y a lo ancho de este continente americano, miles de Guevaras, desconocidos, algunos que han trascendido, otros que han muerto anónimamente en Nicaragua, en la misma Cuba, en Perú, que evocó el compañero, en esta Argentina tan querida, donde tantos muertos ilustres y compañeros nuestros desaparecidos tomaron también su ejemplo, empuñaron el fusil, lucharon con las ideas, trataron de construir un mundo mejor, nos enseñan, entonces, nos dicen todos los días, cotidianamente, desde ese cartel que recuerda a un compañero desaparecido que está en la puerta, cuántos Guevara anónimos hubo en esta América profunda.
Y por eso para que ustedes, los más jóvenes, sobre todo, no se abrumen de fechas, de datos, de citas, yo les quiero hablar de un Guevara, porque ése es el objeto, digamos, o el sujeto de esta Cátedra, de un Guevara no muy conocido, pero que supo decir en 1960: Yo fui muchacho intelectualillo cuando estudiaba, aspirante a intelectualón cuando ya médico elegí una especialidad, pero sólo aprendí a hablar en la sierra. Allí adquirí un lenguaje elemental y directo que no cubre nada ni oculta nada, que no sirve para disfrazar sino para entenderse. Fíjense ustedes la trascendencia de esta confesión, hecha en 1960, de que un hombre que había leído tantos libros, que había ya protagonizado el triunfo de la Revolución, si es que se puede llamar triunfo a echar a un gobierno y poner otro, pero que ya estaba en esa huella, reconoce que aprendió a hablar con los iletrados analfabetos de la Sierra Maestra. Ojalá la Universidad de La Plata y todas las universidades del mundo nos enseñaran a hablar a todos con ese lenguaje. Y para ello, decía él también, hay que empezar a borrar nuestros viejos conceptos y empezar a acercarnos cada vez más y cada vez más aún críticamente al pueblo. No como nos acercábamos antes, porque todos ustedes dirán no, yo soy amigo del pueblo, a mí me gusta mucho conversar con los obreros, los campesinos, voy los domingos a tal lado para ver tal cosa, todo el mundo lo ha hecho. Pero lo ha hecho practicando la caridad, y lo que nosotros tenemos que practicar hoy es la solidaridad. No debemos acercarnos al pueblo, continúa Guevara, decir aquí estamos, venimos a darte la caridad de nuestra presencia, a enseñarte nuestra ciencia, a demostrarte tus errores, tu incultura, tu falta de conocimientos elementales. Debemos ir, concluye Guevara, con afán investigativo y con espíritu humilde a aprender en la gran fuente de sabiduría que es el pueblo. Ese pueblo de la América profunda que él conoció en sus viajes, que él conoció cuando ya recibido de médico, con su diploma bajo el brazo, tomó un tren rumbo a Bolivia, primero, pero con destino final un leprosario cercano a Caracas, donde lo esperaba su amigo Granado, y que luego las vicisitudes del camino lo llevaron hacia Guatemala, después hacia México y, finalmente, embarcarse con aquel grupo de locos, aventureros, voluntaristas, pequeños-burgueses, radicalizados, por supuesto, patriotas, antiimperialistas, antibatistianos, que tenían como idea central liberar su isla, su tierra amada, Cuba, con la estrella de Martí, con la espada de Maceo, con sus héroes y sus próceres nacionales. Mamando y nutriéndose no de libros y de enciclopedias, sino de las vivencias que su propio pueblo les había ido brindando. Aquellos hombres que con Fidel Castro asaltaron el Moncada, ciento y pico quedaron muertos, no había ningún militante de Partido Comunista o de partidos de izquierda como conocemos hoy en día lo que es, eran todos chivistas, eran todos hombres que sentían como propia la indignidad de una patria avasallada. Y ese sentido nacional, patriótico, revolucionario, democrático también y antiimperialista, los llevó a esta locura de embarcarse en un pequeño yate rumbo a Cuba. Ésa creo que es también una de las grandes lecciones que nos deja el Che, cuyas primeras lecturas no fueron tampoco librescas, en el sentido sarmientino de la educación, que entonces y, lamentablemente, hoy se sigue dando en nuestras escuelas, cuando se confunde que la única fuente del saber son los libros, etc., sino que era la del contacto que él había tenido con el pueblo... simple, le iba a decir descamisado, pero a lo mejor alguno se enoja. El pueblo peronista que vivía en la Argentina que él recorría diariamente, el pueblo que estaba embarcado en los barcos de la flota mercante del estado, cuando él se embarcó también como enfermero durante seis o siete meses para hacer la práctica que necesitaba para la facultad, y hablaba con esos marineros de lo necesario que era esa flota mercante que exportaba nuestras riquezas, y esos fletes quedaban en poder del estado y no de las compañías privadas, como era antes, la mayoría inglesas y después norteamericanas. Ese Guevara, entonces, se nutrió del Martín Fierro, que espero que todos ustedes lo hayan leído, que lo conozcan por lo menos, porque ya estamos asistiendo a una invasión cultural, a una borratina tan grande, que ahora se les da por festejar la noche de brujas aquí en la Argentina, que nadie sabe de qué se trata, pero ya nos han metido también que hay que festejar el halowin ése o como se llame en la Argentina. Por eso digo lo del Martín Fierro, porque quizás piense alguno que es un jugador de fútbol o... Es un gaucho perseguido, pobre, los hijos de fierro, esos que el 17 de octubre del 45 llenaron la Plaza de Mayo, y esos que con Perón a la cabeza hicieron realidad una patria libre, justa y soberana, más allá de cualquiera sea la evaluación que tenga cada uno de ustedes del peronismo.
Pero, entonces, para entrar en esta materia que dice proyección, "influencia del Che y la Revolución Cubana en América Latina", he comenzado por decirles cuánto influenció, primero, América Latina en el Che, en el Che y en Fidel, que Fidel ha sido siempre un hombre tan cubano que decía antes de ser comunista o marxista soy martiano, yo fui siempre un profundo y devoto admirador de las luchas heroicas de nuestro pueblo por su independencia del siglo pasado. Antes de ser marxista fui martiano. Después de 1959 realicé esa síntesis de las ideas de Martí y del marxismo-leninismo y las apliqué consecuentemente en nuestra lucha. Es decir que, como les había dicho, este señor Fidel Castro y sus compañeros no eran en el momento de comenzar la lucha armada contra Batista estrictamente hablando socialistas, y por tal se entiende adscriptos a una corriente filosófica, organizados en un partido, obedientes a una internacional, etc., etc.
Y entonces de este triunfo de la Revolución Cubana surge, en relación con la Argentina, un gran equívoco. El equívoco que en la Argentina, algunos veteranos que están acá y otros que habrán leído historia conocerán, que en el año 55 se produjo en nuestro país una revolución llamada libertadora, que había derrocado al tirano, que en ese momento pasó a ser prófugo, porque se fue del país, y que fue comparada con la segunda dictadura, para hacer referencia a la de Rosas, que había gobernado el país, o por lo pronto la provincia de Buenos Aires, pero que ejercía las relaciones exteriores, hasta 1852. Entonces, en ese momento, cuando triunfa esta Revolución Cubana, democrática, antiimperialista, nacional, como bien lo dijo Gaggero con respecto a la Revolución de Nicaragua, toda la prensa argentina, La Nación, todos los sectores democráticos, aplauden la huida del tirano prófugo Batista y el triunfo del gran libertador de Cuba Fidel Castro. Y durante un tiempo ese equívoco se mantiene. Hasta que, obviamente, la reforma agraria y las diversas medidas que toma el gobierno cubano hacen ver que no eran para nada lo que ellos creían, sino gente revolucionaria. Y de esa época hay una carta del querido Ernesto Guevara, ministro de Industrias todavía en ese momento, a Ernesto Sábato, cuya lectura integral recomiendo. Pero también recomiendo la lectura de la carta de Sábato que, lamentablemente, el suplemento de Página 12 que sale todos los miércoles no la publicó, publicó nadá más que la respuesta de Ernesto. Y brevemente Ernesto Sábato le decía querido Ernesto, usted por su condición de argentino es el único capaz de poder disipar este malentendido, porque acá las masas peronistas escriben muera Fidel, porque creen que hay una equiparación automática entre Fidel y Aramburu y entre Batista y Perón. Entonces, por favor, aunque usted esté lejos y se haya ido hace mucho de la Argentina, disipe este malentendido porque es muy necesario bla, bla, bla. Bueno, entonces el 12 de abril del 60: Estimado compatriota, le dice don Ernesto, el otro Ernesto, Guevara, el nuestro, pertenezco, a pesar de todo, a la tierra donde nací y aún soy capaz de sentir profundamente todas sus alegrías, todas sus esperanzas y todas sus decepciones. Sería difícil explicarle por qué "esto", la Revolución Cubana, no es Revolución Libertadora; quizás tendría que decirle que le vi las comillas a las palabras que Usted denuncia en los mismos días de iniciarse, y yo identifiqué aquella palabra con lo mismo que había acontecido en una Guatemala que acababa de abandonar, vencido y casi decepcionado. Habla, como dijo el compañero, de la Guatemala de Arbenz, que había sido bombardeada en el mes de junio del 54 por aviones estadounidenses, y cuyo gobierno había sido derrocado. No podíamos ser "libertadora", dice Ernesto Guevara, porque el otro Ernesto, Sábato, le decía que acá se confunde, que la Revolución Cubana se la confundió con la libertadora y qué sé yo, no podíamos ser "libertadora" porque no éramos parte de un ejército plutocrático sino un nuevo ejército popular, levantado en armas para destruir al viejo; y no podíamos ser "libertadora" porque nuestra bandera de combate no era una vaca sino, en todo caso, un alambre de cerca latifundiaria destrozado por un tractor, como es hoy la insignia de nuestro INRA, que era el Instituto de la Reforma Agraria. No podíamos ser "libertadora" porque nuestras sirvienticas lloraron de alegría el día en que Batista se fue y entramos en La Habana y hoy continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas conspiraciones de la gente "Country Club" que es la misma gente "Country Club" que usted conociera allá y fueran a veces sus compañeros de odio contra el peronismo.
Fíjense ustedes la profundidad de este pensamiento de don Ernesto Guevara, la percepción que él tenía, a pesar de la distancia, a pesar de los años transcurridos, de este fenómeno que eran las revoluciones nacionales y populares. De la mima manera que se había quejado de que la Revolución Mexicana estaba siendo traicionada, que México estaba prácticamente vendido a los yanquis, aunque fueran conceptos quizás demasiado categóricos. De la misma manera que había denunciado aquí nomás, en Bolivia, que él pasa en ese año 53, cuando baja del tren ahí en la estación de La Paz, se encuentra con las milicias armadas, gente con cartuchos de dinamita saliéndole del saco, fusiles y ametralladoras en la espalda, un espectáculo que cualquiera de nosotros, que no ha pasado ni siquiera por el servicio militar, puede darse cuenta que era una cosa dantesca eso de ver centenares de hombres armados hasta los dientes que habían ya vencido al ejército popular y que habían tomado el poder. Y sin embargo, cuando él va un día al ministerio de Asuntos Agrarios se encuentra con un espectáculo que seguramente ustedes no podrán creer, pero que nosotros hemos visto, que es el de la fumigación, fumigación con una máquina de flit, que no sé si ustedes conocen también qué es eso, porque ya no existe más, pero bueno, una máquina que hecha un líquido, que hecha un vaporizador, sería ahora, pero de DDT, que era un poderoso, como podría ser cualquiera de los productos que hay ahora, para matar las pulgas, las chinches, los piojos y todas esas milongas. Y entonces ve que los indios, cuando venían a ver los propietarios los hombres que habían hecho la revolución, con el fusil al hombro le tiraban DDT. Entonces le dice pero qué es esto, dice, cómo lo tratan así, si estos son los dueños del país, los dueños de las tierras, estos son los que han hecho la revolución. Y sí, pero si no, vienen con chinches, vienen con piojos, y hay que hacerlo. Y entonces Guevara cáusticamente dice esta es la revolución del DDT. Es decir que también tenía esa percepción crítica de los movimientos como el APRA de Perú, que también mencionó el compañero, que ya notaba que había un ala claudicante o negociadora, también denunciaba que aunque estuvieran en contra de Odría y todo eso había dirigentes más, digamos, a la derecha.
Es decir que el Che tuvo, y eso es lo que me gustaría que les quedara a ustedes de este tema de la influencia del Che, no voy a hablar de la influencia de la Revolución Cubana, porque cómo hacer para tener un metro para medir cuánto influenció la Revolución de un lado y del otro, no sé, quizás sería... Nadie podría determinar qué movió a cada uno de nosotros a luchar a pelear. ¿Fue el ejemplo de allá o fueron nuestros propios sentimientos nacionales?. Puesto a poner ejemplos, ¿me quedo con los anarquistas expropiadores, me quedo con los que lucharon en la Patagonia Rebelde, me quedo con los que lucharon contra, lamentablemente, contra Yrigoyen en ese año 16, en los Talleres Vasena?. En fin, las influencias cada uno las puede buscar en Machaca Güemes, Juana Azurduy, o en Ernesto Guevara, o en Fidel Castro, (...) en Nasser, en el que quieran. Cada uno es dueño de tener esas influencias imaginarias presionándolo o alimentándolo, alimentando los sueños para poder motorizar una revolución. Pero como no puedo hablar de esa Revolución gigantesca prefiero hablar solamente de don Ernesto Guevara, para terminar en dos ejemplos concretos que me parecen hermosísimos y que no han sido rescatados, lamentablemente. Es más, diría yo, hasta han sido silenciados, porque a veces hay hechos históricos, queridos compañeros, que evocarlos nos pone en orsai frente a la historia, nos pone en falsa escuadra de decirnos: ¿y qué hicimos nosotros en esa época, dónde estábamos?. Entonces, más vale no los nombremos, dejémoslo ahí, que algún loco nostálgico se acuerde de ellos.
Entonces, como del tema se trata, de la influencia de Guevara y la Revolución Cubana en nuestro Cono Sur y en nuestro continente, quiero rescatar la memoria de los compañeros del Ejército Guerrillero del Pueblo, de los hombres del Che Guevara: Hermes Peña, Dávila, Castellanos, el Papi Tamayo Martínez, y tantos otros compañeros cubanos del riñón de Ernesto Guevara, de los que lo acompañaron en la sierra, estos guajiros que le enseñaron a hablar claro. Ellos vinieron aquí, compañeros, estuvieron en esta tierra bendita de nuestra patria, y murieron, algunos de ellos en Salta, en condiciones que nunca sabremos, porque la selva se los ha tragado. Hermes Peña sabemos que murió en un enfrentamiento. Jorge Ricardo Masetti, hermano nuestro, también, en el afecto, otro Che Guevara de todos esos innumerables que han recorrido la geografía de América Latina, de Brasil, del Uruguay, de Chile, de Perú, de Bolivia, de tantos otros países que no han tenido esa notoriedad, pero que estaba allí donde debía estar. Jorge Ricardo Masetti, un periodista argentino que en aquellos años en que todavía se luchaba en la Sierra Maestra se fue a hacerle una entrevista al Che y que, como él dijera una vez, quien abre los ojos no puede volver a cerrarlos. Los abrió al lado del Che haciéndole una entrevista en la Sierra Maestra, y se quedó para siempre, primero en Prensa Latina, después, antes todavía haciendo unas misiones importantes en la Argelia revolucionaria, esa Argelia que luchaba contra el colonialismo francés, y después se vino para aquí para instalar esa guerrilla. Algunos de los compañeros estuvieron presos, también, con los compañeros del Ejército Guerrillero del Pueblo, con una identidad falsa pudieron pasar como peruanos, en el caso de Castellanos, pudieron salir en el caso de Papi, que es uno de los grandes compañeros que muere con Ernesto Guevara en el último combate de la quebrada del Yuro, en Bolivia. Esos hombres, compañeros, estuvieron aquí, en Buenos Aires, en La Plata. Estuvieron buscando hombres, primero, a través de los partidos existentes entonces, el Partido Comunista, la Juventud Comunista, en fin, tampoco queremos hacer ningún macartismo acá, estamos evocando hechos históricos, no es que querramos criticar a nadie y nadie se tiene que hacer responsable de lo que otros dirigentes no hicieron en aquel momento, bienvenido todo militante de cualquier partido que sea, pero estoy hablando de ese preciso momento en que hombres del riñón de Ernesto Guevara, con el apoyo, con la preparación, con el consentimiento, con el aval de Ernesto Guevara, vinieron a nuestro país y se quedaron en la más absoluta soledad. Porque siempre había un pero, no estaban dadas las condiciones, ustedes pecan de voluntarismo, ustedes son pequeños-burgueses desesperados, hay que esperar, no se puede hacer una revolución en este momento, etc., etc., etc. Esos compañeros que necesitaban la solidaridad recibieron toneladas de documentos donde se explicaba por qué no se podía hacer. Ése es el gran reto, el gran desafío de la epopeya guevarista, de los miles de Guevara que andan todavía sueltos por el mundo. Pedir lo imposible, desafiar las condiciones, saber que todo es posible a condición de que uno crea que es posible, de que uno actúe como piensa, que no se castre y no se haga gambeta a sí mismo, quedándose encerrado en el cuarto o en la reflexión de escritorio nada más, y poniendo frases rimbombantes y análisis brillantes sin ir al pueblo, sin tener puestas las dos patas en el pueblo, con el pueblo, escuchando sus tiempos, escuchando sus latidos, avanzando con él.
Y luego, este otro gran ejemplo que nos deja Ernesto Guevara, que no es tampoco demasiado conocido pero que merece ser rescatado, cuando dice que el verdadero revolucionario se mueve por sentimientos de amor. Y nadie, como parecería ser que no es una categoría marxista-leninista, del pensamiento científico, hace hincapié, hace sendero en esa idea de qué es el amor sino la entrega por el otro, sino el sentimiento de darse por entero a los demás, aún a aquellos que no piensan como nosotros, como aquellos dos soldaditos bolivianos a quienes el Che no les tiró porque los vio envueltos en esa cobija sabiendo que eran puro pueblo, también, aunque estuvieran en ese momento sirviendo a un gobierno militar.
Creo que ésas son las grandes lecciones de la influencia de Ernesto Guevara. Todo lo demás lo dijo el compañero, el ejemplo de Cuba, no voy a entrar a analizar si tal o tal, no me interesa. Creo que hay un ejemplo ahí, le podremos poner 20 rótulos a las revoluciones, les podremos poner etiquetas a todas las cosas para no confundir... Nadie es, compañeros, lo que dice que es sino lo que hace. Ésa es la gran lección que nos ha dejado la Revolución Cubana y Ernesto Guevara.
G. Cieza:
Pasamos ahora a las preguntas y a los compañeros, si alguien quiere decir algo desde el público. Le vamos a dar a la compañera Reina Diez que quiere hacer una pregunta o, a lo mejor, hacer algún comentario.
Pasamos ahora a las preguntas y a los compañeros, si alguien quiere decir algo desde el público. Le vamos a dar a la compañera Reina Diez que quiere hacer una pregunta o, a lo mejor, hacer algún comentario.
Reina Diez:
Sí, yo tengo una duda, una duda profunda que me gustaría que me la disiparan, que me la aclararan. Con mis lecturas he encontrado, en algún momento de ellas, de esas lecturas, alguna referencia al Che Guevara y alguna referencia también al Partido Comunista de aquella época. He encontrado que había quienes lo consideraban pasible -al Partido, ¿no?- pasible de crítica por haber dejado como en una especie de soledad y de aislamiento al Che. Es cierto que uno piensa toda la personalidad gigantesca del Che no está como para ser envuelta en dudas ni cosas. La duda no es sobre él. Además uno se pregunta en algún momento, ¿es posible que un hombre tan generoso en su vida, tan imparcial, tan hecho a acreditarse el sentimiento y el afecto del pueblo, se haya opuesto terminantemente a tener una acción común con el Partido Comunista en Bolivia?. Algunas cosas también leí de que en esos momentos el comunismo en Bolivia pasaba por un momento de unificación de prácticas, en fin, todo complementario. Pero cuando yo pienso en el Che me encuentro con una gran soledad. ¿Es posible que esa persona tan generosa, tan compartidora, tan amiga de los demás, tuviera algún resquicio de amor propio, de una pequeñez que le impidiera compartir algo que podría llegar a ser el principio de una gesta tremendamente estupenda?. Entonces yo quisiera que ustedes me dijeran si fue realmente intransigencia del Che lo que impidieron que tuviera otro sentido, otra realidad, otro esparcimiento, lo que estaba haciendo este hombre, que algunos ahora lo ponen como que es el que quiere ir a morir a algún lado. ¿Cómo iba a querer ir a morir?. Iba a vencer, iba a poder, iba a juntarse con todos aquellos que fueran como él para luchar. Entonces, nada más que ustedes me digan si en realidad fue un tremendo error del Partido Comunista, no decir, despojándose de toda vanidad, acá estamos nosotros, nos va bien, nos va regular, lo que sea, pero véanos, compañero, como alguien que lo va a seguir por esas quebradas, por esos lugares, hasta que caigamos a sus pies, o si no (...)
Sí, yo tengo una duda, una duda profunda que me gustaría que me la disiparan, que me la aclararan. Con mis lecturas he encontrado, en algún momento de ellas, de esas lecturas, alguna referencia al Che Guevara y alguna referencia también al Partido Comunista de aquella época. He encontrado que había quienes lo consideraban pasible -al Partido, ¿no?- pasible de crítica por haber dejado como en una especie de soledad y de aislamiento al Che. Es cierto que uno piensa toda la personalidad gigantesca del Che no está como para ser envuelta en dudas ni cosas. La duda no es sobre él. Además uno se pregunta en algún momento, ¿es posible que un hombre tan generoso en su vida, tan imparcial, tan hecho a acreditarse el sentimiento y el afecto del pueblo, se haya opuesto terminantemente a tener una acción común con el Partido Comunista en Bolivia?. Algunas cosas también leí de que en esos momentos el comunismo en Bolivia pasaba por un momento de unificación de prácticas, en fin, todo complementario. Pero cuando yo pienso en el Che me encuentro con una gran soledad. ¿Es posible que esa persona tan generosa, tan compartidora, tan amiga de los demás, tuviera algún resquicio de amor propio, de una pequeñez que le impidiera compartir algo que podría llegar a ser el principio de una gesta tremendamente estupenda?. Entonces yo quisiera que ustedes me dijeran si fue realmente intransigencia del Che lo que impidieron que tuviera otro sentido, otra realidad, otro esparcimiento, lo que estaba haciendo este hombre, que algunos ahora lo ponen como que es el que quiere ir a morir a algún lado. ¿Cómo iba a querer ir a morir?. Iba a vencer, iba a poder, iba a juntarse con todos aquellos que fueran como él para luchar. Entonces, nada más que ustedes me digan si en realidad fue un tremendo error del Partido Comunista, no decir, despojándose de toda vanidad, acá estamos nosotros, nos va bien, nos va regular, lo que sea, pero véanos, compañero, como alguien que lo va a seguir por esas quebradas, por esos lugares, hasta que caigamos a sus pies, o si no (...)
M. Gaggero:
En realidad, digamos, los hechos, para ser sintética la respuesta, en realidad hubo un debate en Bolivia entre el Che y la dirección del Partido Comunista boliviano. Ese debate partía de una concepción que tenía el Che. El Che, y ésta es una de las conclusiones de la experiencia revolucionaria cubana y de los planteos del Che, planteaba que el núcleo dirigente de todo movimiento revolucionario, o del proceso revolucionario, tenía que estar en el monte, en la guerrilla, digamos, el núcleo de dirección tenía que estar en la guerrilla, digamos, en el monte. Él le plantea a la dirección del Partido Comunista boliviano no que no participe en el proceso, por el contrario, el Che siempre había planteado que los procesos de liberación tenían que ser articulados por un frente muy amplio. Incluso en la Argentina en el "Mensaje a los argentinos", en el año 62, hablaba de comunistas, peronistas, radicales, cristianos, o sea que él era comprensivo de todas las culturas políticas y de todas las vertientes. Lo que discute en concreto con el Partido Comunista boliviano, y que determina a su vez una fractura dentro de este Partido, es dónde estaba el núcleo. Él decía, bueno, si ustedes se plantean dirigir el proceso revolucionario súmense y vengan a la montaña. Ésa era un poco la respuesta. Y esto produjo una fractura y la juventud del Partido Comunista boliviano se suma al Che, con los Peredo, y participa de la experiencia guerrillera. Y a su vez, un sector que encabezaba Moisés Guevara, que tenía relaciones con el movimiento minero, con el movimiento campesino boliviano, también se suma a la guerrilla, y es Guevara uno de los que muere con el Che y los restos que fueron encontrados ahora en Valle Grande. O sea que, evidentemente, no era una cuestión de vanidad. Yo no, no estaba planteando el Che yo soy la dirección, vengan al pie, sino planteaba, bueno, el núcleo, porque era una concepción, el núcleo de la dirección debe estar en el primer lugar de donde se planifica todo el desarrollo de la guerra revolucionaria, ahí debe estar la dirección. Entonces, la invitación al Partido Comunista era súmense, vengan a la montaña, peleen, combatan y participen de este proceso que queremos abrir entre todos. Ésa era la, creo que es ahí...
En realidad, digamos, los hechos, para ser sintética la respuesta, en realidad hubo un debate en Bolivia entre el Che y la dirección del Partido Comunista boliviano. Ese debate partía de una concepción que tenía el Che. El Che, y ésta es una de las conclusiones de la experiencia revolucionaria cubana y de los planteos del Che, planteaba que el núcleo dirigente de todo movimiento revolucionario, o del proceso revolucionario, tenía que estar en el monte, en la guerrilla, digamos, el núcleo de dirección tenía que estar en la guerrilla, digamos, en el monte. Él le plantea a la dirección del Partido Comunista boliviano no que no participe en el proceso, por el contrario, el Che siempre había planteado que los procesos de liberación tenían que ser articulados por un frente muy amplio. Incluso en la Argentina en el "Mensaje a los argentinos", en el año 62, hablaba de comunistas, peronistas, radicales, cristianos, o sea que él era comprensivo de todas las culturas políticas y de todas las vertientes. Lo que discute en concreto con el Partido Comunista boliviano, y que determina a su vez una fractura dentro de este Partido, es dónde estaba el núcleo. Él decía, bueno, si ustedes se plantean dirigir el proceso revolucionario súmense y vengan a la montaña. Ésa era un poco la respuesta. Y esto produjo una fractura y la juventud del Partido Comunista boliviano se suma al Che, con los Peredo, y participa de la experiencia guerrillera. Y a su vez, un sector que encabezaba Moisés Guevara, que tenía relaciones con el movimiento minero, con el movimiento campesino boliviano, también se suma a la guerrilla, y es Guevara uno de los que muere con el Che y los restos que fueron encontrados ahora en Valle Grande. O sea que, evidentemente, no era una cuestión de vanidad. Yo no, no estaba planteando el Che yo soy la dirección, vengan al pie, sino planteaba, bueno, el núcleo, porque era una concepción, el núcleo de la dirección debe estar en el primer lugar de donde se planifica todo el desarrollo de la guerra revolucionaria, ahí debe estar la dirección. Entonces, la invitación al Partido Comunista era súmense, vengan a la montaña, peleen, combatan y participen de este proceso que queremos abrir entre todos. Ésa era la, creo que es ahí...
R. Napurí:
Señora, el problema que tenían los partidos comunistas era que, como toda la izquierda, se habían opuesto inicialmente a la acción de los guerrilleros. Pero cuando ellos triunfan, esa realidad obliga a la gente a pensar sobre el hecho de la victoria de una revolución de ese tipo en América Latina. Los partidos comunistas habían tenido una posición hostil en América Latina a que se hiciera la revolución, de acuerdo a lo que se pactó después de la guerra en Yalta y Potsdam de que esta zona quedaba para Estados Unidos, como si fuera su patio trasero. Conforme eso, la gente del Partido Comunista Cubano, el Partido Socialista Popular, Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, sus líderes principales fueron ministros, incluso, de Batista. Cuando yo fui a Cuba el 8 de enero de 1958 todavía había en las paredes carteles o pegatinas que decían "Viva Batista, Partido Comunista". Pero el Partido Comunista, al progresar la Revolución en Cuba, a mediados del 58, cambia de posición, se suma a la huelga del 9 de abril y después, obviamente, apoyan la Revolución en Cuba. En América Latina pasa un problema parecido. Como la Unión Soviética a partir de 1960 establece relaciones privilegiadas con Cuba, como usted conoce y que no voy a resaltar la magnitud de las mismas, los partidos comunistas tienen que alinearse. En el caso de Bolivia yo le pregunté a Béjar, que es mi amigo, hace unos meses que estuve en Perú, cómo, el Partido Comunista tenía que apoyar a la guerrilla de Béjar para que entrara a Perú; le pregunté, le dije oye Héctor, qué pasó con el Partido Comunista. Entonces mira, me dijo, lo que pasó con el Partido Comunista es que el secretario general, Mario Monje, había pactado con Fidel darle el apoyo, varias veces en Cuba y otros lugares, pero cuando el Che aparece en Bolivia la Unión Soviética no es partidaria. Y como consta en todos los textos que yo he citado, (...) se hace presente en Cuba y cuestiona la presencia del Che en Bolivia. Eso determina un hecho político que Monje y la dirección del Partido Comunista, con Simón Reyes y otros, que habían decidido apoyar al Che, tienen que optar entre la disciplina de los partidos comunistas y la disciplina a Moscú, y la disciplina a Cuba y a Fidel Castro. Dice bien el compañero, los hermanos Peredo y otros cuadros siguen al Che, pero la dirección del Partido Comunista decide no apoyarlo por disciplina a Moscú. Y entonces el Che se queda en soledad. Eso determina una tragedia para él, porque él confiaba directamente en el apoyo del Partido Comunista para su guerrilla que, como usted sabe, no era una guerrilla boliviana, sino una guerrilla estratégica donde 500 ó 1000 guerrilleros se iban a formar de Perú, de Chile, de Brasil, para que, después de entrenados uno o dos años, las columnas marcharan cada una a sus países, y él tenía pensado entrar con dos columnas a la Argentina. Por eso es que Masetti se denominó Comandante Segundo, porque fue a avanzar en 1963, como dice bien el compañero, con otros cubanos para explorar las condiciones de la zona en que él debería operar después. Entonces el Partido, la posición del Partido Comunista es una posición política de alta dimensión. Tuvieron que optar entre la disciplina a Moscú y la disciplina a lo que era la decisión del conjunto de los partidos de América Latina, con Codovilla y Ghioldi a la cabeza, o apoyar al Che, e hicieron no apoyarlo, salvo los compañeros bolivianos que igual siguieron con el Che y que él da su constancia y su presencia en su diario. Ése es el hecho político importante, de una dimensión enorme, de lo que algunos han denominado la traición del Partido Comunista a un acuerdo, realmente pactado en La Habana, del apoyo de Monje y otros a la acción de la guerrilla estratégica del Che.
Señora, el problema que tenían los partidos comunistas era que, como toda la izquierda, se habían opuesto inicialmente a la acción de los guerrilleros. Pero cuando ellos triunfan, esa realidad obliga a la gente a pensar sobre el hecho de la victoria de una revolución de ese tipo en América Latina. Los partidos comunistas habían tenido una posición hostil en América Latina a que se hiciera la revolución, de acuerdo a lo que se pactó después de la guerra en Yalta y Potsdam de que esta zona quedaba para Estados Unidos, como si fuera su patio trasero. Conforme eso, la gente del Partido Comunista Cubano, el Partido Socialista Popular, Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, sus líderes principales fueron ministros, incluso, de Batista. Cuando yo fui a Cuba el 8 de enero de 1958 todavía había en las paredes carteles o pegatinas que decían "Viva Batista, Partido Comunista". Pero el Partido Comunista, al progresar la Revolución en Cuba, a mediados del 58, cambia de posición, se suma a la huelga del 9 de abril y después, obviamente, apoyan la Revolución en Cuba. En América Latina pasa un problema parecido. Como la Unión Soviética a partir de 1960 establece relaciones privilegiadas con Cuba, como usted conoce y que no voy a resaltar la magnitud de las mismas, los partidos comunistas tienen que alinearse. En el caso de Bolivia yo le pregunté a Béjar, que es mi amigo, hace unos meses que estuve en Perú, cómo, el Partido Comunista tenía que apoyar a la guerrilla de Béjar para que entrara a Perú; le pregunté, le dije oye Héctor, qué pasó con el Partido Comunista. Entonces mira, me dijo, lo que pasó con el Partido Comunista es que el secretario general, Mario Monje, había pactado con Fidel darle el apoyo, varias veces en Cuba y otros lugares, pero cuando el Che aparece en Bolivia la Unión Soviética no es partidaria. Y como consta en todos los textos que yo he citado, (...) se hace presente en Cuba y cuestiona la presencia del Che en Bolivia. Eso determina un hecho político que Monje y la dirección del Partido Comunista, con Simón Reyes y otros, que habían decidido apoyar al Che, tienen que optar entre la disciplina de los partidos comunistas y la disciplina a Moscú, y la disciplina a Cuba y a Fidel Castro. Dice bien el compañero, los hermanos Peredo y otros cuadros siguen al Che, pero la dirección del Partido Comunista decide no apoyarlo por disciplina a Moscú. Y entonces el Che se queda en soledad. Eso determina una tragedia para él, porque él confiaba directamente en el apoyo del Partido Comunista para su guerrilla que, como usted sabe, no era una guerrilla boliviana, sino una guerrilla estratégica donde 500 ó 1000 guerrilleros se iban a formar de Perú, de Chile, de Brasil, para que, después de entrenados uno o dos años, las columnas marcharan cada una a sus países, y él tenía pensado entrar con dos columnas a la Argentina. Por eso es que Masetti se denominó Comandante Segundo, porque fue a avanzar en 1963, como dice bien el compañero, con otros cubanos para explorar las condiciones de la zona en que él debería operar después. Entonces el Partido, la posición del Partido Comunista es una posición política de alta dimensión. Tuvieron que optar entre la disciplina a Moscú y la disciplina a lo que era la decisión del conjunto de los partidos de América Latina, con Codovilla y Ghioldi a la cabeza, o apoyar al Che, e hicieron no apoyarlo, salvo los compañeros bolivianos que igual siguieron con el Che y que él da su constancia y su presencia en su diario. Ése es el hecho político importante, de una dimensión enorme, de lo que algunos han denominado la traición del Partido Comunista a un acuerdo, realmente pactado en La Habana, del apoyo de Monje y otros a la acción de la guerrilla estratégica del Che.
G. Cieza:
Tengo otra pregunta. A Manuel Gaggero, dice: ¿Qué lectura o qué conclusión se puede sacar de la derrota del Frente Sandinista de Liberación Nacional ante Violeta Chamorro? ¿La gente estaba cansada de la guerra y veía como una única salida la ida del Frente, o se debió a errores de conducción, por lo cual perdió consenso?.
Tengo otra pregunta. A Manuel Gaggero, dice: ¿Qué lectura o qué conclusión se puede sacar de la derrota del Frente Sandinista de Liberación Nacional ante Violeta Chamorro? ¿La gente estaba cansada de la guerra y veía como una única salida la ida del Frente, o se debió a errores de conducción, por lo cual perdió consenso?.
M. Gaggero:
Yo creo que había una combinación de factores. Por una parte, es cierto que la gente estaba cansada de la guerra. Sin duda, la población sufría, y más la población de la zona norte del país, y en general todo el país, sufría las consecuencias de la guerra. La acciones de hostigamientos contrarrevolucionarios llevaban a permanentes bloqueos de alimentos, había problemas de alimentación, de alimentos, en las ciudades. En Managua se vivía esta situación. Creo que por un lado esto. Por otro lado, evidentemente es para discutir si la Revolución Nicaragüense, esto que yo decía, se entendió como un tránsito hacia el socialismo y habría que haberlo profundizado, o si por el contrario al quedarse en este proceso de tránsito, aprobar lo de los acuerdos de Contadora y aceptar, de alguna manera, las imposiciones de algunos gobiernos centroamericanos, la Revolución Nicaragüense se queda a mitad de camino y sin profundizar el proceso, y estos errores llevan a que se pierda consenso y popularidad en el país. Por eso digo que es una combinación. Creo que el cansancio de la guerra operó, sin duda, y por otro lado, evidentemente, hubo errores de conducción que habría que analizarlos en una clase mucho más amplia que esta.
Yo creo que había una combinación de factores. Por una parte, es cierto que la gente estaba cansada de la guerra. Sin duda, la población sufría, y más la población de la zona norte del país, y en general todo el país, sufría las consecuencias de la guerra. La acciones de hostigamientos contrarrevolucionarios llevaban a permanentes bloqueos de alimentos, había problemas de alimentación, de alimentos, en las ciudades. En Managua se vivía esta situación. Creo que por un lado esto. Por otro lado, evidentemente es para discutir si la Revolución Nicaragüense, esto que yo decía, se entendió como un tránsito hacia el socialismo y habría que haberlo profundizado, o si por el contrario al quedarse en este proceso de tránsito, aprobar lo de los acuerdos de Contadora y aceptar, de alguna manera, las imposiciones de algunos gobiernos centroamericanos, la Revolución Nicaragüense se queda a mitad de camino y sin profundizar el proceso, y estos errores llevan a que se pierda consenso y popularidad en el país. Por eso digo que es una combinación. Creo que el cansancio de la guerra operó, sin duda, y por otro lado, evidentemente, hubo errores de conducción que habría que analizarlos en una clase mucho más amplia que esta.
G. Cieza:
Acá hay una pregunta con una letra muy chiquita pero vamos a ver si la podemos leer. Señor Napurí: ¿Quiénes fueron y en qué términos los que trataron, en el tiempo en que el Che se encontraba en Bolivia, hacer la guerrilla en Perú? ¿Y con qué saldo se encuentra en este momento el Partido Socialista en Perú y los partidos de izquierda?.
Acá hay una pregunta con una letra muy chiquita pero vamos a ver si la podemos leer. Señor Napurí: ¿Quiénes fueron y en qué términos los que trataron, en el tiempo en que el Che se encontraba en Bolivia, hacer la guerrilla en Perú? ¿Y con qué saldo se encuentra en este momento el Partido Socialista en Perú y los partidos de izquierda?.
R. Napurí:
El diario del Che da cuenta de tres peruanos que estuvieron en su guerrilla: Juan Pablo Chang Navarro Rébano, Roberto Galván y José Flores Cabreras, el médico que figura con la chapa del Negro en su diario. Esos fueron los tres peruanos que combatieron al lado del Che. Y como consta y se ha visto en lo que la prensa comunica últimamente, el Chino Chang, que le llamaban, murió unas horas antes con el Che, porque fue capturado también vivo y fue fusilado en La Higuera, como digo, un momento antes. El compromiso de Juan, que era mi amigo y compañero, en lo de Perú, como consta también en el diario, era abrir un frente guerrillero ya con 15 hombres. Pero yo cuento en la entrevista que me hace la revista Herramienta en el número cuatro, cómo mi organización, Vanguardia Revolucionaria, envió decenas de hombres a formarse militarmente a Cuba para apoyar la guerrilla del Che. El Che, obviamente, no estaba en Cuba en ese momento sino estaba en el Congo, saliendo del Congo para ir a Bolivia. La condición que nosotros poníamos para que nuestro partido se volcara a un apoyo total a la guerrilla del Che venía de la reflexión, porque las dos guerrillas en Perú del año 65, el Ejército de Liberación Nacional y el MIR de mi partido, habían fracasado prácticamente sin entrar en combate, salvo el comandante Lobatón, que hizo cinco o seis acciones en la sierra central del Perú. Con ese balance que no pudimos hacer con el Che, nosotros quisimos hacerlo en Cuba, eso nos llevaba a una discusión sobre una cierta coordinación latinoamericana de los movimientos guerrilleros, sobre la estrategia de la revolución en América Latina, y el problema que habíamos discutido con el Che cuando los días del acuerdo en Cuba, entre el 59 y el 60, de la naturaleza o el carácter de la insurrección en Perú. Porque de la Puente, que era un hombre muy experto en el problema agrario y campesino del Perú, le planteaba al Che, en esos momentos, de que las comunidades campesinas en Perú, que eran 10 ó 15 mil, que el movimiento campesino era un movimiento históricamente organizado y que al unirnos nosotros, el APRA Rebelde con Cuba, eso era un foco de atracción que podía desagregar y producir una crisis en el partido enorme de masas que era el partido aprista, que dirigía Haya de la Torre. De tal manera que lo convencimos al Che que nuestro movimiento era más que una guerrilla, es decir, que había que considerar esos factores importantes de la posibilidad de un trabajo en el campo y un trabajo en la ciudad. Por eso es que los libros que yo digo, tanto el de Paco Taibo como de Castañeda, incluso ahora que he leído también de Anderson, comunica que el Che privilegiaba ir a combatir a Perú porque creía que lo nuestro iba a ser lo más importante. El Che, desde que lo conocimos, decía yo voy a pelear al país donde haya más posibilidades de hacer un desarrollo, la profundización de la guerra revolucionaria, y en un momento creyó que Perú. Lamentablemente lo de Perú se vino al suelo, es decir, eso fracasó profundamente, y el Che opta por lo de Bolivia en las condiciones que la historia ha recogido.
No entiendo mucho la segunda parte de la pregunta del compañero, respecto del Partido Socialista, porque no hay Partido Socialista en Perú. Hace mucho tiempo que el Partido Socialista, que era un pequeño partido formado por obreros del petróleo y por un intelectual importante, prácticamente desapareció de la escena peruana. Si se trata de la izquierda, esa izquierda peruana, que fue muy importante, tan importante que por la actividad de las masas, en general, no solamente hubieron en la década del 70 órganos de dualidad de poderes, como las asambleas populares y los frentes de defensa de tipo soviético, no como la Unión Soviética sino como de Perú, que señalaban prácticamente que los procesos revolucionarios en Perú, como después en Bolivia con la asamblea popular, iban a tener un carácter específico. Pero esa izquierda poderosa que, incluso, se tradujo teniendo el 40% de la votación, y en el caso de nosotros el 21% que obtuvimos en las elecciones a la asamblea constituyente, entró en una crisis, también, cuyo balance no se ha hecho. Hoy, entonces, la izquierda peruana tiene que reflexionar, como yo invité en la última parte de mi exposición. Está en una etapa de reconstrucción de su identidad y de su personalidad. Y depende de la profundidad de este balance, porque las condiciones objetivas, materiales, reales están dadas; es, como muchos países de América Latina, un país magnífico para el desarrollo de posibilidades políticas, para movilización de masas y revolucionario. De tal manera que ese balance está pendiente, también, y hay que hacerlo generosa y profundamente en Perú, como en cada país de América Latina.
El diario del Che da cuenta de tres peruanos que estuvieron en su guerrilla: Juan Pablo Chang Navarro Rébano, Roberto Galván y José Flores Cabreras, el médico que figura con la chapa del Negro en su diario. Esos fueron los tres peruanos que combatieron al lado del Che. Y como consta y se ha visto en lo que la prensa comunica últimamente, el Chino Chang, que le llamaban, murió unas horas antes con el Che, porque fue capturado también vivo y fue fusilado en La Higuera, como digo, un momento antes. El compromiso de Juan, que era mi amigo y compañero, en lo de Perú, como consta también en el diario, era abrir un frente guerrillero ya con 15 hombres. Pero yo cuento en la entrevista que me hace la revista Herramienta en el número cuatro, cómo mi organización, Vanguardia Revolucionaria, envió decenas de hombres a formarse militarmente a Cuba para apoyar la guerrilla del Che. El Che, obviamente, no estaba en Cuba en ese momento sino estaba en el Congo, saliendo del Congo para ir a Bolivia. La condición que nosotros poníamos para que nuestro partido se volcara a un apoyo total a la guerrilla del Che venía de la reflexión, porque las dos guerrillas en Perú del año 65, el Ejército de Liberación Nacional y el MIR de mi partido, habían fracasado prácticamente sin entrar en combate, salvo el comandante Lobatón, que hizo cinco o seis acciones en la sierra central del Perú. Con ese balance que no pudimos hacer con el Che, nosotros quisimos hacerlo en Cuba, eso nos llevaba a una discusión sobre una cierta coordinación latinoamericana de los movimientos guerrilleros, sobre la estrategia de la revolución en América Latina, y el problema que habíamos discutido con el Che cuando los días del acuerdo en Cuba, entre el 59 y el 60, de la naturaleza o el carácter de la insurrección en Perú. Porque de la Puente, que era un hombre muy experto en el problema agrario y campesino del Perú, le planteaba al Che, en esos momentos, de que las comunidades campesinas en Perú, que eran 10 ó 15 mil, que el movimiento campesino era un movimiento históricamente organizado y que al unirnos nosotros, el APRA Rebelde con Cuba, eso era un foco de atracción que podía desagregar y producir una crisis en el partido enorme de masas que era el partido aprista, que dirigía Haya de la Torre. De tal manera que lo convencimos al Che que nuestro movimiento era más que una guerrilla, es decir, que había que considerar esos factores importantes de la posibilidad de un trabajo en el campo y un trabajo en la ciudad. Por eso es que los libros que yo digo, tanto el de Paco Taibo como de Castañeda, incluso ahora que he leído también de Anderson, comunica que el Che privilegiaba ir a combatir a Perú porque creía que lo nuestro iba a ser lo más importante. El Che, desde que lo conocimos, decía yo voy a pelear al país donde haya más posibilidades de hacer un desarrollo, la profundización de la guerra revolucionaria, y en un momento creyó que Perú. Lamentablemente lo de Perú se vino al suelo, es decir, eso fracasó profundamente, y el Che opta por lo de Bolivia en las condiciones que la historia ha recogido.
No entiendo mucho la segunda parte de la pregunta del compañero, respecto del Partido Socialista, porque no hay Partido Socialista en Perú. Hace mucho tiempo que el Partido Socialista, que era un pequeño partido formado por obreros del petróleo y por un intelectual importante, prácticamente desapareció de la escena peruana. Si se trata de la izquierda, esa izquierda peruana, que fue muy importante, tan importante que por la actividad de las masas, en general, no solamente hubieron en la década del 70 órganos de dualidad de poderes, como las asambleas populares y los frentes de defensa de tipo soviético, no como la Unión Soviética sino como de Perú, que señalaban prácticamente que los procesos revolucionarios en Perú, como después en Bolivia con la asamblea popular, iban a tener un carácter específico. Pero esa izquierda poderosa que, incluso, se tradujo teniendo el 40% de la votación, y en el caso de nosotros el 21% que obtuvimos en las elecciones a la asamblea constituyente, entró en una crisis, también, cuyo balance no se ha hecho. Hoy, entonces, la izquierda peruana tiene que reflexionar, como yo invité en la última parte de mi exposición. Está en una etapa de reconstrucción de su identidad y de su personalidad. Y depende de la profundidad de este balance, porque las condiciones objetivas, materiales, reales están dadas; es, como muchos países de América Latina, un país magnífico para el desarrollo de posibilidades políticas, para movilización de masas y revolucionario. De tal manera que ese balance está pendiente, también, y hay que hacerlo generosa y profundamente en Perú, como en cada país de América Latina.
G. Cieza:
Bueno, acá desde el público me piden el micrófono porque querían hacer una referencia con respecto a Cuba, a la posición de Fidel Castro con respecto al llamado o a la convocatoria al resto de Latinoamérica.
Bueno, acá desde el público me piden el micrófono porque querían hacer una referencia con respecto a Cuba, a la posición de Fidel Castro con respecto al llamado o a la convocatoria al resto de Latinoamérica.
Público:
Yo quería referirme a lo que el compañero dijo hoy, un velado reproche, entendí yo, que hacía a Fidel y a su conducción por no haber mencionado, ni siquiera en sus homenajes al Che, el hecho del ideal del Che de extender la revolución en Latinoamérica. Yo, usted es un sabio, yo soy una ignorante total, pero tengo mucho contacto con los cubanos, tengo 14 meses de permanencia en Cuba, y supongo que usted debe saber perfectamente lo que le está costando a Fidel mantener el espíritu revolucionario del pueblo cubano, lo que le está costando mantener las estructuras socialistas en Cuba. Él mismo lo ha dicho, le cuesta más que hacer la revolución, lo dijo él mismo, y no tiene 30 años, tiene 71. La pregunta que quiero hacer es si nosotros necesitamos todavía que haya alguien de afuera que nos diga lo que tenemos que hacer. Cómo podemos pretender de Fidel también eso, no sé si me explico.
Yo quería referirme a lo que el compañero dijo hoy, un velado reproche, entendí yo, que hacía a Fidel y a su conducción por no haber mencionado, ni siquiera en sus homenajes al Che, el hecho del ideal del Che de extender la revolución en Latinoamérica. Yo, usted es un sabio, yo soy una ignorante total, pero tengo mucho contacto con los cubanos, tengo 14 meses de permanencia en Cuba, y supongo que usted debe saber perfectamente lo que le está costando a Fidel mantener el espíritu revolucionario del pueblo cubano, lo que le está costando mantener las estructuras socialistas en Cuba. Él mismo lo ha dicho, le cuesta más que hacer la revolución, lo dijo él mismo, y no tiene 30 años, tiene 71. La pregunta que quiero hacer es si nosotros necesitamos todavía que haya alguien de afuera que nos diga lo que tenemos que hacer. Cómo podemos pretender de Fidel también eso, no sé si me explico.
R. Napurí:
¿Me repite la pregunta?.
¿Me repite la pregunta?.
Público:
Sí, cómo podemos, con todo el esfuerzo que está haciendo Fidel en este momento, lo que le está costando, que él mismo dice que le costó más que la revolución, le está costando más que hacer la revolución, yo pregunto por qué necesitamos nosotros que venga alguien de afuera a decirnos lo que tenemos que hacer, por qué tiene que ser Fidel el que nos inspire el espíritu revolucionario, por qué tiene que ser Cuba siempre la que haga todo por nosotros. Estamos pretendiendo demasiado de Cuba.
Sí, cómo podemos, con todo el esfuerzo que está haciendo Fidel en este momento, lo que le está costando, que él mismo dice que le costó más que la revolución, le está costando más que hacer la revolución, yo pregunto por qué necesitamos nosotros que venga alguien de afuera a decirnos lo que tenemos que hacer, por qué tiene que ser Fidel el que nos inspire el espíritu revolucionario, por qué tiene que ser Cuba siempre la que haga todo por nosotros. Estamos pretendiendo demasiado de Cuba.
R. Napurí:
Compañera, tomo con mucho respeto lo que usted ha dicho. Si usted se ha fijado, o si usted me escuchó o si yo fui claro o no fui claro, yo fui muy cuidadoso con Fidel. Porque yo le puedo decir el Che dijo yo no existiría sin Fidel, para decirle, Fidel fue el líder de esa Revolución. El Che ha mencionado, incluso generosamente, los rasgos geniales de Fidel. E incluso si usted quiere, para hacer una confidencia, cuando conversábamos con el Che y los consejos que él nos daba de cómo teníamos que hacer la guerrilla en Perú, él nos contó una anécdota. Usted sabe que el Che pasaba por ser el hombre más valiente de los guerrilleros y que exponía la vida a cada rato. Entonces él nos dijo Fidel me ha recomendado, me ha llamado la atención, y me llamó la atención severamente en Sierra Maestra que yo no expusiera la vida innecesariamente. Porque la guerrilla, en cierta forma, repite, guardando los planos y la distancia, la concepción del ejército regular que el comando nunca muere, es decir, que no debe morir innecesariamente. Entonces, el Che nos explicaba que si no hubiera sido por la capacidad política de Fidel de haber encarado desde la Sierra Maestra, y después en todo el proceso de la Revolución Cubana, políticamente el problema, él no solamente no estaría vivo, sino no habría Revolución. Dicho eso, entonces, yo no tengo que quitarle nada de los méritos que ya ganó históricamente Fidel. Pero sí tengo que agregar una cosa que el sentido común nos indica. Fidel, obviamente, le llama período especial, como usted sabe, a esta situación que usted ha dicho suscintamente. Este período especial significa que como desapareció el campo llamado socialista, ¿o no?, entonces Cuba, que venía ligada a ese campo socialista, obviamente, se ha quedado sin ese sostén, y ha quedado prácticamente, desde el punto de vista del sostén que tenía con el campo socialista, a la deriva. Y tiene al imperialismo norteamericano ahí, ya no dejando pasar como cuando se equivocó, cuando yo expliqué que pasó, estando a 90 millas, en la época de la insurrección en el año 58, sino ahora sí agrediendo a través del boicot y con muchas ganas de poder intervenir, si hubiera intervenido como en la crisis de los misiles. Pero la vida es la vida, la historia es la historia, Fidel tiene varios balances que hacer. Uno, el gran balance, que usted ha insinuado, respecto en qué momento está y cuál cree él que va a ser el destino de la Revolución. Y el otro más particular de América Latina, el balance sobre el movimiento guerrillero, que no se ha hecho. No lo pudo hacer todavía el Che porque murió, seguramente lo hubiera hecho, y que Fidel no lo hizo. Y el balance, también, del período de la muerte del Che hasta hoy, donde usted sabe que con las controversias que tuvo el Che en las últimas etapas con la Unión Soviética, como lo prueba su intervención en Argel, después Cuba terminó amarrada totalmente al llamado campo socialista, a los países del socialismo real. Ese balance tampoco no ha sido hecho. Y respetuosamente lo digo, porque así es la vida, así es la historia, y de ninguna manera hay que asustarse se estas cosas.
Ahora, yo coincido con usted: no necesitamos que Fidel Castro nos enseñe lo que hay que hacer. Lo que sí necesitamos es que Fidel Castro nos haga un balance y que nos provea de materiales, de acuerdo a su reflexión, porque él ha hecho un capítulo muy importante de la historia, no solamente de Cuba, de América Latina. Eso todavía no lo tenemos en mano.
Compañera, tomo con mucho respeto lo que usted ha dicho. Si usted se ha fijado, o si usted me escuchó o si yo fui claro o no fui claro, yo fui muy cuidadoso con Fidel. Porque yo le puedo decir el Che dijo yo no existiría sin Fidel, para decirle, Fidel fue el líder de esa Revolución. El Che ha mencionado, incluso generosamente, los rasgos geniales de Fidel. E incluso si usted quiere, para hacer una confidencia, cuando conversábamos con el Che y los consejos que él nos daba de cómo teníamos que hacer la guerrilla en Perú, él nos contó una anécdota. Usted sabe que el Che pasaba por ser el hombre más valiente de los guerrilleros y que exponía la vida a cada rato. Entonces él nos dijo Fidel me ha recomendado, me ha llamado la atención, y me llamó la atención severamente en Sierra Maestra que yo no expusiera la vida innecesariamente. Porque la guerrilla, en cierta forma, repite, guardando los planos y la distancia, la concepción del ejército regular que el comando nunca muere, es decir, que no debe morir innecesariamente. Entonces, el Che nos explicaba que si no hubiera sido por la capacidad política de Fidel de haber encarado desde la Sierra Maestra, y después en todo el proceso de la Revolución Cubana, políticamente el problema, él no solamente no estaría vivo, sino no habría Revolución. Dicho eso, entonces, yo no tengo que quitarle nada de los méritos que ya ganó históricamente Fidel. Pero sí tengo que agregar una cosa que el sentido común nos indica. Fidel, obviamente, le llama período especial, como usted sabe, a esta situación que usted ha dicho suscintamente. Este período especial significa que como desapareció el campo llamado socialista, ¿o no?, entonces Cuba, que venía ligada a ese campo socialista, obviamente, se ha quedado sin ese sostén, y ha quedado prácticamente, desde el punto de vista del sostén que tenía con el campo socialista, a la deriva. Y tiene al imperialismo norteamericano ahí, ya no dejando pasar como cuando se equivocó, cuando yo expliqué que pasó, estando a 90 millas, en la época de la insurrección en el año 58, sino ahora sí agrediendo a través del boicot y con muchas ganas de poder intervenir, si hubiera intervenido como en la crisis de los misiles. Pero la vida es la vida, la historia es la historia, Fidel tiene varios balances que hacer. Uno, el gran balance, que usted ha insinuado, respecto en qué momento está y cuál cree él que va a ser el destino de la Revolución. Y el otro más particular de América Latina, el balance sobre el movimiento guerrillero, que no se ha hecho. No lo pudo hacer todavía el Che porque murió, seguramente lo hubiera hecho, y que Fidel no lo hizo. Y el balance, también, del período de la muerte del Che hasta hoy, donde usted sabe que con las controversias que tuvo el Che en las últimas etapas con la Unión Soviética, como lo prueba su intervención en Argel, después Cuba terminó amarrada totalmente al llamado campo socialista, a los países del socialismo real. Ese balance tampoco no ha sido hecho. Y respetuosamente lo digo, porque así es la vida, así es la historia, y de ninguna manera hay que asustarse se estas cosas.
Ahora, yo coincido con usted: no necesitamos que Fidel Castro nos enseñe lo que hay que hacer. Lo que sí necesitamos es que Fidel Castro nos haga un balance y que nos provea de materiales, de acuerdo a su reflexión, porque él ha hecho un capítulo muy importante de la historia, no solamente de Cuba, de América Latina. Eso todavía no lo tenemos en mano.
Público:
(...)
(...)
R. Napurí:
No, ya sé, por eso le digo, yo no le pido que lo haga, yo le digo que no lo tenemos. Y desde el punto de vista de todos aquellos que hemos combatido, y que combatimos, y que tenemos la fe, y que no hemos abandonado el proyecto de hacer la revolución en nuestro país y la revolución socialista, obviamente, sí, tenemos una lección: ningún hombre salvador nos puede salvar. Es necesario apelar a las fuerzas del pueblo, buscar en esas fuerzas que viven entre los estudiantes, los campesinos, los obreros, todos aquellos explotados y oprimidos, las capacidades de respuesta que ellos tienen. Y ayudarlos solamente, no dirigirlos, no mandarlos, como antes, no enseñarles un camino prefigurado, sino aprender de esa historia real, viva, de lo que crean los hombres y las masas, qué organizaciones, qué instrumentos, qué modalidades, qué forma de combate nos vamos a dar. Esto es lo que yo considero que es el capítulo de América Latina que la reflexión, donde lo de Cuba, como antes lo de Bolivia, como lo de Guatemala, también son piezas fundamentales en la vía de comprender lo que no debemos hacer y lo mucho que debemos hacer partiendo de esas experiencias.
No, ya sé, por eso le digo, yo no le pido que lo haga, yo le digo que no lo tenemos. Y desde el punto de vista de todos aquellos que hemos combatido, y que combatimos, y que tenemos la fe, y que no hemos abandonado el proyecto de hacer la revolución en nuestro país y la revolución socialista, obviamente, sí, tenemos una lección: ningún hombre salvador nos puede salvar. Es necesario apelar a las fuerzas del pueblo, buscar en esas fuerzas que viven entre los estudiantes, los campesinos, los obreros, todos aquellos explotados y oprimidos, las capacidades de respuesta que ellos tienen. Y ayudarlos solamente, no dirigirlos, no mandarlos, como antes, no enseñarles un camino prefigurado, sino aprender de esa historia real, viva, de lo que crean los hombres y las masas, qué organizaciones, qué instrumentos, qué modalidades, qué forma de combate nos vamos a dar. Esto es lo que yo considero que es el capítulo de América Latina que la reflexión, donde lo de Cuba, como antes lo de Bolivia, como lo de Guatemala, también son piezas fundamentales en la vía de comprender lo que no debemos hacer y lo mucho que debemos hacer partiendo de esas experiencias.
G. Cieza:
Bueno, tenemos 48 preguntas, así que primero les voy a pedir que no hagan más preguntas. Le voy a pedir, también, al compañero Napurí, que sea breve en sus intervenciones. Y voy a tratar de juntarlas a las preguntas para ver si las podemos contestar. Hay dos preguntas referidas a Sendero Luminoso y al MRTA. Esas preguntas voy a sintetizarlas en una. Están hechas a cualquiera de los tres y dice: ¿Considera que ante la actual situación política y social de Perú tiene sentido una acción sostenida de grupos armados que se reivindican marxistas como Sendero Luminoso o el MRTA?. Contesta cualquiera de los tres.
Bueno, tenemos 48 preguntas, así que primero les voy a pedir que no hagan más preguntas. Le voy a pedir, también, al compañero Napurí, que sea breve en sus intervenciones. Y voy a tratar de juntarlas a las preguntas para ver si las podemos contestar. Hay dos preguntas referidas a Sendero Luminoso y al MRTA. Esas preguntas voy a sintetizarlas en una. Están hechas a cualquiera de los tres y dice: ¿Considera que ante la actual situación política y social de Perú tiene sentido una acción sostenida de grupos armados que se reivindican marxistas como Sendero Luminoso o el MRTA?. Contesta cualquiera de los tres.
R. Napurí:
Seré breve no solamente porque me lo pidan los compañeros sino porque hay que ser breves, y por respeto a ustedes. Sendero Luminoso es una organización no de tipo cubana sino maoísta, que ha tomado lo que podríamos llamar el mensaje político de Mao para traducirlo en una realidad revolucionaria en Perú. Obviamente, ellos no son o no han seguido las huellas del Che ni han señalado el camino. Pero sí hay una cosa en que prácticamente se junta la concepción que elaboraba el Che y la concepción de Sendero Luminoso. Porque así como el Che decía que hay que desarrollar la guerra de guerrillas en el campo, Sendero Luminoso parte del campo y de los campesinos, y los dos tienen la concepción que el desarrollo de la guerra de guerrillas va a llevar al ejército de liberación nacional que va a liberar después las ciudades. En eso el Che, en mi concepto, era más maoísta que leninista. Termino nomás diciendo lo de Sendero Luminoso, que ese movimiento revolucionario, que no es exactamente guerrillero, y que no voy a explicarlo acá porque no es el tema, ha sufrido una gran derrota, no derrota estratégica, diríamos, para siempre, sino ha recibido golpes muy duros, tanto que Abimael Guzmán, su máximo dirigente, con toda su dirección está presa, como ustedes saben, detenida por este bandido llamado Fujimori, a quien quieren muchos imitar en América Latina, incluso el presidente Menem. De tal manera que un balance de este movimiento revolucionario hay que hacerlo, porque tiene características particulares. Se le ha dicho milenarista, Abimael Guzmán dijo yo soy la quinta espada de la revolución, es decir, después de Marx, Lenin, Stalin y Engels yo soy la última espada. Y ha tomado en forma negativa, diríamos, muchos elementos de la cultura indígena del país para mitificar prácticamente a su partido y mitificarse él. Son los aspectos negativos de este movimiento insurreccional. Pero el balance está abierto para Sendero Luminoso, como está abierto para el MRTA, también, que me preguntan, que es la otra guerrilla, la que tomó la Embajada, si ustedes recuerdan, de Japón. Y esa sí es una guerrilla de tipo guevarista. Pero esa sí ha sido derrotada. En realidad, la acción de la toma de la Embajada ha sido una acción espectacular de su líder, casi final, diríamos, para tratar de reconstruir lo que pudiera su guerrilla, pero sobre todo para negociar la legalidad de la guerrilla, que pide hace tiempo legalidad, desde la época del gobierno de Alan García, pensando como en Colombia reintegrarse a la vida política. Pero Fujimori, que es un presidente con vocación asesina, como ustedes saben, no tomó este pedido de los compañeros que habían tomado la Embajada, los engañó, los maniobró y, por último, terminó asesinándolos, como la prensa mundial ha contado. Ésa es la otra guerrilla en Perú. De las dos todavía es más vigente la de Sendero, es más golpeada y casi en proceso de desaparición la guerrilla del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru.
Seré breve no solamente porque me lo pidan los compañeros sino porque hay que ser breves, y por respeto a ustedes. Sendero Luminoso es una organización no de tipo cubana sino maoísta, que ha tomado lo que podríamos llamar el mensaje político de Mao para traducirlo en una realidad revolucionaria en Perú. Obviamente, ellos no son o no han seguido las huellas del Che ni han señalado el camino. Pero sí hay una cosa en que prácticamente se junta la concepción que elaboraba el Che y la concepción de Sendero Luminoso. Porque así como el Che decía que hay que desarrollar la guerra de guerrillas en el campo, Sendero Luminoso parte del campo y de los campesinos, y los dos tienen la concepción que el desarrollo de la guerra de guerrillas va a llevar al ejército de liberación nacional que va a liberar después las ciudades. En eso el Che, en mi concepto, era más maoísta que leninista. Termino nomás diciendo lo de Sendero Luminoso, que ese movimiento revolucionario, que no es exactamente guerrillero, y que no voy a explicarlo acá porque no es el tema, ha sufrido una gran derrota, no derrota estratégica, diríamos, para siempre, sino ha recibido golpes muy duros, tanto que Abimael Guzmán, su máximo dirigente, con toda su dirección está presa, como ustedes saben, detenida por este bandido llamado Fujimori, a quien quieren muchos imitar en América Latina, incluso el presidente Menem. De tal manera que un balance de este movimiento revolucionario hay que hacerlo, porque tiene características particulares. Se le ha dicho milenarista, Abimael Guzmán dijo yo soy la quinta espada de la revolución, es decir, después de Marx, Lenin, Stalin y Engels yo soy la última espada. Y ha tomado en forma negativa, diríamos, muchos elementos de la cultura indígena del país para mitificar prácticamente a su partido y mitificarse él. Son los aspectos negativos de este movimiento insurreccional. Pero el balance está abierto para Sendero Luminoso, como está abierto para el MRTA, también, que me preguntan, que es la otra guerrilla, la que tomó la Embajada, si ustedes recuerdan, de Japón. Y esa sí es una guerrilla de tipo guevarista. Pero esa sí ha sido derrotada. En realidad, la acción de la toma de la Embajada ha sido una acción espectacular de su líder, casi final, diríamos, para tratar de reconstruir lo que pudiera su guerrilla, pero sobre todo para negociar la legalidad de la guerrilla, que pide hace tiempo legalidad, desde la época del gobierno de Alan García, pensando como en Colombia reintegrarse a la vida política. Pero Fujimori, que es un presidente con vocación asesina, como ustedes saben, no tomó este pedido de los compañeros que habían tomado la Embajada, los engañó, los maniobró y, por último, terminó asesinándolos, como la prensa mundial ha contado. Ésa es la otra guerrilla en Perú. De las dos todavía es más vigente la de Sendero, es más golpeada y casi en proceso de desaparición la guerrilla del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru.
G. Cieza:
El proyecto de insurrección general contemplaba como paso previo la guerrilla estratégica en Bolivia, ¿tenía en cuenta la apertura de columnas o establecimiento de focos en el Brasil? ¿Hay alguna explicación de por qué no tuvieron tanta trascendencia las experiencias revolucionarias en ese país?.
El proyecto de insurrección general contemplaba como paso previo la guerrilla estratégica en Bolivia, ¿tenía en cuenta la apertura de columnas o establecimiento de focos en el Brasil? ¿Hay alguna explicación de por qué no tuvieron tanta trascendencia las experiencias revolucionarias en ese país?.
E. El Kadri:
Lo de Brasil, no sé quién está interesado por Brasil, es una guerrilla anterior al desembarco de Ernesto Guevara en Bolivia. Tiene una vieja tradición de lucha, ya la Columna Prestes, en fin... El Partido Comunista brasileño se divide, también, y Carlos Marighella, que era el secretario general en esa época, conduce una guerrilla, el MR-8 de Octubre, Movimiento Revolucionario 8 de Octubre. Un capitán del ejército, Carlos Lamarca, también se subleva, se va con unos soldados y con una gente a hacer una guerrilla, hasta que finalmente es asesinado en un momento que estaba descansando bajo un árbol. Hay mucha gente que ha peleado en Brasil. Brasil es un proceso interesante. Ya en el año 63-64 la guerrilla urbana secuestró numerosos embajadores. Es una de las pocas guerrillas que obtuvo la liberación de todos los presos que pedían cada vez que secuestraban al embajador, por ejemplo de Alemania, el de España, creo, el de Suiza, cuatro o cinco, y el gobierno militar, la dictadura militar tomaba esos cien prisioneros y los mandaba en un avión a Argelia, hasta el año 65 era el destino más o menos normal de los brasileños que eran sacados de las cárceles. Muchos de ellos ya regresaron al país. Algunos son integrantes de la cámara de diputados. Gaveira, un famoso guerrillero que secuestró a un embajador y después cayó detenido, y sus compañeros secuestraron a otro y lo sacaron a él también, ha escrito un libro a por otro compañero, y se ha hecho una película que creo que el año que viene, en marzo, va a ser presentada acá. Pero fue una guerrilla realmente numerosa que tuvo muchos mártires, con muchas compañeras, también, con una fuerte participación de mujeres. Pero como no tuvo una continuidad, digamos, ya en el año 67-68 podemos decir que fue desbaratada y que ya no volvió a actuar en ese país. Eso es lo único que sé de la guerrilla de Brasil.
Lo de Brasil, no sé quién está interesado por Brasil, es una guerrilla anterior al desembarco de Ernesto Guevara en Bolivia. Tiene una vieja tradición de lucha, ya la Columna Prestes, en fin... El Partido Comunista brasileño se divide, también, y Carlos Marighella, que era el secretario general en esa época, conduce una guerrilla, el MR-8 de Octubre, Movimiento Revolucionario 8 de Octubre. Un capitán del ejército, Carlos Lamarca, también se subleva, se va con unos soldados y con una gente a hacer una guerrilla, hasta que finalmente es asesinado en un momento que estaba descansando bajo un árbol. Hay mucha gente que ha peleado en Brasil. Brasil es un proceso interesante. Ya en el año 63-64 la guerrilla urbana secuestró numerosos embajadores. Es una de las pocas guerrillas que obtuvo la liberación de todos los presos que pedían cada vez que secuestraban al embajador, por ejemplo de Alemania, el de España, creo, el de Suiza, cuatro o cinco, y el gobierno militar, la dictadura militar tomaba esos cien prisioneros y los mandaba en un avión a Argelia, hasta el año 65 era el destino más o menos normal de los brasileños que eran sacados de las cárceles. Muchos de ellos ya regresaron al país. Algunos son integrantes de la cámara de diputados. Gaveira, un famoso guerrillero que secuestró a un embajador y después cayó detenido, y sus compañeros secuestraron a otro y lo sacaron a él también, ha escrito un libro a por otro compañero, y se ha hecho una película que creo que el año que viene, en marzo, va a ser presentada acá. Pero fue una guerrilla realmente numerosa que tuvo muchos mártires, con muchas compañeras, también, con una fuerte participación de mujeres. Pero como no tuvo una continuidad, digamos, ya en el año 67-68 podemos decir que fue desbaratada y que ya no volvió a actuar en ese país. Eso es lo único que sé de la guerrilla de Brasil.
G. Cieza:
Hay algunas preguntas que están centradas en Nicaragua. Hay una exposición de Gaggero y algo que dijo Napurí. Voy a leer las dos preguntas. Una dice: El señor Gaggero, en referencia la Revolución Nicaragüense, se refirió entre otros temas a: 1) la participación de combatientes de otras nacionalidades en el proceso revolucionario; 2) las distintas formas de propiedad que se establecieron luego de la Revolución. Usted, compañero Napurí, podría expresar: a) la formación y la experiencia de la Brigada internacionalista Simón Bolívar en la Revolución; b) el carácter de clase del estado nicaragüense y, luego de la Revolución, su relación con las distintas formas de propiedad; c) si coincide con la expresión de Gaggero al definir la Revolución Nicaragüense como una revolución democrática en tránsito al socialismo, y si cree que se cumplieron las tareas democráticas de la Revolución sin que se haya expropiado el capital como sí ocurrió en Cuba; d) el rol del castrismo, de la burguesía latinoamericana en la Revolución Nicaragüense, y su posterior desenlace. Y la otra pregunta es, está dirigida a Gaggero y Napurí: ¿De qué modo incidió en el fracaso de la Revolución Nicaragüense la subordinación a la Unión Soviética ya que, a diferencia de la Revolución Cubana, la Nicaragüense sufrió desde el inicio la influencia de esa potencia?.
Hay algunas preguntas que están centradas en Nicaragua. Hay una exposición de Gaggero y algo que dijo Napurí. Voy a leer las dos preguntas. Una dice: El señor Gaggero, en referencia la Revolución Nicaragüense, se refirió entre otros temas a: 1) la participación de combatientes de otras nacionalidades en el proceso revolucionario; 2) las distintas formas de propiedad que se establecieron luego de la Revolución. Usted, compañero Napurí, podría expresar: a) la formación y la experiencia de la Brigada internacionalista Simón Bolívar en la Revolución; b) el carácter de clase del estado nicaragüense y, luego de la Revolución, su relación con las distintas formas de propiedad; c) si coincide con la expresión de Gaggero al definir la Revolución Nicaragüense como una revolución democrática en tránsito al socialismo, y si cree que se cumplieron las tareas democráticas de la Revolución sin que se haya expropiado el capital como sí ocurrió en Cuba; d) el rol del castrismo, de la burguesía latinoamericana en la Revolución Nicaragüense, y su posterior desenlace. Y la otra pregunta es, está dirigida a Gaggero y Napurí: ¿De qué modo incidió en el fracaso de la Revolución Nicaragüense la subordinación a la Unión Soviética ya que, a diferencia de la Revolución Cubana, la Nicaragüense sufrió desde el inicio la influencia de esa potencia?.
E. El Kadri:
No podemos contestar todo, piensen que son ya las nueve y cinco, de manera que haremos una respuesta breve...
No podemos contestar todo, piensen que son ya las nueve y cinco, de manera que haremos una respuesta breve...
M. Gaggero:
Sí, yo creo que se ha extendido demasiado, pero el tema de Nicaragua es apasionante e indudablemente vamos a tener diferencias en el análisis. De cualquier forma, yo creo que, digamos, no coincido para nada con el tema de que la crisis de la Revolución Nicaragüense tenga algo que ver con la subordinación a la Unión Soviética, porque esto no es un elemento presente en la Revolución Nicaragüense. Yo creo que los elementos presentes en la Revolución Nicaragüense fueron estos que yo señalé. Bueno, el poco desarrollo que tenía el Frente Sandinista de Liberación en cuanto a cuadros cuando toma el poder, las dificultades que encuentra, el hostigamiento del imperialismo, la alianza con la burguesía que se parte rápidamente, y el debate, que aún está pendiente en Nicaragua, sobre si esta Revolución o si este período fue un período de tránsito o era éste el objetivo y éste era el final de la Revolución. Todo esto está en debate. Yo creo que, como decía hoy Napurí, hay muchas cosas sobre las cuales hay que hacer balance, y la Revolución Nicaragüense es una, y como está muy cercana y como todavía los protagonistas están ahí creo que, así como se debate al interior del Frente Sandinista en este momento, profundamente, todo lo que fue el proceso revolucionario, creo que también nos debemos todos un debate sobre esta interesante experiencia.
Sí, yo creo que se ha extendido demasiado, pero el tema de Nicaragua es apasionante e indudablemente vamos a tener diferencias en el análisis. De cualquier forma, yo creo que, digamos, no coincido para nada con el tema de que la crisis de la Revolución Nicaragüense tenga algo que ver con la subordinación a la Unión Soviética, porque esto no es un elemento presente en la Revolución Nicaragüense. Yo creo que los elementos presentes en la Revolución Nicaragüense fueron estos que yo señalé. Bueno, el poco desarrollo que tenía el Frente Sandinista de Liberación en cuanto a cuadros cuando toma el poder, las dificultades que encuentra, el hostigamiento del imperialismo, la alianza con la burguesía que se parte rápidamente, y el debate, que aún está pendiente en Nicaragua, sobre si esta Revolución o si este período fue un período de tránsito o era éste el objetivo y éste era el final de la Revolución. Todo esto está en debate. Yo creo que, como decía hoy Napurí, hay muchas cosas sobre las cuales hay que hacer balance, y la Revolución Nicaragüense es una, y como está muy cercana y como todavía los protagonistas están ahí creo que, así como se debate al interior del Frente Sandinista en este momento, profundamente, todo lo que fue el proceso revolucionario, creo que también nos debemos todos un debate sobre esta interesante experiencia.
R. Napurí:
En cuanto a la Brigada Simón Bolívar, fue una iniciativa del compañero Nahuel Moreno y de otros, que se formó, se gestó a partir de Costa Rica, y que actuó en la zona sur de Nicaragua, en los últimos tiempos del proceso revolucionario. Esta Brigada tuvo un problema, porque después del triunfo de la Revolución los compañeros tomaron la iniciativa de hacer campañas por la formación de sindicatos y por llamar a una asamblea constituyente, en los momentos en que la dirección sandinista, como ha explicado el compañero, estaba produciendo los acuerdos con Violeta Chamorro y otros. De tal manera que entró en colisión, y fue expulsada del país a Panamá, donde muchos de los compañeros fueron torturados. Nada más, por ahora, respecto de eso, y de lo que yo conozco.
En cuanto al carácter de la Revolución, también lo ha dicho el compañero en su explicación. Fue una revolución democrática, agraria, que tomó el carácter de revolución antiimperialista tanto porque con la reforma agraria, aunque fuera parcial, se enfrentaba a los intereses del imperialismo, como en concreto por todo el plan de agresión con los contras que montó el gobierno de Estados Unidos. De tal manera que tuvo un carácter de revolución antiimperialista. Lo que no tuvo, como Cuba, es el carácter de una revolución socialista, y los compañeros nicaragüenses no lanzaron, obviamente, la consigna de expropiar todo el capital en Cuba, y lo que pide el compañero es una frase que Fidel sí la dijo y la repitió siempre, que en su concepto Nicaragua no debía ser otra Cuba, o sea que Nicaragua no debía avanzar tanto como la Revolución Cubana. Esos son los elementos, diríamos, que hacen a la inferencia entre los dos procesos.
Desde el punto de vista personal, y muy brevemente, yo creo, no sé si coincidiré con el compañero, que la vía que tenían los compañeros, cercados por Estados Unidos y enfrentando los problemas casi de una guerra civil interna también por la reacción blanca en el país, extender la Revolución, porque en El Salvador había un movimiento más que guerrillero muy desarrollado que estaba casi para tomar el poder, y también la guerrilla guatemalteca era muy antigua. De tal manera que yo me pregunto si una vía para salir del encierro, para escapar de las contradicciones múltiples, para impedir este retroceso que después se ha producido, no por vía electoral sino, incluso, de inversión del proceso revolucionario, no era la internacionalización de la revolución, como pedía el Che, crear dos, tres Vietnam, o sea, dos, tres revoluciones más que hicieran la garantía luchando todo Centroamérica contra la agresión del imperialismo. Pero es una pregunta también que queda en interrogante del proceso histórico y del balance.
En cuanto a la Brigada Simón Bolívar, fue una iniciativa del compañero Nahuel Moreno y de otros, que se formó, se gestó a partir de Costa Rica, y que actuó en la zona sur de Nicaragua, en los últimos tiempos del proceso revolucionario. Esta Brigada tuvo un problema, porque después del triunfo de la Revolución los compañeros tomaron la iniciativa de hacer campañas por la formación de sindicatos y por llamar a una asamblea constituyente, en los momentos en que la dirección sandinista, como ha explicado el compañero, estaba produciendo los acuerdos con Violeta Chamorro y otros. De tal manera que entró en colisión, y fue expulsada del país a Panamá, donde muchos de los compañeros fueron torturados. Nada más, por ahora, respecto de eso, y de lo que yo conozco.
En cuanto al carácter de la Revolución, también lo ha dicho el compañero en su explicación. Fue una revolución democrática, agraria, que tomó el carácter de revolución antiimperialista tanto porque con la reforma agraria, aunque fuera parcial, se enfrentaba a los intereses del imperialismo, como en concreto por todo el plan de agresión con los contras que montó el gobierno de Estados Unidos. De tal manera que tuvo un carácter de revolución antiimperialista. Lo que no tuvo, como Cuba, es el carácter de una revolución socialista, y los compañeros nicaragüenses no lanzaron, obviamente, la consigna de expropiar todo el capital en Cuba, y lo que pide el compañero es una frase que Fidel sí la dijo y la repitió siempre, que en su concepto Nicaragua no debía ser otra Cuba, o sea que Nicaragua no debía avanzar tanto como la Revolución Cubana. Esos son los elementos, diríamos, que hacen a la inferencia entre los dos procesos.
Desde el punto de vista personal, y muy brevemente, yo creo, no sé si coincidiré con el compañero, que la vía que tenían los compañeros, cercados por Estados Unidos y enfrentando los problemas casi de una guerra civil interna también por la reacción blanca en el país, extender la Revolución, porque en El Salvador había un movimiento más que guerrillero muy desarrollado que estaba casi para tomar el poder, y también la guerrilla guatemalteca era muy antigua. De tal manera que yo me pregunto si una vía para salir del encierro, para escapar de las contradicciones múltiples, para impedir este retroceso que después se ha producido, no por vía electoral sino, incluso, de inversión del proceso revolucionario, no era la internacionalización de la revolución, como pedía el Che, crear dos, tres Vietnam, o sea, dos, tres revoluciones más que hicieran la garantía luchando todo Centroamérica contra la agresión del imperialismo. Pero es una pregunta también que queda en interrogante del proceso histórico y del balance.
G. Cieza:
Bueno, vamos a hacer un cierre. Hay dos preguntas que son para Napurí, y creo que con eso él haría el cierre. Después yo le daría el micrófono a los compañeros, si tienen algo que decir. Para Napurí: En Perú, para seguir el camino revolucionario del Che, ¿hay que volver a lo esencial, a Haya de la Torre o a Mariátegui?. Y otra que dice: ¿Es posible hoy, con demasiadas recetas, diría yo, la revolución o el impulso combativo de conciencia para un cambio social real en nuestro país?.
Bueno, vamos a hacer un cierre. Hay dos preguntas que son para Napurí, y creo que con eso él haría el cierre. Después yo le daría el micrófono a los compañeros, si tienen algo que decir. Para Napurí: En Perú, para seguir el camino revolucionario del Che, ¿hay que volver a lo esencial, a Haya de la Torre o a Mariátegui?. Y otra que dice: ¿Es posible hoy, con demasiadas recetas, diría yo, la revolución o el impulso combativo de conciencia para un cambio social real en nuestro país?.
R. Napurí:
Hacen bien los compañeros argentinos que tienen tanto cariño por Mariátegui. Para los compañeros que no lo conocen, José Carlos Mariátegui era un intelectual peruano, más que intelectual porque formó el Partido Socialista, que después devino en Partido Comunista, y fue el fundador de la central obrera de Perú, de tal manera que era un intelectual en esos años muy raro. Era un hombre que se enfrentó a Codovilla y, como la historia ha recogido, tenía una posición que partiendo del indigenismo, del campesinismo y de la elaboración teórica que él hacía, tenía ideas particulares respecto del carácter de la revolución de nuestros países. Y en eso disintió con Codovilla y otros que tenían la dirección, prácticamente, de los movimientos, de los partidos comunistas de América Latina en su momento. Mariátegui es, en realidad, un leninista. Y respecto de Haya de la Torre, las posiciones de Mariátegui son las posiciones de la revolución socialista. Tal es así que Hilda Gadea dice que la consigna de revolución socialista o caricatura de revolución la tomó el Che cuando ella le dio las obras de Mariátegui en Guatemala, donde, para los que no conocen, Mariátegui decía la revolución debe ser única y simplemente socialista. Es decir, las dos consignas parecidas. Haya de la Torre no, Haya de la Torre es un dirigente del nacionalismo revolucionario en su momento, después del nacionalismo moderado, y después que capituló abiertamente al imperialismo. Su partido, que es un partido que dejó de ser un partido antiimperialista en los años 30 para devenir en un partido conciliador y agente del imperialismo, eso es el partido de Haya de la Torre, la Alianza Popular Revolucionaria Americana, que tiene una historia entre los años 28 a prácticamente el 50, y otro, después, de capitulación abierta al imperialismo.
En cuanto a la segunda pregunta, yo hubiera querido que el compañero que la hizo se la pidiera más a los compañeros argentinos aquí presentes. Pero tengo un desafío, porque yo soy internacionalista. Si bien tengo muchos nexos con la Argentina porque mi madre es argentina y porque yo viví exiliado acá diez años, y mi maestro en ese entonces fue el profesor Silvio Frondizi, con quien fundamos el grupo Praxis, y en mi condición de dirigente del Movimiento al Socialismo en la Argentina hago un seguimiento de la situación política, yo soy de acuerdo al carácter de mi exposición los que creen de que Argentina se está metiendo en una reflexión muy profunda. La aparición de los libros como Tarcus y otros indican que hay un proceso no de revisión sino de actualización, todo lo que han hecho los compañeros mismos al hacer la defensa de sus posiciones en relación a actos del pasado, en realidad están abriendo el camino para decir también qué hacemos en el presente. Obviamente, nosotros no creemos, por lo menos yo no creo que el porvenir esté en manos del FrePaSo ni en la Alianza con la Unión Cívica Radical, yo no creo de ninguna manera de que posiciones de esta naturaleza sean el camino que el pueblo debe seguir. Pero sí creo que este es un país formidable y que apenas los trabajadores, apenas los jóvenes, apenas todos aquellos que viven bajo las condiciones de la opresión se libren de, y me disculpe el compañero, de lo que significa la losa peronista, es decir, del peronismo de Menem, es decir, el peronismo que no es de los obreros, y que los obreros queden liberados para hacer su propia historia, que eso se va a producir, en mi concepción, entonces, cuando los obreros decidan a dar su grito, cuando decidan organizarse, cuando los jóvenes los acompañen, cuando todos aquellos que no han abandonado la lucha por la revolución se unan en este país, éste va a ser, y eso no es un saludo a la bandera, un formidable país que va a ser punta en las luchas revolucionarias en nuestro continente. Ése es mi concepto particular.
Hacen bien los compañeros argentinos que tienen tanto cariño por Mariátegui. Para los compañeros que no lo conocen, José Carlos Mariátegui era un intelectual peruano, más que intelectual porque formó el Partido Socialista, que después devino en Partido Comunista, y fue el fundador de la central obrera de Perú, de tal manera que era un intelectual en esos años muy raro. Era un hombre que se enfrentó a Codovilla y, como la historia ha recogido, tenía una posición que partiendo del indigenismo, del campesinismo y de la elaboración teórica que él hacía, tenía ideas particulares respecto del carácter de la revolución de nuestros países. Y en eso disintió con Codovilla y otros que tenían la dirección, prácticamente, de los movimientos, de los partidos comunistas de América Latina en su momento. Mariátegui es, en realidad, un leninista. Y respecto de Haya de la Torre, las posiciones de Mariátegui son las posiciones de la revolución socialista. Tal es así que Hilda Gadea dice que la consigna de revolución socialista o caricatura de revolución la tomó el Che cuando ella le dio las obras de Mariátegui en Guatemala, donde, para los que no conocen, Mariátegui decía la revolución debe ser única y simplemente socialista. Es decir, las dos consignas parecidas. Haya de la Torre no, Haya de la Torre es un dirigente del nacionalismo revolucionario en su momento, después del nacionalismo moderado, y después que capituló abiertamente al imperialismo. Su partido, que es un partido que dejó de ser un partido antiimperialista en los años 30 para devenir en un partido conciliador y agente del imperialismo, eso es el partido de Haya de la Torre, la Alianza Popular Revolucionaria Americana, que tiene una historia entre los años 28 a prácticamente el 50, y otro, después, de capitulación abierta al imperialismo.
En cuanto a la segunda pregunta, yo hubiera querido que el compañero que la hizo se la pidiera más a los compañeros argentinos aquí presentes. Pero tengo un desafío, porque yo soy internacionalista. Si bien tengo muchos nexos con la Argentina porque mi madre es argentina y porque yo viví exiliado acá diez años, y mi maestro en ese entonces fue el profesor Silvio Frondizi, con quien fundamos el grupo Praxis, y en mi condición de dirigente del Movimiento al Socialismo en la Argentina hago un seguimiento de la situación política, yo soy de acuerdo al carácter de mi exposición los que creen de que Argentina se está metiendo en una reflexión muy profunda. La aparición de los libros como Tarcus y otros indican que hay un proceso no de revisión sino de actualización, todo lo que han hecho los compañeros mismos al hacer la defensa de sus posiciones en relación a actos del pasado, en realidad están abriendo el camino para decir también qué hacemos en el presente. Obviamente, nosotros no creemos, por lo menos yo no creo que el porvenir esté en manos del FrePaSo ni en la Alianza con la Unión Cívica Radical, yo no creo de ninguna manera de que posiciones de esta naturaleza sean el camino que el pueblo debe seguir. Pero sí creo que este es un país formidable y que apenas los trabajadores, apenas los jóvenes, apenas todos aquellos que viven bajo las condiciones de la opresión se libren de, y me disculpe el compañero, de lo que significa la losa peronista, es decir, del peronismo de Menem, es decir, el peronismo que no es de los obreros, y que los obreros queden liberados para hacer su propia historia, que eso se va a producir, en mi concepción, entonces, cuando los obreros decidan a dar su grito, cuando decidan organizarse, cuando los jóvenes los acompañen, cuando todos aquellos que no han abandonado la lucha por la revolución se unan en este país, éste va a ser, y eso no es un saludo a la bandera, un formidable país que va a ser punta en las luchas revolucionarias en nuestro continente. Ése es mi concepto particular.
G. Cieza:
Cacho.
Cacho.
E. El Kadri:
No, simplemente agradecerles a los pocos que han quedado la paciencia de habernos escuchado. Como dije la otra vez ésta no es una cátedra, ninguno de nosotros, gracias a dios, es un obispo, mucho menos un oráculo, no tenemos fórmulas mágicas ni recetas salvadoras. Cada uno de ustedes tiene en sus manos la capacidad de encontrar su propio camino sin necesidad de iluminados, mesiánicos, ni pontífices de ninguna naturaleza. Así que muchísimas gracias por haber aguantado hasta ahora.
No, simplemente agradecerles a los pocos que han quedado la paciencia de habernos escuchado. Como dije la otra vez ésta no es una cátedra, ninguno de nosotros, gracias a dios, es un obispo, mucho menos un oráculo, no tenemos fórmulas mágicas ni recetas salvadoras. Cada uno de ustedes tiene en sus manos la capacidad de encontrar su propio camino sin necesidad de iluminados, mesiánicos, ni pontífices de ninguna naturaleza. Así que muchísimas gracias por haber aguantado hasta ahora.
M. Gaggero:
Bueno, yo también les agradezco que hayan estado. Y además les quiero decir de que este espacio, o sea, lo importante del espacio de reflexión de las Cátedras del Che es, por un lado, que la hemos estado extendiendo en todo el país, acabamos de venir de Neuquén, hicimos un seminario la semana pasada donde se inició la Cátedra en la Universidad del Comahue, y el viernes que viene vamos a Salta. Se inició la Cátedra en Tucumán, Córdoba, Rosario, ahora en Comahue, Mar del Plata, en Buenos Aires estamos dando el segundo cuatrimestre. O sea que hay dos elementos claves que creo que caracterizan a estas Cátedras. Por un lado, el pluralismo, o sea, un espacio de reflexión plural, no hay opiniones monocordes sino, por el contrario, como la época que analizamos es muy pasional y todos la analizamos con pasión, es un análisis plural, todas las posiciones son aceptadas, debatidas, reflexionadas. Y segundo, es una manera de compartir y de reflexionar sobre una experiencia sobre todo el tránsito del movimiento revolucionario latinoamericano en este siglo a partir de Ernesto Guevara, antes y después, y además teniendo en vista la posibilidad de ir, como decía recién Cacho, sin dar recetas, pero ir, en esta reflexión, sentando las bases de lo que tiene que ser, sin duda, el fortalecimiento de las opciones revolucionarias en la Argentina y en todo el continente. Nada más.
Bueno, yo también les agradezco que hayan estado. Y además les quiero decir de que este espacio, o sea, lo importante del espacio de reflexión de las Cátedras del Che es, por un lado, que la hemos estado extendiendo en todo el país, acabamos de venir de Neuquén, hicimos un seminario la semana pasada donde se inició la Cátedra en la Universidad del Comahue, y el viernes que viene vamos a Salta. Se inició la Cátedra en Tucumán, Córdoba, Rosario, ahora en Comahue, Mar del Plata, en Buenos Aires estamos dando el segundo cuatrimestre. O sea que hay dos elementos claves que creo que caracterizan a estas Cátedras. Por un lado, el pluralismo, o sea, un espacio de reflexión plural, no hay opiniones monocordes sino, por el contrario, como la época que analizamos es muy pasional y todos la analizamos con pasión, es un análisis plural, todas las posiciones son aceptadas, debatidas, reflexionadas. Y segundo, es una manera de compartir y de reflexionar sobre una experiencia sobre todo el tránsito del movimiento revolucionario latinoamericano en este siglo a partir de Ernesto Guevara, antes y después, y además teniendo en vista la posibilidad de ir, como decía recién Cacho, sin dar recetas, pero ir, en esta reflexión, sentando las bases de lo que tiene que ser, sin duda, el fortalecimiento de las opciones revolucionarias en la Argentina y en todo el continente. Nada más.
G. Cieza:
Parece que unas palabras más quería decir...
Parece que unas palabras más quería decir...
R. Napurí:
Saludo a mis compañeros panelistas con todo respeto, agradezco la presencia y la paciencia de los oyentes, y agradezco también a los patrocinadores de la Cátedra Che Guevara por haberme invitado. No puedo más que manifestarles mi agradecimiento por este hecho y, a su vez, por estar en contacto con jóvenes, con la compañera que dramáticamente nos ha volcado su propia inquietud, y por todos aquellos, como ha dicho el compañero, que aún amamos esta cosa hermosa de las esperanzas, de forjar los instrumentos que nos lleven a la liberación definitiva de la explotación de todos estos verdugos del capital.
Saludo a mis compañeros panelistas con todo respeto, agradezco la presencia y la paciencia de los oyentes, y agradezco también a los patrocinadores de la Cátedra Che Guevara por haberme invitado. No puedo más que manifestarles mi agradecimiento por este hecho y, a su vez, por estar en contacto con jóvenes, con la compañera que dramáticamente nos ha volcado su propia inquietud, y por todos aquellos, como ha dicho el compañero, que aún amamos esta cosa hermosa de las esperanzas, de forjar los instrumentos que nos lleven a la liberación definitiva de la explotación de todos estos verdugos del capital.
G. Cieza:
Los esperamos el sábado 8 de noviembre, "Influencia del Che en la Argentina". Buenas tardes.
Bibliografía
La influencia del Che y la Revolución Cubana en América Latina
1- John William Cooke. "Carta de Cooke a Perón. La Habana, 3 de marzo de 1962". En: Ernesto Goldar. John William Cooke y el peronismo revolucionario. (cap. 2: "Polémica Cooke-Perón"; pp. 87-97). CEAL, Buenos Aires, 1985.
2- Juan Domingo Perón-John William Cooke. Correspondencia Perón-Cooke. Tomo II. Parlamento. "De Cooke a Perón". La Habana, enero de 1966.
3- Michael Lowy. El marxismo en América Latina. (De 1909 a nuestros días). Ediciones Era. 1982. Cap. 4: II. "El castrismo y el guevarismo" (pp. 280-347). "Douglas Bravo, La guerrilla en Venezuela" (1964). "Camilo Torres, Mensaje a los cristianos" (1966). "La declaración de la OLAS" (1967). "La guerrilla urbana de los Tupamaros" (1968). "Roque Dalton, El Salvador, el istmo y la revolución" (1969). "Declaración de Principios del MIR" (1965). "El MIR y la Unidad Popular en Chile" (1973). "Miguel Enríquez, Las causas de la derrota" (1974). "La Junta de Coordinación Revolucionaria" (1974). "Carlos Fonseca Amador, El Frente Sandinista en Nicaragua" (1969). "Comunicado del Frente Sandinista de Nicaragua" (1978). "El programa sandinista para los campesinos de Nicaragua" (1979). "EGP de Guatemala, La revolución y los indígenas" (1979). "Coordinadora Revolucionaria de masas de El Salvador, Programa del Gobierno Democrático Revolucionario" (1980).
4- Frei Betto. "Carta abierta a Ernesto Che Guevara". En Casa de las Américas, Nº 206. Enero-marzo de 1997.
5- Adolfo Sánchez Vázquez. "La gran lección del Che". En Casa de las Américas, Nº 206. Enero-marzo de 1997.
6- Manuel Vázquez Montalbán. "En defensa del romanticismo". En Casa de las Américas, Nº 206. Enero-marzo de 1997.
7- Francisco Urondo. "Descarga". En Casa de las Américas, Nº 206. Enero-marzo de 1997.
8- Néstor Cerpa Cartolini. "El Cholo “Evaristo”". En revista Tupamaros. Mayo de 1997 (pp. 8 y 9).
9- Subcomandante Insurgente Marcos. "La historia de los espejos". Mayo de 1995. En: EZLN. Documentos y comunicados. 2. 15 de agosto de 1994/ 29 de septiembre de 1995. Prólogo de Antonio García León. Crónica de Carlos Monsiváis. Ediciones Era, México, 1995. (pp. 367-388)
10- Subcomandante Insurgente Marcos. "Somos producto del encuentro de la resistencia indígena con la generación de la dignidad". 25 de agosto de 1995. En: EZLN. Documentos y comunicados. 2. 15 de agosto de 1994/ 29 de septiembre de 1995. Prólogo de Antonio García León. Crónica de Carlos Monsiváis. Ediciones Era, México, 1995. (431-434)
11- Subcomandante Insurgente Marcos. "Mensaje del EZLN en la Ceremonia de Inauguración de la Reunión Preparatoria Americana del Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo". La Realidad, América. 4 de abril de 1996.
12- Tupamaros. "El Che. Un hombre del siglo XXI". En: Tupamaros. Año 2, Nº 15, segunda época, 8 de octubre de 1997. (pág. 16).
Los cuadernillos de las desgrabaciones y de los textos que se indican en la bibliografía están disponibles para consulta en la Biblioteca Popular Héctor Germán Oesterheld.
Anexo
MAESTRO Y FORJADOR
... Veo al Che como un gigante moral que crece cada día, cuya imagen, cuya fuerza, cuya influencia se han multiplicado por toda la tierra.
¿Cómo podría caber bajo una lápida?
¿Cómo podría caber en esta plaza?
¿Cómo podría caber únicamente en nuestra querida pero pequeña isla?
Sólo en el mundo con el cual soñó, para el cual vivió y por el cual luchó hay espacio suficiente para él.
Más grande será su figura cuanta más injusticia, más explotación, más desigualdad, más desempleo, más pobreza, hambre y miseria imperen en la sociedad humana.
Más se elevarán los valores que defendió cuanto más crezca el poder del imperialismo, el hegemonismo, la dominación y el intervencionismo, en detrimento de los derechos más sagrados de los pueblos, especialmente los pueblos débiles, atrasados y pobres que durante siglos fueron colonias de Occidente y fuentes de trabajo esclavo.
Más resaltará su profundo sentido humanista cuantos más abusos, más egoísmo, más enajenación; más discriminación de indios, minorías étnicas, mujeres, inmigrantes; cuantos más niños sean objeto de comercio sexual u obligados a trabajar en cifras que ascienden a cientos de millones; cuanta más ignorancia, más insalubridad, más inseguridad, más desamparo.
Más descollará su ejemplo de hombre puro, revolucionario y consecuente mientras más políticos corrompidos, demagogos e hipócritas existan en cualquier parte.
Más se admirará su valentía personal e integridad revolucionaria mientras más cobardes, oportunistas y traidores pueda haber sobre la tierra; más su voluntad de acero mientras más débiles sean otros para cumplir el deber; más su sentido del honor y la dignidad mientras más personas carezcan de un mínimo de pundonor humano; más su fe en el hombre mientras más escépticos; más su optimismo mientras más pesimistas; más su audacia mientras más vacilantes; más su austeridad, su espíritu de estudio y de trabajo, mientras más holgazanes despilfarren en lujos y ocios el producto del trabajo de los demás...
Che fue maestro y forjador de hombres como él. Consecuente con sus actos, nunca dejó de hacer lo que predicaba... Nada para él era imposible, y lo imposible era capaz de hacerlo posible.
... Sus ideas acerca de la revolución en su tierra de origen y en el resto de Suramérica, pese a enormes dificultades, eran posibles. De haberlas alcanzado, tal vez el mundo de hoy habría sido diferente.
Un combatiente puede morir, pero no sus ideas. ¿Qué hacía un hombre del gobierno de Estados Unidos allí donde estaba herido y prisionero el Che? ¿Por qué creyeron que matándolo dejaba de existir como combatiente? Ahora no está en La Higuera, pero está en todas partes, dondequiera que haya una causa justa que defender. Los interesados en eliminarlo y desaparecerlo no eran capaces de comprender que su huella imborrable estaba ya en la historia y su mirada luminosa de profeta se convertiría en un símbolo para todos los pobres de este mundo, que son miles de millones... Che está librando y ganando más batallas que nunca.
Fidel Castro
17/10/97. En: Granma, Nº 208 (fragmentos).
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 6 - 1/11/97
Ricardo Napurí / FORMADO POR SILVIO FRONDIZI Y COMPAÑERO DEL CHE
Nací en agosto de 1925. Mi madre era inmigrante argentina y mi padre criollo, un señor semipudiente de Lima, arruinado después por la crisis económica del Perú. Fui obrero minero, muy temprano a los 11 años, y trabajador de una fábrica de lino.
En 1943 entré a la fuerza aérea peruana porque la universidad era paga y no tenía medios para pagarla. El 3 de octubre de 1948 se produjo un levantamiento de la marinería de la izquierda aprista y sectores obreros apristas. Yo era jefe de una escuadrilla de aviones y me ordenaron bombardear a los insurrectos. Me negué. Me sometieron a Consejo de Guerra y me deportaron.
Opté por la Argentina. Fui a la facultad de Derecho a preguntar si podía ingresar a la carrera. Hacía pocos días se había producido el golpe de Odría y los alumnos me pidieron que les explicara lo que pasaba en Perú. Al salir de esa charla me esperaban tres tipos de la sección especial de la Policía Federal. Me llevaron para que explicara qué hacía yo con los opositores. Había una controversia entre la universidad y el movimiento obrero.
El maestro Silvio Frondizi
Un pariente fue al estudio de los hermanos Silvio y Arturo Frondizi y encontró a Silvio. Me sacó justo cuando me iban a deportar de nuevo a Perú. Ingresé al grupo Praxis y recibí una formación casi personalizada de Silvio Frodizi. Praxis era más que nada un grupo de reflexión y formación, pero yo quedé como el “activista” del grupo. Había 30 ó 40 mil latinoamericanos estudiando y trabajando aquí y mi tarea era contactarlos.
Era secretario general de la interna de La Razón en enero del 59 cuando fui a Cuba junto con Latendorf y la madre del Che. Nos encontramos con el Che. Si veía que uno coincidía con sus planteos, inmediatamente lo comprometía en sus proyectos para impulsar las guerrillas y movimientos insurreccionales en América Latina.
El Che y la Revolución Cubana
Eran jóvenes como uno que habían tomado el poder, era la primera vez que en América latina un grupo de jóvenes tomaba el poder en una revolución que después derivaría hacia el socialismo. Había un respeto inmenso. Cuando uno discutía con él se encontraba con que a veces, ante las primeras reacciones negativas del Che, uno capitulaba. Pensaba: “Han hecho la revolución, ¿no será que tienen más razón que cualquier posición teórica?”. También estaba John William Cooke junto a él en ese momento, que era un hombre con gran formación política y creo que le sucedía lo mismo.
Entre los años 60 y 64 estuve pegado a la idea del foco, recién en 1965 elaboré mis discrepancias. “No es que no debiera haber guerrillas —decía yo— sino que las guerrillas debían responder a las decisiones políticas de un partido que, a su vez, por ser revolucionario debía expresar los intereses del proletariado y de las masas populares”. En Perú, De la Puente Uceda mantuvo la idea del foco, la llevó adelante y fue rápidamente derrotado en 1965. El Che no aceptaba el esquema que planteábamos. Nos integramos en una organización que se llamó Vanguardia Revolucionaria que creció hasta un punto que fue determinante en la creación de una central obrera, de las federaciones mineras y campesinas, de la federación metalúrgica, fuimos un sector fuerte del movimiento estudiantil... Éramos una organización fraterna con Cuba, pero con disidencias.
Es sorprendente que un joven que no hubiera tenido formación económica haya sido presidente del Banco de Cuba, y que le hubieran encargado la organización de la economía socialista. Afrontaba un problema de la época: su única referencia era la de los países llamados socialistas, de los que Cuba empezaba a depender a partir del bloqueo y de las relaciones económicas, de tal manera que el compromiso económico trajo un compromiso político progresivo, discutido, peleado... Pero el Che comenzó a tener diferencias con la concepción burocrática. Cuando levantó la concepción de los estímulos morales en la construcción del socialismo, y la supresión de la ley del valor, se encontró con la losa impenetrable de Bettelheim, del COMECON, de Rusia, de los teóricos al servicio de Moscú, etc., etc. Yo sabía, por la literatura trotskista y por mi formación, que en la URSS no se construía el socialismo. En última instancia, quienes asumían una posición crítica capitulaban ante la idea del socialismo real y en ese posibilismo del socialismo real se alineó casi toda la izquierda mundial.
Trotsky en La Habana
Según Hilda Gadea, en Guatemala empezó a leer a Marx y algo de Lenin, a Trotsky no. No había leído a Trotsky. Lo comenzó a leer en Cuba. (...) Después de mucho buscar por La Habana encontré La revolución permanente y se lo llevé. A los quince días me llamó, tenía el libro todo subrayado y me dijo que Trotsky tenía razón, que su pensamiento era coherente “pero es muy tarde para mí”. Él no había transitado esa educación marxista de izquierda, se había formado con esa capacidad genial que tenía de una manera despareja. Había entendido el protagonismo de la clase obrera y el carácter permanente de la revolución, pero me dijo: “Ya es muy tarde para mí porque yo no tuve esa escuela y sin embargo me fue bien con lo que aprendí con Fidel”.
En el libro El año que estuvimos en ninguna parte sobre el tiempo que el Che estuvo en el Congo, dicen que a sus compañeros les llamó la atención que leyera tanto a Trotsky. El doctor Alvarado, que era dueño de una clínica donde él estuvo internado dos meses en La Paz para preparar la guerrilla, me contó que el Che tenía diez o quince libros de Trotsky que los devoraba. Creo que era evidente que buscaba una perspectiva histórica y una concepción estratégica particular cuando encontró la muerte.
En: Luis Bruschtein. "La revolución es un sueño eterno". Página 12, 5 de enero de 1997.
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 13 - 16/5/98
LA REALIDAD AMERICANA
Hace 30 años, en 1966, después de haber estado en ninguna parte, un hombre preparaba la memoria y la esperanza para que la vida volviera a América... Su nombre y su recuerdo fueron enterrados por los sepultureros reiterados de la historia. Para algunos se llamó Ernesto y se apellidó Guevara de la Serna. Para nosotros fue y es el che...
Ciudadano del mundo, Che recuerda lo que ya sabíamos desde Espartaco y que a veces olvidamos: la humanidad encuentra en la lucha contra la injusticia un escalón que la eleva, que la hace mejor, que la convierte en más humana.
Tiempo después la memoria y la esperanza le tomaron la mano para escribir en su carta de despedida: "Un día pasaron preguntando a quién se debería avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). (...) Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos". Y entonces el Che siguió su camino.
Al despedirse, por decir "hasta luego", el Che decía "hasta la victoria siempre" como quien dice "nos vemos al rato"...
Hace 29 años, el Poder nos dijo que la historia había terminado en la quebrada del Yuro. Dijeron que la posibilidad de una realidad diferente, mejor, fue destruida. Dijeron que la rebeldía terminó.
¿Terminó?
Una rápida ojeada a la prensa de estos días puede ayudarnos a responder...
Hace 30 años el Che soñaba y repetía el sueño de una realidad transformada, nueva, mejor. El sueño de la rebeldía. Ese sueño atravesó el tiempo y las montañas y se repitió de nuevo, igual pero diferente, en las montañas del sureste mexicano. El sueño que hoy nos convoca es ruptura y continuidad con ese sueño del Che Guevara, así como su sueño fue ruptura y continuidad de ese otro sueño que desveló por igual a Simón Bolívar y a Manuelita Sáenz. En 1816, Simón Bolívar y Manuelita Sáenz desvelaban el anhelo de una América unida. La historia que vende el Poder nos enseña que el fértil desvelo que liberó Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia se truncó años después por las fronteras que con sus muros fragmentaron el sueño bolivariano. ¿Se truncó?
... Los autores intelectuales del delirio que nos convoca, los locos que se atrevieron antes que nosotros a soñar nuestro anhelo son: Manuelita Sáenz, Simón Bolívar, Ricardo y Enrique Flores Magón, Emiliano Zapata y Ernesto el che Guevara.
180 años, 85 años, 80 años, 30 años después, somos y no somos los mismos.
Somos el final, la continuación y el comienzo...
Somos seres humanos haciendo lo que debe de hacerse en la realidad, es decir, soñando.
Pero se me ocurre ahora que lo más importante de soñar en la realidad es saber qué es lo que termina, qué es lo que continúa, y, sobre todo, qué es lo que comienza...
El gran Poder mundial no ha encontrado aún el arma para destruir los sueños. Mientras no la encuentre, seguiremos soñando, es decir, seguiremos triunfando...
Subcomandante Insurgente Marcos
La Realidad Americana, abril de 1996 (fragmentos).
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 18 - 20/6/98
Los esperamos el sábado 8 de noviembre, "Influencia del Che en la Argentina". Buenas tardes.
Bibliografía
La influencia del Che y la Revolución Cubana en América Latina
1- John William Cooke. "Carta de Cooke a Perón. La Habana, 3 de marzo de 1962". En: Ernesto Goldar. John William Cooke y el peronismo revolucionario. (cap. 2: "Polémica Cooke-Perón"; pp. 87-97). CEAL, Buenos Aires, 1985.
2- Juan Domingo Perón-John William Cooke. Correspondencia Perón-Cooke. Tomo II. Parlamento. "De Cooke a Perón". La Habana, enero de 1966.
3- Michael Lowy. El marxismo en América Latina. (De 1909 a nuestros días). Ediciones Era. 1982. Cap. 4: II. "El castrismo y el guevarismo" (pp. 280-347). "Douglas Bravo, La guerrilla en Venezuela" (1964). "Camilo Torres, Mensaje a los cristianos" (1966). "La declaración de la OLAS" (1967). "La guerrilla urbana de los Tupamaros" (1968). "Roque Dalton, El Salvador, el istmo y la revolución" (1969). "Declaración de Principios del MIR" (1965). "El MIR y la Unidad Popular en Chile" (1973). "Miguel Enríquez, Las causas de la derrota" (1974). "La Junta de Coordinación Revolucionaria" (1974). "Carlos Fonseca Amador, El Frente Sandinista en Nicaragua" (1969). "Comunicado del Frente Sandinista de Nicaragua" (1978). "El programa sandinista para los campesinos de Nicaragua" (1979). "EGP de Guatemala, La revolución y los indígenas" (1979). "Coordinadora Revolucionaria de masas de El Salvador, Programa del Gobierno Democrático Revolucionario" (1980).
4- Frei Betto. "Carta abierta a Ernesto Che Guevara". En Casa de las Américas, Nº 206. Enero-marzo de 1997.
5- Adolfo Sánchez Vázquez. "La gran lección del Che". En Casa de las Américas, Nº 206. Enero-marzo de 1997.
6- Manuel Vázquez Montalbán. "En defensa del romanticismo". En Casa de las Américas, Nº 206. Enero-marzo de 1997.
7- Francisco Urondo. "Descarga". En Casa de las Américas, Nº 206. Enero-marzo de 1997.
8- Néstor Cerpa Cartolini. "El Cholo “Evaristo”". En revista Tupamaros. Mayo de 1997 (pp. 8 y 9).
9- Subcomandante Insurgente Marcos. "La historia de los espejos". Mayo de 1995. En: EZLN. Documentos y comunicados. 2. 15 de agosto de 1994/ 29 de septiembre de 1995. Prólogo de Antonio García León. Crónica de Carlos Monsiváis. Ediciones Era, México, 1995. (pp. 367-388)
10- Subcomandante Insurgente Marcos. "Somos producto del encuentro de la resistencia indígena con la generación de la dignidad". 25 de agosto de 1995. En: EZLN. Documentos y comunicados. 2. 15 de agosto de 1994/ 29 de septiembre de 1995. Prólogo de Antonio García León. Crónica de Carlos Monsiváis. Ediciones Era, México, 1995. (431-434)
11- Subcomandante Insurgente Marcos. "Mensaje del EZLN en la Ceremonia de Inauguración de la Reunión Preparatoria Americana del Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo". La Realidad, América. 4 de abril de 1996.
12- Tupamaros. "El Che. Un hombre del siglo XXI". En: Tupamaros. Año 2, Nº 15, segunda época, 8 de octubre de 1997. (pág. 16).
Los cuadernillos de las desgrabaciones y de los textos que se indican en la bibliografía están disponibles para consulta en la Biblioteca Popular Héctor Germán Oesterheld.
Anexo
MAESTRO Y FORJADOR
... Veo al Che como un gigante moral que crece cada día, cuya imagen, cuya fuerza, cuya influencia se han multiplicado por toda la tierra.
¿Cómo podría caber bajo una lápida?
¿Cómo podría caber en esta plaza?
¿Cómo podría caber únicamente en nuestra querida pero pequeña isla?
Sólo en el mundo con el cual soñó, para el cual vivió y por el cual luchó hay espacio suficiente para él.
Más grande será su figura cuanta más injusticia, más explotación, más desigualdad, más desempleo, más pobreza, hambre y miseria imperen en la sociedad humana.
Más se elevarán los valores que defendió cuanto más crezca el poder del imperialismo, el hegemonismo, la dominación y el intervencionismo, en detrimento de los derechos más sagrados de los pueblos, especialmente los pueblos débiles, atrasados y pobres que durante siglos fueron colonias de Occidente y fuentes de trabajo esclavo.
Más resaltará su profundo sentido humanista cuantos más abusos, más egoísmo, más enajenación; más discriminación de indios, minorías étnicas, mujeres, inmigrantes; cuantos más niños sean objeto de comercio sexual u obligados a trabajar en cifras que ascienden a cientos de millones; cuanta más ignorancia, más insalubridad, más inseguridad, más desamparo.
Más descollará su ejemplo de hombre puro, revolucionario y consecuente mientras más políticos corrompidos, demagogos e hipócritas existan en cualquier parte.
Más se admirará su valentía personal e integridad revolucionaria mientras más cobardes, oportunistas y traidores pueda haber sobre la tierra; más su voluntad de acero mientras más débiles sean otros para cumplir el deber; más su sentido del honor y la dignidad mientras más personas carezcan de un mínimo de pundonor humano; más su fe en el hombre mientras más escépticos; más su optimismo mientras más pesimistas; más su audacia mientras más vacilantes; más su austeridad, su espíritu de estudio y de trabajo, mientras más holgazanes despilfarren en lujos y ocios el producto del trabajo de los demás...
Che fue maestro y forjador de hombres como él. Consecuente con sus actos, nunca dejó de hacer lo que predicaba... Nada para él era imposible, y lo imposible era capaz de hacerlo posible.
... Sus ideas acerca de la revolución en su tierra de origen y en el resto de Suramérica, pese a enormes dificultades, eran posibles. De haberlas alcanzado, tal vez el mundo de hoy habría sido diferente.
Un combatiente puede morir, pero no sus ideas. ¿Qué hacía un hombre del gobierno de Estados Unidos allí donde estaba herido y prisionero el Che? ¿Por qué creyeron que matándolo dejaba de existir como combatiente? Ahora no está en La Higuera, pero está en todas partes, dondequiera que haya una causa justa que defender. Los interesados en eliminarlo y desaparecerlo no eran capaces de comprender que su huella imborrable estaba ya en la historia y su mirada luminosa de profeta se convertiría en un símbolo para todos los pobres de este mundo, que son miles de millones... Che está librando y ganando más batallas que nunca.
Fidel Castro
17/10/97. En: Granma, Nº 208 (fragmentos).
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 6 - 1/11/97
Ricardo Napurí / FORMADO POR SILVIO FRONDIZI Y COMPAÑERO DEL CHE
Nací en agosto de 1925. Mi madre era inmigrante argentina y mi padre criollo, un señor semipudiente de Lima, arruinado después por la crisis económica del Perú. Fui obrero minero, muy temprano a los 11 años, y trabajador de una fábrica de lino.
En 1943 entré a la fuerza aérea peruana porque la universidad era paga y no tenía medios para pagarla. El 3 de octubre de 1948 se produjo un levantamiento de la marinería de la izquierda aprista y sectores obreros apristas. Yo era jefe de una escuadrilla de aviones y me ordenaron bombardear a los insurrectos. Me negué. Me sometieron a Consejo de Guerra y me deportaron.
Opté por la Argentina. Fui a la facultad de Derecho a preguntar si podía ingresar a la carrera. Hacía pocos días se había producido el golpe de Odría y los alumnos me pidieron que les explicara lo que pasaba en Perú. Al salir de esa charla me esperaban tres tipos de la sección especial de la Policía Federal. Me llevaron para que explicara qué hacía yo con los opositores. Había una controversia entre la universidad y el movimiento obrero.
El maestro Silvio Frondizi
Un pariente fue al estudio de los hermanos Silvio y Arturo Frondizi y encontró a Silvio. Me sacó justo cuando me iban a deportar de nuevo a Perú. Ingresé al grupo Praxis y recibí una formación casi personalizada de Silvio Frodizi. Praxis era más que nada un grupo de reflexión y formación, pero yo quedé como el “activista” del grupo. Había 30 ó 40 mil latinoamericanos estudiando y trabajando aquí y mi tarea era contactarlos.
Era secretario general de la interna de La Razón en enero del 59 cuando fui a Cuba junto con Latendorf y la madre del Che. Nos encontramos con el Che. Si veía que uno coincidía con sus planteos, inmediatamente lo comprometía en sus proyectos para impulsar las guerrillas y movimientos insurreccionales en América Latina.
El Che y la Revolución Cubana
Eran jóvenes como uno que habían tomado el poder, era la primera vez que en América latina un grupo de jóvenes tomaba el poder en una revolución que después derivaría hacia el socialismo. Había un respeto inmenso. Cuando uno discutía con él se encontraba con que a veces, ante las primeras reacciones negativas del Che, uno capitulaba. Pensaba: “Han hecho la revolución, ¿no será que tienen más razón que cualquier posición teórica?”. También estaba John William Cooke junto a él en ese momento, que era un hombre con gran formación política y creo que le sucedía lo mismo.
Entre los años 60 y 64 estuve pegado a la idea del foco, recién en 1965 elaboré mis discrepancias. “No es que no debiera haber guerrillas —decía yo— sino que las guerrillas debían responder a las decisiones políticas de un partido que, a su vez, por ser revolucionario debía expresar los intereses del proletariado y de las masas populares”. En Perú, De la Puente Uceda mantuvo la idea del foco, la llevó adelante y fue rápidamente derrotado en 1965. El Che no aceptaba el esquema que planteábamos. Nos integramos en una organización que se llamó Vanguardia Revolucionaria que creció hasta un punto que fue determinante en la creación de una central obrera, de las federaciones mineras y campesinas, de la federación metalúrgica, fuimos un sector fuerte del movimiento estudiantil... Éramos una organización fraterna con Cuba, pero con disidencias.
Es sorprendente que un joven que no hubiera tenido formación económica haya sido presidente del Banco de Cuba, y que le hubieran encargado la organización de la economía socialista. Afrontaba un problema de la época: su única referencia era la de los países llamados socialistas, de los que Cuba empezaba a depender a partir del bloqueo y de las relaciones económicas, de tal manera que el compromiso económico trajo un compromiso político progresivo, discutido, peleado... Pero el Che comenzó a tener diferencias con la concepción burocrática. Cuando levantó la concepción de los estímulos morales en la construcción del socialismo, y la supresión de la ley del valor, se encontró con la losa impenetrable de Bettelheim, del COMECON, de Rusia, de los teóricos al servicio de Moscú, etc., etc. Yo sabía, por la literatura trotskista y por mi formación, que en la URSS no se construía el socialismo. En última instancia, quienes asumían una posición crítica capitulaban ante la idea del socialismo real y en ese posibilismo del socialismo real se alineó casi toda la izquierda mundial.
Trotsky en La Habana
Según Hilda Gadea, en Guatemala empezó a leer a Marx y algo de Lenin, a Trotsky no. No había leído a Trotsky. Lo comenzó a leer en Cuba. (...) Después de mucho buscar por La Habana encontré La revolución permanente y se lo llevé. A los quince días me llamó, tenía el libro todo subrayado y me dijo que Trotsky tenía razón, que su pensamiento era coherente “pero es muy tarde para mí”. Él no había transitado esa educación marxista de izquierda, se había formado con esa capacidad genial que tenía de una manera despareja. Había entendido el protagonismo de la clase obrera y el carácter permanente de la revolución, pero me dijo: “Ya es muy tarde para mí porque yo no tuve esa escuela y sin embargo me fue bien con lo que aprendí con Fidel”.
En el libro El año que estuvimos en ninguna parte sobre el tiempo que el Che estuvo en el Congo, dicen que a sus compañeros les llamó la atención que leyera tanto a Trotsky. El doctor Alvarado, que era dueño de una clínica donde él estuvo internado dos meses en La Paz para preparar la guerrilla, me contó que el Che tenía diez o quince libros de Trotsky que los devoraba. Creo que era evidente que buscaba una perspectiva histórica y una concepción estratégica particular cuando encontró la muerte.
En: Luis Bruschtein. "La revolución es un sueño eterno". Página 12, 5 de enero de 1997.
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 13 - 16/5/98
LA REALIDAD AMERICANA
Hace 30 años, en 1966, después de haber estado en ninguna parte, un hombre preparaba la memoria y la esperanza para que la vida volviera a América... Su nombre y su recuerdo fueron enterrados por los sepultureros reiterados de la historia. Para algunos se llamó Ernesto y se apellidó Guevara de la Serna. Para nosotros fue y es el che...
Ciudadano del mundo, Che recuerda lo que ya sabíamos desde Espartaco y que a veces olvidamos: la humanidad encuentra en la lucha contra la injusticia un escalón que la eleva, que la hace mejor, que la convierte en más humana.
Tiempo después la memoria y la esperanza le tomaron la mano para escribir en su carta de despedida: "Un día pasaron preguntando a quién se debería avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). (...) Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos". Y entonces el Che siguió su camino.
Al despedirse, por decir "hasta luego", el Che decía "hasta la victoria siempre" como quien dice "nos vemos al rato"...
Hace 29 años, el Poder nos dijo que la historia había terminado en la quebrada del Yuro. Dijeron que la posibilidad de una realidad diferente, mejor, fue destruida. Dijeron que la rebeldía terminó.
¿Terminó?
Una rápida ojeada a la prensa de estos días puede ayudarnos a responder...
Hace 30 años el Che soñaba y repetía el sueño de una realidad transformada, nueva, mejor. El sueño de la rebeldía. Ese sueño atravesó el tiempo y las montañas y se repitió de nuevo, igual pero diferente, en las montañas del sureste mexicano. El sueño que hoy nos convoca es ruptura y continuidad con ese sueño del Che Guevara, así como su sueño fue ruptura y continuidad de ese otro sueño que desveló por igual a Simón Bolívar y a Manuelita Sáenz. En 1816, Simón Bolívar y Manuelita Sáenz desvelaban el anhelo de una América unida. La historia que vende el Poder nos enseña que el fértil desvelo que liberó Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia se truncó años después por las fronteras que con sus muros fragmentaron el sueño bolivariano. ¿Se truncó?
... Los autores intelectuales del delirio que nos convoca, los locos que se atrevieron antes que nosotros a soñar nuestro anhelo son: Manuelita Sáenz, Simón Bolívar, Ricardo y Enrique Flores Magón, Emiliano Zapata y Ernesto el che Guevara.
180 años, 85 años, 80 años, 30 años después, somos y no somos los mismos.
Somos el final, la continuación y el comienzo...
Somos seres humanos haciendo lo que debe de hacerse en la realidad, es decir, soñando.
Pero se me ocurre ahora que lo más importante de soñar en la realidad es saber qué es lo que termina, qué es lo que continúa, y, sobre todo, qué es lo que comienza...
El gran Poder mundial no ha encontrado aún el arma para destruir los sueños. Mientras no la encuentre, seguiremos soñando, es decir, seguiremos triunfando...
Subcomandante Insurgente Marcos
La Realidad Americana, abril de 1996 (fragmentos).
En: Boletín “Cátedra Che”, Nro. 18 - 20/6/98
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